Gua Sha, la piedra rosa favorita de Instagram: ¿otro timo del ‘wellness’?
La idea de prevenir el envejecimiento facial con este método tradicional chino que se vale de piedras colores pastel muy apetecibles gana peso en redes como reflejo de una industria del bienestar que no para de crecer, aunque no exenta de críticas y peligros.
Su éxito no sorprende. Con el auge de un estilo de vida que apuesta por cuidar cuerpo y mente, por lo natural, el hazlo tú mismo y lo ‘instagrameable’, la recuperación de esta técnica ancestral cumple todos los requisitos para triunfar. El Gua Sha facial es un masaje en rostro y cuello que se puede realizar en casa o en algún centro especializado valiéndose de piedras planas de cuarzo rosa (color millennial por excelencia) o de jade, siguiendo de cerca la tendencia de los rodillos de estos mismos materiales. Aunque el raspado con estas piedras se puede realizar también en otras partes del cuerpo como la espalda (empleando más fuerza y llegando incluso a dejar marcas rojas similares a las de otras pseudoterapias hermanas como las ventosas), cuando se usa para tratar la cara el masaje es más suave y se realiza con aceites o productos que facilitan la tarea. Lo que promete: drenar la piel, mejorar su circulación, rejuvenecerla al liberar tensión de los tejidos o incluso disminuir el acné y conseguir que reaparezca en menor medida. Tutoriales de Youtube que explican con detalle cómo realizarla, como el de Sandra Lanshin, propietaria de un centro neoyorquino especializado en este tipo de tratamientos holísticos, artículos, bodegones preciosistas con las piedras como protagonistas en imágenes de Pinterest o los más de 40.000 resultados que arroja la búsqueda de la etiqueta ‘#guasha’ en Instagram confirman la tendencia, pero ¿es real su efectividad o se suma a la lista de tratamientos sin beneficio demostrado que la prolífica industria wellness intenta vender?
Para el doctor Javier Pedraz Muñoz, dermatólogo y médico estético del Hospital Universitario Quirón Salud, la respuesta es clara: “El tratamiento no tiene base científica como tal”. El masaje en sí, independientemente del uso de la piedra, “sí puede tonificar y aumentar la vascularización (el flujo de sangre) en la zona”, explica. Pero subraya que no se trata más que de un efecto efímero. “A veces, por el masaje o el producto, puede haber una primera sensación de efectividad. La piel enrojece o se nota más tersa. Luego, a largo plazo, estás igual”. Incluso la idea de considerarlo como tratamiento complementario y no exclusivo tiene sus flaquezas según el dermatólogo, “de entrada se plantea como algo de dudosa efectividad, no funciona lo suficiente por sí solo. Si se combinara con otro habría que ver cómo de eficaz es ese primer tratamiento y cómo ambos se complementan, pero a pesar de ello, no hay evidencia de que funcione más allá de un primer momento o impresión”.
No es una tendencia aislada, englobada dentro de la naturopatía y aunque su aplicación no parece presentar riesgos directos para la salud -“quizás algún traumatismo en los casos en los que se aplica con fuerza en otras zonas del cuerpo o posibles efectos secundarios en la piel a largo plazo como cicatrices”, apunta Javier Pedraz-, existe un problema de mayor calado que se extiende a gran parte de la industria generada en torno al bienestar.
Cómo el wellness en realidad podría poner en riesgo tu salud
Un reportaje publicado recientemente en el suplemento de The New York Times sobre el caso de Goop, el imperio de 250 millones de dólares que Gwyneth Paltrow ha levantado en una década empezando con una newsletter que recomendaba recetas y que ahora cuenta con un amplio catálogo de productos pseudoterapéuticos, de moda, podcasts y cumbres de bienestar de entre 500 y 4.500 dólares la entrada, ponía de relieve casos concretos dañinos (algunos con consecuencias dramáticas) por realizar según qué tratamientos de los que promueven. Su autora, la periodista Taffy Brodesser-Akner, que ha seguido de cerca a Paltrow acudiendo a su charla en Harvard, al encuentro de Goop o yendo a cenar a su propia casa para entrevistarla, señalaba que además de “ridículas”, algunas de estas terapias que ha recomendado la actriz desde su web y en entrevistas, como la apiterapia (picaduras de abeja para combatir la inflamación) han resultado mortales. Fue el caso en 2015 de una mujer de 55 años en España que se sometió a ella durante dos años a pesar de que nunca se ha demostrado su efectividad, según señalaba un informe de la revista Journal of Investigational Allergology and Clinical Inmunology este año.
