¿De verdad necesitamos una mascarilla de hidrogel para el culo?
Marcas especializadas proponen tratamientos específicos hidratantes y reafirmantes para tener un trasero perfecto.
Era lo que nos quedaba por ver: una mascarilla de hidrogel para el culo. Así como suena: igual que las de la cara, pero con dos piezas, una para cada cachete del trasero. Por supuesto, viene de Corea del Sur y sus creadores, la marca Lovbod, no se han comido demasiado la cabeza para darle nombre: Bumbum Mask , que significa, precisamente eso, una mascarilla para donde la espalda pierde su honroso nombre. Una vez adherida a la piel, genera efecto calor calmante y deja salir un cóctel de aminoácidos, colágeno hidrolizado, silicio y vitamina E. El resultado es una retaguardia hidratada y reafirmada. A diferencia de las mascarillas faciales, tiene textura de hidrogel, pero seca, que así no hay posibilidad de manchas accidentales mientras la usas.
Esta chuchería surcoreana llega de la mano de Miin Korean Cosmetics, una distribuidora española que ya nos ha acostumbrado a las sorpresas cosméticas de aquel país asiático. Siempre con un toque sutil y pícaramente ingenuo, muy propio de las orientales. Pero no es la única marca que ha posado sus ojos en el trasero. La neoyorquina Bawdy reivindica haber sido la pionera en lo de poner el foco en el culo. De hecho, no se andan con rodeos al soltar que ‘el trasero es la nueva cara y la belleza del trasero también es importante’. Lo suyo son hashtags como #mybuttlooksbetterthanyourface (mi culo está mejor que tu cara) o #youarebootyful (un juego de palabras entre beautiful y butt, guapa y culo, respectivamente, en inglés). Tienen mascarillas para hidratar, exfoliar o combatir la celulitis. Su mantra es que en una época en la que todo es tecnológico y virtual y que cada vez disfrutamos menos de palpar cosas, no está de más disfrutar tocándonos un culete suave como el de un bebé. Cero connotaciones eróticas. Puro hedonismo: ten un trasero bonito para disfrutarlo tú misma.
“Me empodera una vez a la semana ponerme una mascarilla facial y otra en el trasero. Cuando me la quito, mi culo está tan tentador como el emoji del melocotón y su brillo solo puede compararse al vestido de Jennifer Lopez en el videoclip de Waiting for Tonight”, declara Sylwia Wiesenberg, fundadora de la marca. Esta polaca afincada en la Gran Manzana se autopresenta como ‘Tu nueva amiga y Reina de los Traseros’. No hay más preguntas, señoría.
A estas alturas, nadie niega que la obsesión por lograr traseros cada vez más superlativos lleva años de crecimiento imparable. Al tirón del clan Kardashian, hay que sumarle el auge de lo latino (desde Camila Cabello a la enésima reinvención de J-Lo) y el perreo como nueva forma de baile que exige nalgas turgentes. Salsa Jeans se hizo un hueco en el complicado mercado de los vaqueros con jeans de efecto push up para hacer culetes respingones. Zara, Mango o El Corte Inglés también cuentan con tejanos cortados para realzar la retaguardia. H&M, Hunkemöller o Woman Secret, entre otros, tienen bragas con relleno acolchado para lograr ese efecto push up a diario.
El trasero cotiza al alza y se buscan culos perfecto 24 horas al día. En los gimnasios reconocen que cada vez más chicas piden entrenamientos específicos para el trasero. “En el arquetipo físico de mujer occidental que impera en la actualidad, se valora mucho un pecho bien puesto y un trasero generoso y respingón. Entrenando podemos hacer poco por el pecho. Más bien, todo lo contrario: cuanto más entrenes, más grasa vas a quemar y menos busto. A mis clientas siempre les advierto que si ven a una atleta de crossfit con canalillo es porque se ha puesto implantes. En cambio, con el entrenamiento sí podemos hacer bastante para moldear un buen glúteo, elevarlo y ponerlo durito”, explica el entrenador José Cano. Mientras ellos siguen empeñados en desarrollar bíceps y pectorales, “las mujeres, por norma general, trabajan más los glúteos, con ejercicios como las sentadillas, el peso muerto y el ‘hip thrust’. Sobre todo, aquellas con tendencia a tener un culo plano”, declara Gemi Osorio, coordinadora de actividades dirigidas y entrenador personal en O2 Centro Wellness Manuel Becerra.
Las poco amigas de sudar tienen desde hace un par de años una máquina capaz de hacer 20.000 sentadillas por ellas en cada sesión. Se llama Emscuplt de BTL y el pasado verano fue la gran revolución estética durante la Operación Biquini. El doctor Moisés Amselem se cuenta entre los pioneros en hacerse con una. “Cada sesión dura solo 30 minutos y al día siguiente no hay agujetas. A través de tecnología HIFEM (Energía electromagnética focalizada de alta intensidad) creamos nuevas fibras musculares, quemamos grasa y logramos un efecto lifting sin esfuerzo”, comenta. Todo sea por el culo perfecto. “Las peticiones a los cirujanos estéticos cada vez se alejan más del canon de belleza mediterránea. Se piden traseros más grandes, más latinos. Y no reparan en gastos para corregir fallos casi invisibles, que no se aprecian con ropa, pero que a la paciente le pueden incomodar hasta el punto de entrar en un quirófano y gastar dinero para algo que casi no se va a ver”, reflexiona el doctor Javier Moreno Moraga, director de Instituto Médico Láser.
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