Cosmética ‘gluten free’: ¿una cuestión de necesidad o de marketing?
Cada vez se ve más este concepto reflejado en las etiquetas de los productos cosméticos, para tranquilidad del 1% de la población celiaca. Pero, ¿es realmente necesario o un mero reclamo?
Obviamente, y por bien que huela, nadie en su sano juicio tiraría de cuchara para comerse su crema corporal, pero si tenemos en cuenta datos como que el 80% del pintalabios termina siendo ingerido de forma involuntaria por la portadora, el sello “gluten free” comienza a cobrar sentido. Se estima que una mujer que se pinte los labios de manera habitual terminará “comiéndose” alrededor de 2 kilos de producto a lo largo de su vida. Y eso es mucho labial.
¿Qué ocurriría si el producto en cuestión llevara gliadina (uno de los componentes del gluten que más perjudica) y la comedora accidental fuera celíaca? El gluten figura en la lista de ingredientes de muchos productos cosméticos. No siempre de forma directa, pero sí bajo títulos como aceite de germen de trigo, almidón de trigo o proteína hidrolizada de trigo. “También está en algunas vitaminas procedentes del trigo, la avena, la cebada, el centeno y en sus derivados directos como la malta” añade Ana Victoria Ugidos, licenciada en Farmacia y CEO de BTSA.
En ese hipotético caso, y como señala la dermatóloga Paloma Borregón, de la clínica Beteré de Madrid y miembro del Comité Científico de la FACE (Federación de Asociaciones de Celíacos de España), “sí está claro que puede haber riesgo, porque la boca es la entrada a la vía digestiva”.
Hasta aquí, queda claro que labiales y lacas de uñas podrán entrañar riesgos, y con los productos de carga erótica también habría que extremar precauciones. Como dice Laura Izquierdo, co-fundadora de Izba Nature, química y especialista en Seguridad y Evaluación de Productos Cosméticos, “en los productos afrodisíacos habría que tener especial cuidado con el gluten, pero no ya por la aplicación en sí, sino por el riesgo de que el producto termine en la boca”.
En el caso de otro tipo de cosméticos, la presencia de gluten entre sus ingredientes no sería peligrosa a no ser que se ingiriera de forma accidental. “La proteína gliadina tiene mucho peso molecular, por lo que no podría atravesar la barrera cutánea y ser absorbida por la piel. Existe mucha controversia en este aspecto, pero de momento no existen estudios concluyentes que demuestren lo contrario” explica Ana Victoria Ugidos. Sí existe una teoría que defiende que cuando las gliadinas entran en contacto con la piel se transforman en ‘ácido glutamínico’, y que éste sería reconocido por el sistema inmune, pero aún no está comprobada”, añade Ugidos.
Cualquier producto cosmético puede contener gluten –o trazas de él- en su composición. ¿Los más comunes? Nos los detalla Ana Victoria Ugidos: “máscaras de pestañas, acondicionadores, geles de ducha, cremas exfoliantes y productos para el cuidado del cabello que pueden llevar salvado de trigo”. El gluten, además, cumple otra función que nos recuerda Borregón, “además de sus propiedades proteicas, hidratantes y calmantes, tiene una capacidad espesante que aporta a los cosméticos una consistencia más densa”.
Para poder estampar el sello gluten free, las firmas cosméticas tienen que hacer números. De acuerdo con los estándares europeos, un producto se puede considerar como tal cuando su contenido en gluten es inferior a 20 partes por millón. En el año 2013 la FDA Americana estableció esta misma norma como válida. No es fácil exceder esa cifra. Ante la alerta social, la firma islandesa Bioeffect, cuyo principal ingrediente se cultiva en plantas de cebada, recurrió a un exhaustivo protocolo de ensayo inmunoenzimático capaz de medir hasta las trazas de gluten, y pudo determinar que la concentración en sus productos estaba hasta 50.000 veces por debajo de esos 20 ppm establecidos por la FDA.
Sin embargo, como opina Izaskun Martín-Cabrejas, Responsable del Departamento de Calidad y Seguridad Alimentaria de la FACE, “la iniciativa del sello ha nacido de las propias marcas que buscan conseguir un mayor número de ventas, aunque algunas de ellas alegan que prefieren etiquetar de ese modo por el bien de las personas con trastornos relacionados con el gluten”. ¿Se trata entonces de un reclamo publicitario más? Desde la FACE opinan que este etiquetado para productos no alimenticios no debería de ser un reclamo para las personas celíacas. “Aunque no existe un consenso emitido por expertos en dermatología, gracias al Comité Científico de la FACE sabemos que este colectivo médico llama a la precaución. Es decir, que como no hay muchas investigaciones al respecto, si se puede, es mejor escoger productos cosméticos libres de gluten”, explica Martín-Cabrejas.
Las consecuencias, en caso de que una persona intolerante al gluten entrara en contacto con la gliadina, nos las detalla Paloma Borregón: “aunque carecemos de estudios clínicos al respecto, lo único que sí está claro es que los alérgicos al trigo (y esto es otro mecanismo no necesariamente intestinal) sí se podrían hacer eccemas de contacto alérgico tras el contacto con cosméticos que lo lleven”. En casos de celíacos, intolerantes o sensibles al gluten el mecanismo es distinto. “Se piensa que en teoría el organismo no sería capaz de generar anticuerpos si el gluten no pasa por el intestino, pero como no hay estudios no se puede afirmar ni desmentir con seguridad. En algunos pacientes sí se han encontrado anticuerpos depositados en la piel produciendo dermatitis herpetiforme, pero teóricamente vendrían por vía sanguínea desde el intestino”, puntualiza Borregón. La decisión es absolutamente personal, resume la dermatóloga, “los especialistas recomendamos prudencia y ante la duda, estaría bien optar por cosmética libre de gluten”.
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