Evitar el perfume, aplicar protección solar y cuidar la postura: así se frenan las líneas en el cuello
Su piel es más elástica que la del rostro, produce menos colágeno y tiende al descolgamiento. Expertos nos ayudan a disminuir las líneas marcadas que se instalan con la edad
Cuellos de gallina, de pavo, de elefante, con papada y arrugas, fofos, arrugados, flácidos, con anillos de Venus y con manchas. Así describe Nora Ephron en su libro No me gusta mi cuello todos los tipos que existen y que suelen aparecer a partir de los 40 años. Su piel delicada, con poco tejido adiposo y vulnerable a factores como los cambios de peso, la exposición solar y los hábitos posturales, favorece que el cuello envejezca de golpe. “Todo influye: desde su anatomía (largo, ancho, con grasa), hasta la postura de la cabeza. Los clientes preocupados por esta zona cada vez son más jóvenes por el uso del teléfono móvil que les obliga tener la barbilla agachada y el cuello arrugado durante horas formando finas líneas horizontales, también llamadas anillos de Venus, que con el tiempo se acaban instalando. Las arrugas verticales aparecen a edades más avanzadas por la pérdida de firmeza y grasa”, explica Silvia Oliete, directora de los centros de belleza Blauceldona y de la marca SO.
El cuello siempre ha sido el gran olvidado de los cuidados diarios, y eso que su estado influye un 50% en el aspecto global del envejecimiento. Porque tratar el rostro y descuidar el cuello provoca un ‘efecto careta’ que delata la edad. Algo muy visible en las caras protegidas del sol, retinolizadas y sin arrugas en la frente por el uso de neuromoduladores que contrasta a simple vista con la textura y laxitud del cuello. “Es una zona difícil de tratar porque la parte frontal reúne tres características nefastas: mínimo grosor que desencadena flacidez, bajo porcentaje de grasa que causa deshidratación y un músculo muy fino, el platisma, que marca los pliegues al contraerlo”, explica el Dr. Leo Cerrud.
Las líneas de cuello surgen a medida que envejecemos “el músculo platisma marca su envejecimiento porque con los años se vuelve hiperactivo en las zonas laterales y se debilita en su parte central. Las líneas verticales se producen por la contracción del músculo, sobre todo en las personas de músculo fuerte y piel fina que marca las bandas tendinosas. Con los años, las líneas horizontales marcan la unión del músculo adherido a la piel”, afirma la Dra. Mar Mira de la Clínica Mira+Cueto. La Dra. Delia Vila de Regenera Clinic puntualiza “las líneas horizontales pueden aparecer en la juventud de forma anatómica. Pero la edad, la flacidez, el sobrepeso y ciertas posturas repetitivas favorecen que los pliegues queden marcados. El término ‘cuello tecnológico’ se usa con frecuencia para describir la aparición temprana de líneas horizontales creadas por mirar el teléfono durante horas”.
Prevenir siempre es más fácil que reparar porque el cuello es una de las zonas más complicadas de tratar. “El problema es que sus estructuras son muy frágiles. El rostro, formado por grasa, músculos, huesos y piel, es más fuerte y tiene un buen soporte. Pero el cuello presenta poca grasa y una estructura ósea que no lo cubre en su totalidad. Y lo más importante, no podemos tratar el cuello a menos que tengamos un rostro con buenos soportes, lo cual hace que el tratamiento se difiera hasta que logremos dar soporte facial”, incide la Dra. Mar Mira. Para evitar que las líneas se instalen de forma permanente expertos nos dan las claves.
¿Funciona la cosmética?
Para evitar el ‘efecto careta’ el primer paso es llevar más allá de la mandíbula todos los cuidados de belleza. “El cuello necesita activos capaces de estimular la producción de colágeno y redensificar la piel. Es muy importante mantener su piel hidratada porque aporta un aspecto jugoso muy rejuvenecedor”, dice la Dra. Mar Mira. La facialista Silvia Oliete coincide “lo ideal sería dedicar los mismos pasos y productos que en el rostro, pero también es conveniente aplicar en cuello y escote cuidados específicos. En la juventud podemos aplicar una hidratante corporal reafirmante, pero a partir de los 30, es interesante invertir en un sérum o producto específico para la zona”.
Protección solar + vitamina C + retinol
Después de la genética, la exposición al sol es el factor más importante que causa la aparición de líneas finas y arrugas. Pero el cuello y las orejas tienden a estar en tierra de nadie cuando se trata de la aplicación del protector solar y es básico hacerlo todo el año. “Es más importante incluso que la hidratación y simplemente hay que bajar el producto del rostro”, afirma la dra. Delia Vila. Para potenciar la acción del protector solar lo ideal es acompañarlo con las vitaminas C y A. “La vitamina C y el retinol (derivado de la vitamina A) sirven de apoyo al protector solar y aportan un escudo extra a nuestra piel. Y, aunque no son un SPF como tal y no pueden ni deben sustituirlo, sí hacen de apoyo o booster del protector. La vitamina C inhibe la producción de melanina y aporta antioxidantes que impiden la actividad de los radicales libres y, por ende, que haya tantos desajustes en la piel ante los rayos del sol. El retinol protege el ADN celular de la tez y favorece su regeneración tras la exposición solar”, comenta Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.
