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El caso de los aceites esenciales que perjudican la piel: por qué ‘lo natural’ no siempre es mejor

“Los pacientes están convencidos de que el aceite de árbol de té es un remedio para casi todo y llegan a desarrollar infecciones en la piel”, hablamos con expertos que desenmascaran estas lociones milagrosas.

Los aceites esenciales no siempre son buenos amigos de la piel.
Los aceites esenciales no siempre son buenos amigos de la piel.Getty (Getty Images)
Eva Armas Gil

Si buscas en Google cómo deshacerte de los granitos –utilizando un concepto tan simple como “remedios contra el acné”–, el primer resultado ya es revelador, pero también, al contrario de lo que todos esperamos cuando llegamos a él, nocivo y peligroso. Se trata de una noticia de 2017 que despliega una lista de hasta 13, y cito textualmente, “poderosos remedios caseros para el acné”: entre ellos, aplicar vinagre de manzana directamente sobre el rostro, preparar una mascarilla mezclando miel y canela o tratar los granos localizados con aceite de árbol del té. A priori, suena fácil, barato y casi milagroso, pero expertos y dermatólogos no dejan de advertir que esta popularidad de “lo natural” y de los aceites esenciales en particular es altamente perjudicial.

El auge de un sinfín de productos enmarcados en la tendencia de la “belleza limpia” está causando estragos en multitud de pacientes que creen este tipo de ungüentos “mejores para la piel” basándose únicamente en que están compuestos por ingredientes naturales y no tóxicos. Sucede así con los aceites esenciales, que hasta hace poco se añadían a los productos como fragancia o en pequeñas concentraciones por sus propiedades antibacterianas, pero ahora se están utilizando en solitario. «Existe la creencia errónea de que todas las plantas son seguras porque son naturales. Además, la toxicidad de los aceites esenciales puede ser completamente distinta a la de la planta, no solo por su mayor concentración, sino también por sus propiedades fisicoquímicas. Los aceites esenciales, como productos de destilación, son mezclas de sustancias químicas que en su mayoría tienen un bajo peso molecular lo que, en combinación con su lipofilicidad, les permite atravesar las membranas de una manera muy eficiente», desarrolla la Guía sobre aceites esenciales en productos cosméticos publicada por el Gobierno de España.

¿Qué ocurre? Que muchas veces no es real: “En ocasiones la etiqueta ‘natural’ se emplea para llegar a un determinado tipo de público sin ser la fórmula 100% natural, ya que lograr que un producto sea duradero en el tiempo, no se deteriore, etc. suele requerir el uso de aditivos químicos”, explica Elena Ramos, farmacéutica, experta en dermocosmética y codirectora de The Secret Lab a S Moda. Pero muchas otras sí y aquí es donde se desencadena el problema: “Los aceites esenciales tienen multitud de usos por su gran cantidad de acciones, tanto inhalados en aromaterapia como aplicados, pero casi ninguno de ellos se puede aplicar directamente sobre la piel, ya que son sustancias muy puras químicamente y pueden provocar irritación o reacciones”, añade Ramos. E incluso en algunos casos, no pocos, podría ser aún peor, tal y como nos explica la doctora Mery Lamah, especialista en Medicina Estética y miembro de Top Doctors: “Siempre que se desee utilizar un aceite esencial o hacer un tratamiento de aromaterapia, hay que consultar con un médico. Su principio activo va directamente al torrente sanguíneo, por lo que son directamente peligrosos si hay alguna patología de tipo autoinmune, lupus, reacciones a nivel dérmico o cualquiera de las enfermedades autoinmunes que sean reactivas. También en pacientes que sean inmunodeprimidos, que estén bajo un tratamiento de quimioterapia, personas que tengan VIH, pacientes que estén embarazadas, en periodo de lactancia o que estén saliendo de alguna enfermedad cancerígena”.

