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Vittoria Ceretti: “Ser modelo no era mi sueño de pequeña. Cuando empecé no sabía ni dónde me metía”

Es una de las modelos más relevantes de su generación y ahora pone rostro a la nueva fragancia de Carolina Herrera, un jugo llamado a convertirse en superventas si atendemos al nombre de sus tres creadores

La modelo Vittoria Ceretti posando para una de las imágenes promocionales de su campaña para Carolina Herrera.

La confianza llega a base de autoconocimiento, defiende Vittoria Ceretti (Brescia, Italia, 27 años). La modelo, es una de las más influyentes de una generación a la que no le resulta fácil perdurar. Pero Vittoria ha conseguido, al igual que las tops de los noventa, que se la conozca sencillamente por su nombre. Aunque ahí acaban los paralelismos con las supermodelos de entonces: “Hoy el problema son las redes sociales con una avalancha constante de información y novedades. Hay muchas tendencias que solo duran unos meses y la gente cae en el olvido. Te acostumbran a estar saturado de información. Ahora bien, oigo todo el tiempo decir que ya no hay modelos como las de los noventa, pero es que no las vamos a tener, porque ya no estamos en los noventa. Por suerte las cosas han cambiado y las redes a su vez nos ofrecen otras cosas increíbles y oportunidades fantásticas para darnos a conocer”.

Ha viajado a Madrid para la presentación global de La Bomba, la fragancia de Carolina Herrera a la que pone rostro y cuerpo, bailando I like it al ritmo de Cardi B, Bad Bunny y J Balvin. “Con el tiempo he aprendido a apreciar mi cuerpo y a estar más agradecida con él. Me he dado cuenta de todas las cosas que he vivido en las que me he apoyado. A veces todos somos demasiado duros con nosotros mismos, pero deberíamos ser más amables”, confiesa.

Ella maduró a la velocidad de las tendencias, tremendamente rápido. Con solo 14 años se presentó al concurso Elite Model Look, tras hacer con su prima unas fotos en el garaje: “Lo hicimos en broma, casi jugando a interpretar un papel. Ella era la fotógrafa y yo la modelo. Yo era tímida y muy joven y cuando llegué al concurso y vi a todas esas chicas guapísimas tuve ganas de salir corriendo. Iba con mi madre y ambas pensamos que qué hacíamos ahí, no era nuestro sitio. Pero entonces conocí a mi agente, que sigue siéndolo hoy. Estar rodeada por las mujeres de la industria me ha ayudado a ganar confianza, porque colaborar entre mujeres que se apoyan ha sido muy beneficioso”.

El llamativo frasco en forma de mariposa del 'eau de parfum' La Bomba, de CAROLINA HERRERA.

Con eso se enganchó a una profesión que no estaba en sus planes: “El poder de las mujeres, el hecho de que se veían independientes. Me encantó esa idea. Ser modelo no era mi sueño de pequeña. Cuando empecé no sabía ni dónde me metía, pero una vez dentro supe que quería triunfar y hacerlo bien. Tuve que aprender sobre la marcha cómo hacer las cosas y tuve que madurar pronto, aprender paso a paso cómo desenvolverme entre gente que me doblaba la edad. Fue intenso”. Campañas, portadas, sesiones con los mejores fotógrafos… hoy disfruta del tremendo privilegio de poder elegir: “Tras haber trabajado muchos años y haber logrado consolidarme puedo escoger los proyectos en los que creo y de los que realmente quiero formar parte. Es una gran suerte, porque te hace seguir amando tu trabajo”.

Trío estelar. ¿Cómo dar alas a una fragancia? Reuniendo a tres narices que han perfumado a varias generaciones.

Para crear La Bomba, los perfumistas Quentin Bisch, Christophe Raynaud y Louise Turner partían de un dilema: ¿hasta dónde innovar cuando lo que se busca es imaginar algo que guste a todos? Su respuesta es una composición expresiva y optimista. Una onírica flor tropical que arroja su aroma inesperadamente una mañana junto al mar, mientras se bebe un zumo de frutas. “Encontrar el equilibrio ha sido un reto”, confiesa Turner, “buscábamos algo nuevo y único, pero que a la vez gustara, así que no podía ser demasiado extravagante, pero tenía que contar una nueva historia, trasmitir deseo y generar placer”.

Inspirado en la propia Carolina Herrera (La bomba era el apodo que puso Diana Vreeland a la diseñadora), el jugo debía sonar como una carcajada: “Entendíamos que es una mujer latina, exuberante y llena de alegría, que baila”, dice Raynaud, “por eso decidimos optar por la plumeria y por una variedad de peonía, la Cherry, para aportar ese algo afrutado y jugoso”. Para conseguir esa impresión, prosigue, desarrollaron un acorde que no se había usado antes: “Como queríamos algo diferente, no podíamos partir de una flor natural”; en cambio, recrearon la impresión con distintas moléculas, con jazmín, ylang o tuberosa. “La idea de naturalidad está en el diseño, en el perfil molecular de los ingredientes”, añade Bisch, “por ejemplo, la parte fucsia de la pitaya da la sensación casi de tener la fruta en la boca”. La traca final llega con el tiempo, dice Bisch: “Para la difusión hacía falta un secado como terroso, que realzara la intensidad. El fondo es lo que le da esta gran difusión y sensualidad que perdura en la piel y en la ropa. Está hecho con facetas de vainilla, pero con un matiz solar, es una vainilla florida”. La intensidad es clave hoy: “Nos obsesionaba tener una fragancia muy expansiva porque no nos olvidamos de los consumidores. Cuando gastas dinero en un perfume quieres disfrutarlo, pero también que te lo alaben. Si no se difunde bien, no hay comentarios e interesa que la gente pregunte ‘qué llevas”, resume Raynaud.

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Sobre la firma

Patricia Rodríguez
Periodista de moda y belleza. En 2007 creó uno de los primeros blogs de moda en España y desde entonces ha desarrollado la mayor parte de su carrera en medios digitales. Forma parte del equipo de S Moda desde 2017.
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