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Dime qué quieres tapar y te diré qué corrector usar

Los correctores baten récords bendecidos por ‘influencers’ que exhiben digitalmente una piel perfecta. Los hay para todo tipo de imperfecciones y destrezas.

coverbelleza

En los años 90, solo eran unos pocos los elegidos que dominaban el arte de la corrección. Fuera de pasarela, plató de televisión o escenario, casi nadie empuñaba estas armas. Había que comprarlas en tiendas especializadas con acceso restringido a los maquilladores profesionales, y únicamente ellos eran capaces de hacerse con las texturas de los correctores, extremadamente densas. Y no solo eso. Habían tenido que hincar codos hasta entender las teorías del círculo cromático, aprenderse la lista de opuestos, la de los colores primarios, secundarios y terciarios y algún concepto de química orgánica y colorimetría.

Hoy, en una era en la que la perfección cutánea es el leitmotiv de la belleza y en la que dejar entrever rojeces, ojeras, manchas o venitas azuladas en un selfie o posado es inadmisible, el terreno está sobradamente preparado para que las firmas cosméticas abran mercado a neutralizadores de imperfecciones adaptados a la consumidora de a pie. Las redes sociales han contribuido a este auge. La generación milénica se educa a golpe de tutoriales, y entre los vídeos más descargados no faltan ‘expertas’ en la materia que ofrecen sus trucos de aplicación.

Para jugar en la liga de los profesionales, y practicar el clowning (técnica que neutraliza imperfecciones) la consumidora solo tiene que abrir una paleta de correctores –por lo general, con chuleta en la tapa– y saber cuál utilizar. Con eso y un par de tutoriales, será capaz de transformar su piel en 15 minutos, tiempo requerido para hacerlo con cierto nivel. Los vídeos se ruedan a cámara rápida y lo que parece un visto y no visto exige tiempo, pulso y sesiones interminables de prueba error. «Los trucos que controlábamos los profesionales se comparten en las redes con naturalidad», dice Fran Suárez, National Make Up Artist de YSL Beauty Spain. Pero no se sienten amenazados. Tienen muy claro que se trata de reformulaciones de los correctores de antaño, más ligeros, naturales y pensados para neófitas de la materia.

Sin embargo, él mismo alerta sobre ciertos tutoriales, «hay tantos que es fácil perderse. Mi consejo es basarse en muchos y hacerse un cocinado con lo que realmente se quiere y lo que se es capaz de hacer teniendo siempre en cuenta el nivel del que se parte».

Pinturas de guerra

El tono de la piel solo debe influir en el caso de los correctores de ojeras, que deben ser un grado más claros. Solo uno, advierte Suárez, «si se aclara demasiado, puede tirar a gris». Sin embargo, en el caso de los neutralizadores, el problema a tratar es el que manda a la hora de elegir el color. La condición de la piel sí influye, pero solo en la textura. «Las oscuras o bronceadas suelen tener un aspecto más mate y es preferible optar por fórmulas fluidas de acabado satinado o luminoso. Lo mismo ocurre en el caso de las más secas, que tienden a cuartear el maquillaje», aclara el especialista.

La batalla por la perfección comienza en el momento en que una se asoma al espejo –con buena luz y aumento– y, consciente de sus imperfecciones o debilidades, recurre al corrector. Poco después, su rostro tiene dos triángulos amarillos bajo los ojos, puntos de color verde claro salpicados por la frente y la barbilla, pinceladas violeta a lo largo de las aletas de la nariz y una mancha naranja en la mejilla izquierda. Parece imposible que se pueda salir a la calle después, pero el clowning es así. El proceso para difuminar y combinar los correctores con el fondo de maquillaje es lo más difícil, y hay distintas teorías al respecto.

Inma Jiménez del Álamo, formadora de Douglas, recomienda aplicar después una capa de polvos ligeros, no extenderlos y dejarlos actuar durante media hora antes de distribuir con una brocha de manera uniforme para igualar el tono. Fran Suárez, por su parte, afirma que es mejor aplicar el corrector de ojeras y el iluminador después de la base de maquillaje. Según él, «solo los neutralizadores se aplican antes; es mejor utilizar el que se use habitualmente, y la señal que advierte que ya se puede extender el fond de teint es que los correctores ya hayan quedado con un punto blanquecino».

La ventaja de estos es no tener que recurrir después a bases de maquillaje muy pesadas o cubrientes. Como explica María Solans, directora de la agencia y escuela de maquillaje Mary Make Up, «el resultado de aplicar una base en exceso es que la piel se acartona, queda artificial; por eso, es mejor corregir antes las imperfecciones y aplicarla después poco a poco».

¿A dedo o pincel?

Depende del gusto. «Lo importante es aplicar presionando sobre la zona a tratar dos o tres veces sin extender o hacer barrido. En el caso de optar por pinceles, son mejor de fibra sintética, ya que los de pelo natural pueden generar hongos y bacterias», aconseja Fran Suárez.

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