Ni la primera ni la última de las ideas que Paltrow y su equipo promueven (y después materializan en productos que venden en su tienda) que se ha puesto en tela de juicio, aunque el negocio sigue creciendo. Excentricidades como los huevos de jade para vaginas que prometen mejorar la vida sexual o los enemas de café en el colón “para limpiarlo” y con supuestos beneficios tan dispares como aliviar el dolor o la depresión de los que no hay evidencia, pero que sí se ha demostrado que son peligrosos, llegando a causar infecciones, perforaciones y también muertes. Así lo señalaba en su artículo de The Guardian No escuches a Gwyneth Paltrow: mantén el café bien lejos de tu recto la doctora Jen Gunter, una mediática ginecóloga que lleva desde 2015 alertando sobre el daño que la industria wellness, con Gwyneth a la cabeza, está causando.
La misma doctora, a raíz del reportaje sobre Goop, ha publicado también en The New York Times otro artículo apuntando al quid de la cuestión: “Intentar algo natural’ puede llevar a las personas con enfermedades graves a posponer la atención médica efectiva”. O como señalaba el doctor Pedraz a S Moda, estas terapias naturales pueden llegar a interpretarse como sustitutivos: “Muchos pacientes recurren a ellas cambiándolas por terapias que se han demostrado que sí son efectivas escudándose en el ‘me estoy tratando’, pero no lo están haciendo en realidad”. Una tendencia especialmente peligrosa cuando se habla de pacientes más vulnerables o con enfermedades graves como cáncer. Gunter recoge en su pieza un estudio de este mes de julio y señala que “los pacientes con cáncer que optan por prácticas médicas alternativas, muchas de ellas promovidas por compañías que venden productos de valor cuestionable, tienen más probabilidades de morir”.
Gurús del bienestar, ¿una nueva religión?
Gwyneth Paltrow desde Goop no es la única recomendando este tipo de terapias afines al Gua Sha -vende los rodillos de cuarzo rosa para masaje facial en su web a 45 dólares- , infinidad de páginas de internet y centros promueven todo tipo de remedios naturales y terapias alternativas a la medicina como panacea, ¿entonces por qué cuando se habla de la industria del bienestar su nombre resuena y se señala con más ahínco que ningún otro? Para Jen Gunter y Taffy Brodesser-Akner esto tiene que ver con la idea de personaje. Para la primera existe una tendencia a “adorar” a estos “falsos ídolos del bienestar” que potencian el negocio, para la segunda está la evidencia de que el éxito en el caso concreto de Goop no existiría sin el nombre de Gwyneth asociado a él: “Su negocio depende de que nadie puede ser ella. Aunque supongo que también de la capacidad de las personas para pensar que podrían serlo”, una cuestión de aspiración que funciona en muchos otros casos de famosos con marcas de estilo de vida y bienestar pero que, para Taffy, Paltrow con Goop ha sabido jugar a fondo: “Tiene el objetivo de tratar cada aspecto del ser humano”.
Estos ‘ídolos’ de los que habla Jen Gunter también se dan a menor escala -o no tan menor, pero sí llegando a un público diferente y más joven- respondiendo al fenómenos de las ‘chamanas modernas’. La divulgadora científica Rocío Vidal señalaba en un vídeo con ese mismo título en su canal de Youtube, La gata de Schrödinger, el caso de las influencers María Cadepe (282.000 seguidores) y Claudia Ayuso (145.000 seguidores), que también es imagen de Greenpeace. En cuestión de meses ambas han virado el tipo de contenidos en sus redes y canales desde algo más dedicado a la moda y el estilo de vida al mundo espiritual, llegando a realizar talleres (patrocinados por marcas), publicando libros orientados al bienestar personal sin tener ningún tipo de calificación al respecto, recomendando el uso de determinadas piedras o cristales (también el cuarzo rosa) por sus poderes sanadores y energéticos o realizando cartas astrales por Skype a 70 libras.
“Este tipo de vida bohemio y espiritual que quieren vender es mentira, es todo materialismo: ve a comer a este restaurante bio, compra estas piedras…”, explica Rocío Vidal vía telefónica. Según ella esto “se debe a que la gente joven ya no se interesa por la religión como tal o las bases católicas y este estilo de vida te da más libertad para ser como tú quieres, atrae más”. Según la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia realizada en 2002 en España la confianza (en mayor o menor grado) de los encuestados en prácticas pseudocientíficas es del 59,8% para la acupuntura, del 52,7% en la homeopatía y del 22,9% para los curanderos. Para Vidal el problema de este tipo de ideas que promueven estas ‘chamanas’ entre la gente joven, con opiniones menos formadas, es similar al que destacan los doctores: “Si les dicen que con esta piedra mejoran ciertos aspectos de su salud, no van a querer ir al médico». ¿La solución? «Más formación científica dentro y fuera de las aulas”.
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