¿Es suficiente con lavarse las manos con agua y jabón para evitar contagios?
Una buena higiene previene uno de cada cuatro contagios de enfermedades respiratorias. Pero no todos los productos valen para lo mismo.
La medicina más barata no se vende en la farmacia. La tienes en cualquier cuarto de baño y se llama jabón de manos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 25% de las infecciones respiratorias se puede evitar solo lavándonos las manos. Y no una, sino varias veces al día. Sobre todo, antes de comer y después de usar el retrete. La maniobra debe realizarse a conciencia, frotando bien las palmas, el dorso de la mano y los espacios entre los dedos. En total, dedícale entre 40 y 60 segundos
En cuanto al jabón, no te comas la cabeza: usa uno normal. En pastilla o en gel, da igual. La FDA (Agencia estadounidense de administración de alimentos y medicamentos) desaconseja los jabones antibacterianos. “Los consumidores quizás piensen que son más eficaces a la hora de evitar la propagación de los microbios. Pero no ha sido demostrado científicamente que sean mejores que el jabón tradicional y el agua”, señalaba la doctora Janet Woodcock, directora del Centro para la Evaluación e Investigación de Fármacos de la FDA en 2016, coincidiendo con una nueva norma por la que se prohibía el uso de 19 ingredientes antisépticos, como el triclosán y el triclocarbán. “Algunos datos sugieren que estos ingredientes antibacterianos pueden ser más perjudiciales que beneficiosos a largo plazo”. ¿Y qué mal puede causar un jabón diseñado para matar a los ‘bichos malos y microscópicos’? Pues desde crear resistencia bacteriana a dañar el microbioma de las manos o actuar como disruptores hormonales.
Sin gérmenes y positivo en alcoholemia
No siempre tenemos un lavabo cerca. O sí, pero no podemos andar con el agua y el jabón a todas horas, como es el caso del personal sanitario. La consigna aquí es recurrir a un desinfectante para manos formulado con al menos un 60% de alcohol. Pero no significa que estos líquidos a base de alcohol sean mejores que el jabón. La doctora Esther Samper (@Shora), autora del blog Medtempus y del libro Si escuece, cura (ed. Cálamo) lo explica así en un interesante hilo en Twitter: ‘Las soluciones hidroalcohólicas llevan usándose desde hace mucho tiempo en hospitales y centros de salud porque permiten a los profesionales sanitarios desinfectarse las manos rápidamente, sin tener que ir cada rato al lavabo». Insiste que es una forma rápida, cómoda y efectiva, “si las manos están visiblemente limpias”. Y aquí está el meollo: si están “de moderada a intensamente sucias, las soluciones hidroalcohólicas pierden mucho de su poder desinfectante porque la suciedad interfiere con su mecanismo de acción. El agua y jabón, en cambio, sí limpian y desinfectan. Por ello es la opción recomendada en general”. Por si fuera poco, advierte: una persona que se limpie reiteradamente las manos con una solución a base de alcohol podría llegar a dar positivo en un control de alcoholemia.
En los últimos años se han popularizado las soluciones hidroalcohólicas (ej: Sterillium) para la higiene de las manos en el día a día. ¿Son la opción recomendada "gold standard" de rutina para nuestras zarpas? ¡Pues no, al contrario! Vamos a explicar por qué. #Medhilo pic.twitter.com/z6cpLjBtZk
— Esther Samper (@Shora) January 29, 2020
En declaraciones a S Moda, la doctora Samper recordaba que un error que cometemos a menudo es llevarnos la mano a la nariz o a la boca al toser o estornudar. Así todos los gérmenes pasan del interior de nuestro sistema respiratorio a la palma de la mano en un santiamén. “Las dos mejores alternativas a la hora de toser o estornudar son dos: hacerlo sobre un pañuelo de papel y desecharlo al momento, o estornudar sobre el antebrazo. Con este gesto evitamos que se contaminen las manos, que son una de las principales vías por las que se transmiten virus y bacterias a los demás”.
No comas con el móvil en la mano
De nada sirve tener las manos como una patena si a continuación trasteamos con objetos poco aseados. Y no hablamos de hurgar en la basura. ¿Cuánto hace que no limpias tu teclado, el móvil o el volante del coche? Más aún, ¿cuántas manos pueden haber tocado el manillar de la elíptica a lo largo del día antes de que tú la uses? No es por agobiarte, pero se calcula que los virus de la gripe pueden llegar a sobrevivir entre 24 y 48 horas en superficies no porosas, como el acero inoxidable y el plástico. Dicho de otra manera, en los picaportes, las barras para agarrarte en el transporte público, los botones de la fotocopiadora… “Multitud de elementos cotidianos contienen gran cantidad de microorganismos –algunos patógenos– y no solemos prestarles atención. De hecho, varios estudios indican que suele haber más microbios en los teléfonos móviles que en los WC, ya que estos se suelen desinfectar con frecuencia”. No se trata de volvernos obsesivos con la limpieza, pero sí de adoptar unas mínimas pautas de higiene y seguridad. “Es importante tener en mente que, si hemos tocado el móvil o un teclado y vamos a comer, debemos lavarnos las manos antes”. O sea, nada de chatear mientras comes un sándwich, ni picotear patatas fritas a la vez que redactas un informe en la oficina.
Lávate las manos, pero cuida la piel y las uñas
Uno de los problemas del primer mundo es que lavarnos las manos con frecuencia acaba por alterar el estado de la piel. Y más, si lo hacemos con agua caliente. La doctora Cristina Schepers, responsable de la Unidad de Dermatología en Clínica Planas, apunta que “los jabones eliminan el manto lipídico de la piel. Su uso muy continuado puede producir deshidratación, dermatitis, rojeces y hasta pequeñas fisuras en la piel”. Sugiere buscar jabones hidratantes y sin jabón o syndet, ya que tienen un pH más ácido, similar al de la piel, y contrarrestan la acción de arrastre de lípidos. “Y aplicar varias veces al día una crema relipidizante para restaurar la barrera cutánea. Si usamos desinfectantes, habrá que incluir en nuestra rutina cremas con postbióticos (partículas proteicas de bacterias) para favorecer la repoblación del microbioma”.
La manicura tampoco lleva bien tanto trajín jabonoso. Carlota Martínez, encargada de Deborah Lippmann en España, recalca que “para que el esmalte dure más tiempo, tenemos que cuidar mucho las manos y las cutículas, hidratándolas y nutriéndolas”. Si en tiempos del coronavirus, la gripe o el resfriado común no queda otra que lavarse las manos con frecuencia, no lo agraves mojándolas de más. “Hay que usar siempre guantes para las tareas domésticas, sobre todo, para fregar los platos. Incluso, para lavar las prendas delicadas a mano”.
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