El que avisa no es traidor: ir maquillada en un vuelo es (muy) perjudicial para tu piel
¿Sabes todo lo que le ocurre a la piel de tu rostro cuando pasas horas encerrada en un avión en las alturas? Te lo contamos y te enseñamos a prevenirlo.
“Nos gusta volar. Nos gusta viajar. Pero a nuestra piel no tanto. Todos hemos notado esa sensación al bajar del avión de una piel deshidratada y muy propia de un protagonista de un apocalipsis zombie”. Lo cuentan en su maravilloso blog dedicado a la belleza nuestras amigas de Laconicum –la tienda online de cosmética nicho e independiente que se ha convertido en punto beauty de referencia–. Y nos dan pie a hacernos una de las preguntas más alarmantes del verano (después de haber entendido de una vez por todas lo importante que es la protección solar, claro): ¿qué le pasa a nuestra piel cuando la sometemos a los cambios de ambiente, temperatura, presión y humedad que implica un vuelo?
Pues la respuesta tiene chicha. No se resume en una sola reacción visible, sino que todo este festival de asaltos a nuestra piel desencadena un montón de procesos -algunos, por cierto, inapreciables a simple vista- que van a perjudicar y mucho la salud y el aspecto de nuestro rostro. Y no es baladí. Según los últimos datos del portal de viajes Expedia, «los españoles cada vez vuelan más lejos. La proporción de vuelos internacionales desde España durante el verano ha visto un aumento de casi el 5%». Por eso, más vale prevenir que curar cuando se trata de agentes que afectan a la salud de la piel. A saber:
– El aire presurizado de la cabina absorbe la humedad de la piel: tanto que el agua que contiene nuestro cuerpo se reduce al 20% del total. “Ni siquiera la frente, que es la parte más resistente del rostro, mantiene las condiciones óptimas de líquidos en tales condiciones”, advierten los expertos.
– El ambiente seco combinado con el aire acondicionado provoca que sintamos esa piel seca, deshidratada y tirante, también en las manos y labios cortados.
– La presión y la falta de humedad hace que incluso surjan rojeces, granitos y erupciones.
– Súmale el miedo a volar (si se tiene) y los nervios que éste provoca. “El estrés influye en la piel mediante distintos mecanismos. Fundamentalmente, modifica el sistema inmunológico, bajando las defensas cutáneas a la vez que activa otras vías de inflamación cutánea, y también estimula la producción de adrenalina y de cortisol que, al actuar sobre los receptores de la piel, ejercen cambios en la misma”, explicaba Mayte Truchuelo, dermatóloga del Instituto Dermatológico de Vithas Internacional, a S Moda.
Así que sí: volar –sobre todo si se trata de viajes largos– supone toda una heroicidad para nuestra piel, en especial para la del rostro y, a menudo, para la de las manos, que reciben todos los estímulos negativos que provoca dicha atmósfera.
Quizá tengas en mente que las pieles grasas no se resecan igual con estos ambientes o incluso pienses que les pueden venir bien… Sin embargo, y aunque es cierto que los sufren menos al ser su capa hidrolípica más gruesa, el efecto se produce y pueden aparecer síntomas a la larga y llegar a cambiar la predisposición y reacciones de nuestra piel.
Por eso hay que cuidarse de manera extra sí o sí cuando esto vaya a suceder. Aprendamos de las celebrities no solo a compartir selfies luciendo antifaz o bajar resplandecientes del avión y ataviadas con lookazos, sino también a imitar los exhaustivos rituales de belleza que llevan a cabo antes, durante y después del vuelo, tal y como han confesado algunas tan beauty adictas como Victoria Beckham, Natalie Portman o Zoe Kravitz.
«Cuando estoy de viaje, me aseguro de quitarme el maquillaje, limpiarme la cara y luego cubrirme con el dúo de activador de colágeno de células madre de Sarah Chapman. Me aseguro de ponerlo en mi cuello y alrededor de mis ojos también… El aire del avión es horrible, pero esto hace que mi piel se sienta muy agradable», confesaba la ex-Spice a Into the Gloss. Portman, por su parte, tiene un must multiusos: «No consigo mantener en equilibrio el cuidado de la piel cuando viajo, pero he descubierto el aceite de rosa mosqueta. Los vuelos son muy duros para la piel y lo hacen muy seco, así que lo probé y realmente funcionó. Ahora siempre viajo con él». Y aún hay un par de trucos de celebrity pensados especialmente para salir del avión con buena cara, cortesía de Zoe Kravitz: «Me encanta el agua de belleza de Caudalie, es genial después de un vuelo; me despierta y me encanta su olor a menta. También tengo que tener un Touche Éclat de YSL en mi bolso para cualquier retoque de última hora. Es bueno para cuando aterrizas».
No es tarea sencilla ni apta para perezosas, pero seguir unos sencillos pasos y llevar siempre contigo un pequeño neceser será suficiente para preparar tu piel para las inclemencias del vuelo. Y sí: te los vamos a contar uno por uno, aquí.
1. “Durante tres días antes del viaje, bebe un vaso de zumo de limón caliente para contrarrestar los efectos de la hormona del cortisol que se desarrollan con los nervios y el estrés”, recomienda la Doctora Truchuelo.
2. Llega al avión, a poder ser, sin maquillar y, una vez en él, lávate la cara lo antes posible. Utiliza un gel limpiador en versión mini o hazte con unas toallitas desmaquillantes de calidad -aviso: estas solo para emergencias- si te resultan más cómodas.
3. Aplica un sérum con ácido hialurónico. Para que rellene y suavice la piel aportándole la máxima hidratación posible en cosmética. Aportará, además, un efecto antioxidante más que necesario.
4. Hidrata a conciencia el contorno de ojos y mantenlo fresco para evitar la hinchazón y el rostro cansado.
5. Utiliza crema solar. Aunque estés en un interior, la radiación a tan elevadas alturas puede ser muy agresiva. Y sí: aunque los rayos UVB no traspasan, los UVA pueden llegar con facilidad a hacer efecto en tu piel.
6. Cuida a menudo las manos con una crema hidratante y reparadora.
7. Protege los labios con un bálsamo lo más nutritivo posible.
8. Rehidrata a menudo con un mist facial antipolución. Elige brumas y aguas termales que sean ultra-hidratante.
9. Un plus: combate las piernas cansadas e hinchadas con un gel de efecto drenante y refrescante.
10. Aplica un agua de belleza y algo de corrector al finalizar el vuelo.
+1. Si puedes, viaja en barco. Dato curioso: visto lo visto, está claro que el avión es el medio de transporte más agresivo hacia nuestra piel; los que menos, en cambio, son el tren –en el que no estará de más hidratar tus ojos con un colirio para paliar los efectos del aire acondicionado– y el barco –en el que será imprescindible la protección solar, también en el cabello–.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.