Diane Kendal, maquilladora de Rabanne: “Los jóvenes quieren que todo sea instantáneo, pero se dejan por el camino su sello”
“El maquillaje debe ser apetecible”, dice Diane Kendal, directora creativa de la nueva línea Rabanne Beauty.
Trasladar el espíritu de una casa con más de 60 años de historia a una nueva colección de maquillaje no es sencillo, pero a la hora de idear el color de Rabanne había un punto de salida sobre el que no cabía discusión: “Lo mejor es que partíamos de todo el legado y de un ADN metálico, así que teníamos que empezar por el dorado o el plateado”, explica la maquilladora Diane Kendal, directora creativa de Rabanne Beauty. La herencia inestimable de Paco Rabanne, sus vestidos de cota de malla y, sobre todo, sus reflexiones sobre el concepto de ‘futuro’ sirven de base sobre la que mezclar pigmentos: “Soy inglesa, así que mis primeros recuerdos de la marca son Twiggy y Donyale Luna con aquellos vestidos. Y luego, en París, Françoise Hardy. Uno de los puntos fuertes de la firma es que cuenta con imágenes tan icónicas como clásicas, atemporales. Miras esas fotos ahora y siguen resultado modernas”.
Creada en Milán, durante casi tres años, la línea de maquillaje es completamente vegana y quiere dar respuesta a cualquier requisito del neceser con fondos ligeros, máscaras, sombras, labiales, etc. Pero también a alguna nueva necesidad, como los frasquitos Metal Shot o Glitter Shot que transforman cualquier producto, respectivamente, en otro de acabado metalizado o con purpurina. “Tenía que ser una línea con la que pudieras ser muy clásico, con la que conseguir un maquillaje natural, pero también atrevida y colorida si lo que buscas es eso. Además, los acabados tenían que ser muy fáciles de aplicar, para que pudiera usarlos desde un profesional hasta alguien que no sabe. Creo que va a gustar mucho en redes sociales”, vaticina Kendal. Las redes, con TikTok a la cabeza, están muy presentes a la hora de esbozar cualquier lanzamiento: “Aquí hay mucho con lo que jugar”, apunta la maquilladora frente a un mostrador con sus favoritos, “es una gama divertida, inclusiva y diversa” y las formulaciones están desarrolladas, por ejemplo, para que funcionen mezclándose. Otro imprescindible en 2023 es la sostenibilidad, un hándicap hasta ahora al hablar de brillo: “Se ha avanzado mucho en el campo de las purpurinas y hoy podemos tener estos acabados y calidades en productos biodegradables”, alternativas sostenibles que no se verán afectadas por la nueva normativa de la Unión Europea.
La británica ha vivido en primera persona la evolución del sector al que entró en el vibrante Londres de los primeros noventa, cuando hizo piña con el peluquero Guido Palau o el fotógrafo David Sims: “Parece que aquello era otro mundo. Cuando yo empecé solo había un puñado de gente haciendo esto. Era antes del digital, así que se hacían muchas pruebas con los fotógrafos. La única manera de darse a conocer era trabajar en tu porfolio y luego salir por ahí a enseñarlo. Los procesos eran mucho más lentos. Yo no me estabilicé hasta que llevaba 10 años trabajando. Ahora las nuevas generaciones quieren que todo sea instantáneo, pero se dejan por el camino su sello personal. El tiempo es importante para desarrollar tu estilo, saber qué te gusta. Dicho esto, no creo que lo de antes fuera mejor, solo diferente”. Ella, una de las manos más respetadas por marcas y revistas, ha trabajado con todos los grandes, de Mert & Marcus a Steven Meisel o Mario Sorrenti. Su arte con las brochas ha quedado plasmado en desfiles y campañas de Prada, Dior, Chanel o Louis Vuitton. Y ha estado detrás de los lanzamientos de maquillaje de Marc Jacobs o Zara. Supo que había triunfado durante una producción en Katmandú, “con Kate Moss. Fue la primera vez que dije guau. Entonces una sesión de fotos parecía el plató de una película”.
No quiere caer en la nostalgia, pero parece inevitable romantizar el pasado cuando pinta tan glamuroso como el suyo. Kendal mira hacia delante, hacia ese futuro que tanto seducía a Paco Rabanne, pero reconoce que las pasarelas le siguen inspirando. Las casas de moda son otro testigo de las mejoras: “Creo que los desfiles siempre serán relevantes. En los días de John Galliano en Dior o Alexander McQueen había muchísima creatividad”, dice de unos años especialmente oscuros para la moda, “pero en los últimos tiempos las cosas se han vuelto menos crudas de lo que eran en ese ámbito”. Con Julien Dossena, responsable de diseño en Rabanne, ha coincidido en el desarrollo de este lanzamiento que, a diferencia de lo que sucedía hace unas décadas, enlaza con armonía y sin dramatismos las divisiones de moda y belleza.
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