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S MODA + Rochas

7 razones por las que nos apetece que llegue el verano

Mademoiselle Rochas es la fragancia perfecta para acompañar a románticas puestas de sol, vestidos vaporosos y festivales para hartarse a hacer selfies.

Hay muchas razones por las que el verano es la mejor estación del año.
Hay muchas razones por las que el verano es la mejor estación del año.

La estación más calurosa está a la vuelta de la esquina. Y ya contamos los días que nos quedan para estrenarla. No solo porque hace buen tiempo, sino por esos pequeños placeres que solo tienen lugar en verano. Y que, reconozcámoslo, nos encantan.

1. Una puesta de sol en un muelle en la Bretaña francesa

De acuerdo, el astro rey se pone todos los días. Pero no es lo mismo un frío ocaso rápido de invierno a las cinco y media de la tarde que esos atardeceres eternos de verano. El sol cae lentamente hasta convertirse en una bola roja que, tras su marcha, deja el cielo teñido de color fuego durante varios minutos. El espectáculo tiene su explicación científica por aquello de que el sol está por debajo del horizonte y la mayor longitud de onda de los rayos rojizos. Pero esto solo interesa si eres una friki al estilo de los protagonistas de The Big Bang Theory. Al resto de los mortales nos basta con disfrutar del ocaso en algún lugar idílico. Mejor si suena algo de chill out. O al arrullo de las olas. La lista es infinita, pero no nos importaría estar en un muelle en la Bretaña francesa, en el Café del Mar de Ibiza, en las dunas de Er Chebbi (Marruecos) o, por qué no ponernos a lo grande, disfrutar del sol de medianoche en Cabo Norte (Noruega).

2. Un cóctel de colores con muchas frutas tropicales

Se acabó la férrea disciplina del gin tonic, tan apetecible como visualmente aburrido. En verano se nos funde el fusible de los cócteles organolépticamente correctos y, quien más, quien menos, pide un combinado imposible con colores sorprendentes. El mojito sería un pecado venial en comparación con esas delicias en copa de balón aderezadas con términos que suenan a canción del verano: mango, cachaça, Tropicana, curaçao, puré de coco, lima o destilado de Kojak, obviamente, con el sabor y color del mítico caramelo de palo. Añádase hielo picado, pajitas de colores y adórnese con flores, rodajas de frutas u otras fruslerías. Sublime.

3. Un vestido veraniego

Todo un clásico de cualquier verano que se precie: las rayas marineras. Sinónimo de vacaciones, de playa, de buen rollo. Siempre favorecedoras. Ahora que este año los vestidos pujan alto. Quién le dice que no a un vestido largo y vaporoso en rosa chicle como nos proponen Valentino o los blancos de Rochas. O, por qué no, a los estampados florales de Chloé o Gucci. Hasta Victoria Beckham se ha rendido a la verbena floral para este verano. El eterno femenino se reinventa en los meses veraniegos. Y estamos encantadas.

4. Llevar los mules, le pese a quien le pese

Más en concreto, los flat mules (planos). Ya se sabe, ese híbrido entre zapato y chinela de andar por casa. La propuesta la lanzó Gucci y el universo se ha llenado de clones, a cuál más barroco. Hasta con brocados, estampados selváticos y tonos metalizados. Se llevan con pantalones palazzo, Capri o minivestidos. No son lo más cómodo para correr tras el autobús pero a todo se aprende.

5. Los festivales de verano

Se acabó lo de mirar muertas de envidia al girl squad de Taylor Swift o a las niñas Jenner en Coachella. Llega la temporada de festivales de verano. Afilen sus mejores estilismos que llegan Benicàssim (ojo, que viene The Weeknd, quién sabe si también su amada Selena Gomez), Bilbao BBK Live  (Con Justice y Primal Scream la fiesta está asegurada), Mad Cool (con Foo Fighters y Green Day para las guitarreras) o el Dreambeach en la playa de Villaricos para las amantes de la música de baile. Prepárate, Instagram.

6. El terraceo

El deporte nacional por excelencia. Nada de afterwork apresurado. En verano lo suyo es la siesta, ducha, ponerte guapa para la ocasión – a la última o casual, según tengamos el día – y quedada con amigos cuando la canícula empieza a aflojar. Lo mismo nos da un latineo por el viejo Madrid con cañas y patatas bravas (vendría a ser el equivalente castizo de las modelos de Victoria Secret comiendo una hamburguesa tras el desfile) que una azotea de hotel ultra cool. El caso es salir. Y eso a este lado de los Pirineos, lo bordamos.

7. Estrenar fragancia

El tocador también tiene su ritual. Es hora de guardar los fondos de maquillaje densos, las sombras de ojos y labiales oscuros (adiós a los ciruela del invierno, hola labiales en frambuesa o coral). También es momento de dar vacaciones a los perfumes de invierno para sustituirlos por fragancias más chispeantes, con notas gourmand. La estrella es Mademoiselle Rochas, la última creación de la perfumista Anne Flipo, con acordes de manzana caramelizada, grosella, polvo de violeta y jazmín. Porque el verano es dulce, espontáneo y travieso.

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