Pat McGrath, la gran dama del maquillaje: «Busco siempre el siguiente nivel de perfección»
Pat McGrath, quizá la maquilladora más prestigiosa y respetada, rememora sus inicios y reflexiona sobre el papel de la cosmética de color con motivo de la llegada de su línea a Sephora.
Ha creado el maquillaje para miles de desfiles, cientos de campañas y otras tantas portadas. Ha contribuido a definir la belleza de una época y ha desarrollado divisiones de color para firmas como Giorgio Armani, Gucci o Dolce & Gabbana. Sin embargo, Pat McGrath (Londres, 51 años) tuvo que escuchar que ella solo valía para el segundo plano. ¿A quién podría interesarle una barra de labios con su nombre? Resultó que a millones de personas. «Cuando en 2015 mi primer lanzamiento, Gold 001, se agotó en menos de 10 segundos, supe que podía tener mi propia marca de maquillaje», reflexiona. Tres años después, Pat McGrath Labs estaba valorada en 1.000 millones de dólares, según el portal especializado WWD, y cerraba colaboraciones con Supreme o el Museo Metropolitan de Nueva York. En plena expansión global, ahora la línea llega físicamente a España, a Sephora.
La genia de las brochas se estrenó hace casi tres décadas por casualidad, cuando la locutora de radio Janice Long le pidió que la maquillara. «Recuerdo la sensación de infinitas posibilidades, de alegría total. Ir al ‘trabajo’ nunca parecía trabajo. La moda es un negocio que celebra no solo el talento, sino también la voluntad, el deseo y la perseverancia para alcanzar la excelencia». Sigue destilando la emoción de una recién llegada: «¿Qué puede haber mejor que estar en un estudio, sentada con grandes personajes, talentosos y brillantes, hablando riendo y, lo más importante, creando?». Esos personajes de primerísima fila son, en muchas ocasiones, amigos. Y es que la carrera de la artista se ha elevado a la par que la de los grandes nombres con los que ha colaborado durante años. Quizá el tándem más fructífero lo ha formado junto al fotógrafo Steven Meisel, con el que ha ideado todas las portadas de Vogue Italia durante más de dos décadas. Les presentó la modelo Amber Valletta. «Nadie sigue inspirándome como el maestro Steven Meisel. Cuando tienes la suerte de tener un mentor como Steven, como he hecho yo desde 1996, hay momentos en los que sientes que el maquillaje puede trascender al ámbito de las bellas artes». Naomi Campbell, imagen de sus cosméticos desde el año pasado, es íntima desde la misma época: «Nos conocimos en 1994, en una sesión para la revista i-D con Kate Moss. Como te puedes imaginar, yo me moría por conocerla. Fue una de mis primeras producciones en Nueva York y entre foto y foto pedimos noodles. Éramos solo nosotras, tres chicas del sur de Londres, muy divertido. Así que cuando Naomi se convirtió en el rostro de nuestra colección Divine Rose, fue como si hubiéramos cerrado el círculo».
En el backstage de un desfile (y suele hacerse más de 60 por temporada) se convierte en general de un ejército de maquilladores. En las distancias cortas se transforma. Por algo el mundillo la bautizó hace años con el apodo de Mother (madre). Ha aprendido a lidiar con estrellas y con egos. ¿Su consejo? «Nunca te tomes nada como algo personal. Sé creativo, sé flexible. Nuestra labor como maquilladores es comprender la visión del director creativo y encontrar la mejor manera de hacerla realidad».
Su noción del color bebe de lo que aprendió de niña. «Mi madre, Jean, estaba obsesionada con la moda y la belleza». Cuando era pequeña la arrastraba cada viernes de compras, mientras buscaba bases de maquillaje que poder mezclar para conseguir un tono suficientemente oscuro. De ella heredó la pasión y ese matiz audaz que caracteriza sus propuestas. «Le encantaba compartir su saber, su maestría, su libertad. Eso es lo que alimenta el espíritu del Use without caution, el lema de «Usar sin precaución» que puede encontrarse en sus cosméticos. Su trabajo no es una obra de arte, pero podría serlo. Como los cuadros, defiende, «requiere buen ojo para las proporciones, amor por el color y la textura, fuerza de carácter para dedicarse al oficio y buscar siempre el siguiente nivel de perfección».
¿Diría que ha triunfado? «Creo que el secreto del triunfo es no pensar nunca que lo has hecho. Siempre presiono para hacer más; para ir más allá y generar ideas y productos que emocionen; a un maquillador o a cualquier persona que ame el maquillaje y la belleza».
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