La marca Drunk Elephant integra los aceites esenciales entre sus 6 ‘ingredientes sospechosos’ y los mantiene fuera de sus productos: «Nos comprometemos a utilizar solo ingredientes que benefician directamente la salud de la piel o apoyan la integridad de nuestras formulaciones. Nunca tomamos en cuenta si algo es sintético o natural, sino que elegimos ingredientes basados ​​en biocompatibilidad», explican en su web.
La marca Drunk Elephant integra los aceites esenciales entre sus 6 ‘ingredientes sospechosos’ y los mantiene fuera de sus productos: «Nos comprometemos a utilizar solo ingredientes que benefician directamente la salud de la piel o apoyan la integridad de nuestras formulaciones. Nunca tomamos en cuenta si algo es sintético o natural, sino que elegimos ingredientes basados ​​en biocompatibilidad», explican en su web.© Instagram/DrunkElephant

A su popularidad, que ha surgido de forma orgánica y ha aumentado más de un 1.750% –según datos de Google Trends– en los últimos cinco años generando más de 11 millones de publicaciones en Instagram, se suma el factor confinamiento: “Los aceites esenciales aplicados sobre la piel son una de las principales causas de dermatitits alérgica por contacto. Y la situación ha empeorado durante la pandemia porque la gente está experimentando con remedios caseros mientras está en casa y utilizando estos aceites sin diluir”, explicaba la dermatóloga Annie González en este artículo de The New York Times.

Entre todos ellos, y según corroboran los expertos, es el aceite de árbol del té el que se lleva la palma: los usuarios creen que es milagroso y han comenzado a comprarlo sin diluir tanto en farmacias como en supermercados –el de Mercadona es uno de los cosméticos más buscados en los últimos meses–, y lo aplican en mascarillas faciales completas o tratamientos localizados, pero es contraproducente: “Terminan empeorando la condición de su piel y desarrollan tiña de incógnito, una infección fúngica que se enmascara y a menudo se ve agravada por la aplicación de un agente tópico”, asegura la doctora González.

Cómo sí utilizarlos sin correr riesgos

A pesar de todo esto, en España existe una legislación que regula la participación de los aceites esenciales en los productos cosméticos (recogida en la guía antes mencionada) y que señala, del mismo modo que recomiendan los expertos consultados, que debemos buscarlos en concentraciones diluidas de entre un 0,5% y un 1%, preferiblemente mezcladas con un aceite portador menos reactivo como el de argán o el de coco, especialmente y prestando mucha atención a dicho límite si hablamos de aceite de árbol del té. Sin embargo, y dado que muchas marcas no enumeran sus concentraciones, hay dos factores a tener en cuenta: uno, si es muy fragante, es más probable que irrite la piel; y dos, es fundamental hacer una prueba de parche en el interior del brazo y dejarlo reposar, sin lavar, durante 48 horas para ver cómo reacciona la piel. 

A la hora de elegirlos integrados en nuestros productos cosméticos, por supuesto, no todos cumplen las mismas funciones ni sirven para todos los tipos de piel. Estos son los que nos definen Ramos y Lamah:

– Limón: purificante, revitalizante, astringente que equilibra las pieles grasas y el acné.  

– Lavanda: dermoprotector, regenerador, calmante, equilibra la piel. Purificador y favorece el sueño. 

– Menta: activa la circulación de la linfa, depurativo, refrescante, descongestionante y drenante, aporta vitalidad. 

– Romero: circulatorio, energético, depurativo, revitalizante. 

– Geranio: hidratante, anti-celulítico, adelgazante, reafirmante, regenerador celular.

– Canela y vainilla: relajantes y revitalizantes.

Afortunadamente, un gran número creciente de firmas juega con los beneficios de los aceites esenciales más beneficiosos y los integra en sus formulaciones de una manera segura que aporta esos puntos fuertes que ofrecen sus funciones y, sobre todo, fragancias y aromas que los hacen infinitamente más atractivos. Estas son algunas de las que más nos gustan:

De izquierda a derecha: aceite nutritivo contra las estrías de Esker (35 €), aceite desmaquillante de Pai Skincare (38 €), desodorante en spray de Cowshed (21 €), exfoliante de labios de French Girl (20 €) y aceite facial de Neighbourhood Botanicals (32 €). Todos en Laconicum.
De izquierda a derecha: aceite nutritivo contra las estrías de Esker (35 €), aceite desmaquillante de Pai Skincare (38 €), desodorante en spray de Cowshed (21 €), exfoliante de labios de French Girl (20 €) y aceite facial de Neighbourhood Botanicals (32 €). Todos en Laconicum.

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Sobre la firma

Eva Armas Gil
Graduada en Comunicación Audiovisual y Máster en Comunicación Editorial por la Universidad Carlos III de Madrid, ha dedicado su carrera a medios digitales especializados en belleza, moda y estilo de vida. Ha escrito en las ediciones españolas de AD, Glamour, Grazia y Harper’s Bazaar y, ahora, hace lo propio en EL PAÍS y S Moda.

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