«Si me las cambias, te mato»: cómo Brooke Shields salvó su carrera defendiendo sus cejas
El rasgo que la encumbró como «el rostro de los 80» marca el dictado de la tendencia en cejas 40 años después. Para mantenerlas intactas y al natural, la modelo y actriz ha tenido que superar varios contratiempos en los sets.
Rectas, gruesas, tupidas, alargadas y al natural. Las cejas de Brooke Shields que marcaron la mirada de una década siguen vigentes hoy. Un rasgo representativo que es a Shields lo que el lunar a Cindy Crawford y que la consagró como icono. Han pasado 38 años desde que Francesco Scavullo la fotografiara en el backstage de un desfile de Valentino, una imagen que protagonizaría la portada de febrero del 81 de la revista Time bajo el título “el rostro de los 80” y en la que la modelo, entonces adolescente, se veía “ridícula”, con la cara “muy blanca” y las cejas “muy oscuras”. Esa cejas marcadas sin pudor, muy pobladas, huyendo del arco y las curvas que predominaban en las décadas anteriores (y alejadas de la pinza de depilar), coinciden de pleno con la tendencia actual. Es un hecho que Brooke Shields, como apuntaba Calin Van Paris en Vogue USA, “sigue teniendo las mejores cejas de la industria”.
La clave para mantenerlas, según ha explicado la protagonista de El lago azul a lo largo de su carrera, ha sido no tocarlas. Un mandato que impuso su madre y agente Teri Shields desde que Brooke se hiciera con los focos cuando aún era adolescente -su primera vez en un plató fue a los once meses-. “Afortunadamente, mi madre siempre fue muy protectora con mi apariencia. Ella prácticamente amenazó con romperle los dedos a cualquier maquillador que se acercara a mí con pinzas de depilar. No es que previera que las cejas iban a ser icónicas. Lo que defendía era: “Ella es así. Si la quieres, la quieres así. No vamos a cambiarle nada”, explicaba a Instyle. Una norma por la que su madre llegó a sacar los dientes en más de una ocasión. Como el verano en que Eileen Ford, de la agencia Ford Models, quiso teñírselas para que siguieran acordes al tono de su pelo, que se había aclarado por el sol: “El pelo está rubio, las cejas deberían estar igual”. A lo que Teri Shields se negó rotundamente: “Perdona, pero no vas a tocar sus cejas”.
La etiqueta de icono que hoy Brooke Shields abraza con naturalidad, conocedora del potencial y de la devoción popular que causan sus cejas -tienen su propio hashtag en Instagram: #brookeshieldseyebrow-, la incomodó durante muchos años. Como la actriz contó a S Moda en una entrevista en 2014, durante años rechazó su propia imagen: “He llegado a sentirme muy incómoda con esa definición. Nunca entendí por qué se prestaba tanta atención a mi imagen. De joven, huía de los focos y no me arreglaba: llevaba vaqueros, no me pintaba. No podía escapar de mi cara, era claustrofóbico. Recuerdo que en las clases de baile me caía de culo porque me negaba a mirarme al espejo. Eso hizo que me diera cuenta de mi problema. He tardado mucho en superarlo y en disfrutar de la belleza. Llegó a ser un trauma para mí”.
Con el tiempo, ha sido ella quien ha tomado el papel de guardiana de sus cejas. La lección la aprendió tras un primer (y último) descuido catastrófico. “La única vez que me depilaron las cejas fue un desastre. Parecía otra persona, una mujer con una expresión de sorpresa permanente dibujada en el rostro; ¡daba miedo!”, contaba a S Moda. Fue durante el rodaje del show televisivo que Shields protagonizaba, De repente, Susan. “Dejé que alguien ‘me las repasara’. Fue un desastre. Las arqueó y las acortó. Era una experta famosa en cejas, y yo estaba devastada. Gracias a Dios que todo volvió a crecer”, añadió a InStyle.
Brooke reconoce ser ella misma quien, de vez en cuando, se quita algún pelo esporádico y en cuanto a sus preferencia a las hora de maquillarlas, opta por lo más básico: “Me bastan dos productos. Un lápiz marrón, como el que he ideado para esta colaboración, que me sirve para rellenar los huecos y dar forma al arco. Y un gel, con el que fijo el resultado para que aguante todo el día”, explicaba al lanzar una extensa gama de maquillaje en colaboración con la firma cosmética MAC en la que no faltaron estos dos productos específicos para el rasgo que (la) cambió para siempre.
Con el tiempo, la mujer que rehusara verse en los espejos, es reconocida mundialmente e idolatrada por varias generaciones. Millie Bobby Brown, que no había nacido cuando Shields protagonizó la mítica serie de anuncios de Calvin Klein Jeans, “canalizó” a su Brooke Shields interior imitándola con una parodia en Instagram en la que recreaba uno de los míticos y controvertidos spots que corrieron bajo la dirección del fotógrafo Richard Avedon. Cuando en plena sesión este, también entusiasta de su cejas, le decía: “Venga, dame la cejas”, Brooke sabía que le estaba pidiendo ese gesto tan suyo de levantar como con sorpresa una ceja por encima de la otra.
Mientras los nostálgicos de finales del siglo pasado tienen claro que la bushy brow que ahora es tendencia la puso en el imaginario pop Brook Shields, cuando la modelo de 54 años quiere hacer entender a sus hijas Rowan Francis y Grier Hammond (de 16 y 13 años), el alcance de su influencia, tiene que tirar de los referentes de a partir de los 2000. Y en cuestión de cejas, esto tiene nombre propio: “Doy gracias a Dios por Cara Delevingne y sus cejas, porque así puedo señalarla y decirles [a mis hijas], ‘¡Miradla! ¡Miradla a ella! Ella es guay y tiene las cejas marcadas”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.