Hidratación extra con mascarillas
La piel del cuello produce menos colágeno, es más fina que la del rostro y tiende al descolgamiento. “Para combatirlo es esencial hidratar y nutrir con fórmulas más potentes como las que se encuentran en las mascarillas. Es importante contar con ingredientes como el ácido hialurónico, la manteca de karité, antioxidantes como el ácido alfa lipóico (ALA), aceites esenciales y extractos de plantas, que trabajan juntos para hidratar la piel, mejorar su elasticidad y firmeza, y reducir la apariencia de líneas finas y arrugas”, señala Sonia Ferreiro, cosmetóloga en Byoode.
La importancia de renovar la piel
Además de hidratar, nutrir y proteger del sol conviene exfoliar la piel para eliminar las células muertas y promover la renovación celular. En cuanto a los activos “el ácido salicílico es ideal para pieles grasas porque regula el sebo; para pieles secas recomiendo el láctico y el glicólico y para la tez sensible los más acertados son los polihidroxiácidos y las enzimas exfoliantes. Tras la exfoliación la piel queda libre de impurezas, más suave, con mejor circulación y mayor luminosidad”, aconseja Ferreiro.
Evitar el perfume en la zona del cuello
Cuando queremos aumentar la intensidad de un perfume solemos aplicarlo en las zonas más calientes del cuerpo como detrás de las orejas, en las muñecas, debajo del pecho, en axilas o ingles. En general, en los sitios en los que ponemos el termómetro cuando tenemos fiebre o sentimos el pulso porque el corazón es como una bomba y sus pequeñas vibraciones expanden las moléculas. Sin embargo, los expertos recomiendan evitar la zona del cuello. Esto ocurre porque muchos perfumes son fotosensibilizadores, es decir, generan radicales libres cuando se activan con la luz solar, haciendo que la piel sea más sensible y provocando envejecimiento cutáneo. Lo ideal es aplicarlos en áreas menos expuestas o cambiar a una fragancia no fotosensibilizante.
Practicar gimnasia facial
Cuando los músculos del cuello se debilitan la piel del cuello cede. Hacer ejercicios diarios ayuda a fortalecerlo y permite mejorar su estética evitando el descolgamiento, las arrugas o el doble mentón. Carme Farré, fundadora de FaceToned, recomienda estos movimientos tonificantes. “Alarga el cuello y lleva la barbilla hacia arriba sujetando las clavículas con las manos y tirando hacia abajo. Después lleva la barbilla hacia delante para sostener el labio superior con los dientes inferiores, luego intenta tocar la punta de la nariz con el labio inferior. Para finalizar levanta las comisuras de la boca y pulsa hacia arriba y hacia abajo ligeramente como si estuvieras sonriendo durante ocho veces”.
Cuidar la postura
No todas las líneas que se forman en la piel del cuello están causadas por el envejecimiento. La cantidad de tiempo que pasamos mirando el móvil con los músculos en contracción es un factor a tener en cuenta. A medida que la producción de colágeno de nuestra piel disminuye, las líneas horizontales se vuelven fijas y profundas. Por eso, los expertos advierten de la importancia de mejorar la postura mientras estamos frente al teléfono, tablet u ordenador. Levantar la barbilla con frecuencia ayuda a contrarrestar el desarrollo de los pliegues.
Alisar con masajes y Gua Sha
Algo tan sencillo como realizar un masaje diario mientras aplicamos la rutina cosmética marca la diferencia. “Sitúa los dedos en posición de gancho en la barbilla y bordea la mandíbula hacia las orejas. Después desliza los dedos desde la clavícula a lo largo del cuello con movimientos ascendentes para activar la circulación y preservar los resultados de los ejercicios”, señala Carme Farré. La Gua Sha también ayuda a alisar la zona. “Con una presión moderada, desliza la pieza sobre la piel con movimientos ascendentes y en contra del sentido de las arrugas y de las líneas de expresión; siempre desde el interior hacia el exterior del rostro y del cuello”, dicen los expertos de Masqmai.
Soluciones en cabina
Mejorar la zona del cuello cuando ya está dañada es posible con tratamientos combinados. La facialista Silvia Oliete recomienda “recurrir a tecnologías que buscan recuperar y mantener alta la síntesis de colágeno y elastina, como ultrasonidos, radiofrecuencias o terapias lumínicas combinadas con cosmética avanzada”. La medicina estética también ofrece soluciones. “Para las arrugas horizontales las infiltraciones de ácido hialurónico, los inductores de colágeno químicos o físicos como el láser y algunos tipos de radiofrecuencia ayudan a mantener hidratada la zona y reestructuran la dermis. Para las líneas verticales los neuromoduladores son una buena opción”, aconseja la dra. Mar Mira. El dr. Leo Cerrud advierte “funcionan los tratamientos que aportan hidratación e inducen el colágeno. Pero el resultado no siempre es el mismo. Así como las arrugas verticales pueden incluso desaparecer, las horizontales no desaparecen nunca. Mejoran y se ven hidratadas y más tersas, pero nunca desaparecen”.
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