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30 años de pasarela madrileña

Del derroche creativo a la realidad comercial. La cita de moda española se profesionaliza. Internacionalización e industrialización son los objetivos pendientes.

30 años de pasarela madrileña

La ocasión no podía haber sido más propicia. A la boyante industria textil se unía la efervescencia artística de la Movida madrileña. Mientras la Casa de Campo acogía la feria de confección, «en febrero de 1985 se celebró la primera edición en la Plaza de Colón. Después pasamos por el Museo del Ferrocarril, la Casa de Campo o el Palacio de Congresos», explica Leonor Pérez-Pita, directora de la pasarela. «Los primeros pasos sirvieron de aprendizaje», recuerda el sociólogo Pedro Mansilla. «Vivimos un momento de entusiasmo colectivo. Habíamos empezado a hacer moda en sentido estricto», añade.

1985 María Moreira.

Fueron años de derroche creativo y presentaciones grandilocuentes, como la que montó Francis Montesinos en las Ventas ante 15.000 personas. «Pero la ilusión se desinfló. No bastaba con crear prendas maravillosas, había que venderlas», dice Mansilla. En los noventa, la pasarela decidió profesionalizarse. «El formato ha ido mejorando. No se puede vivir del cuento 30 años», cree Pepa Bueno, directora de la Asociación de Creadores de Moda de España. «En 1996 la Comunidad de Madrid cedió la organización a Ifema», explica Leonor. La decisión de celebrar en la Feria de Madrid sigue siendo polémica. «En 2006 optamos por el Retiro, pero nos dimos cuenta de que sólo en el recinto ferial tenemos dos pasarelas, 16 vestuarios, sala de animación…».

1991. Paco Casado.

© Paco Rubio

Ese mismo año se creó EGO, dedicado al talento emergente. Con el tiempo, muchos de estos creadores jóvenes se han sumado al calendario oficial. «Hoy es la mejor plataforma que existe para dar a conocer tu trabajo», afirma Leandro Cano, que esta edición debutará en la sección principal. Sabe que tendrá que aparcar la experimentación de la que hizo gala en sus primeros desfiles. «Seguiré diseñando piezas más transgresoras, pero esta vez presentaremos una línea comercial», adelanta.

1993. A Menos Cuarto Mila y Tucho Balado.

Más ‘business’ que ‘show’. Hace tiempo que la pasarela apostó por equilibrar la vertiente creativa con las necesidades del mercado. «Desde que Zara constituye una amenaza real intentan mezclar lo original con lo rentable», explica Mansilla. De ahí las sinergias entre grandes marcas y firmas de autor. «Los casos de Miguel Palacio y Hoss Intropía y de Juanjo Oliva y El Corte Inglés hablan de la necesidad que tienen las empresas de dar valor a su negocio a través del diseño», apunta Pepa Bueno. «Necesitamos que la moda española se apoye en la industria y el empleo», matiza Ion Fiz, cuya última colección fue patrocinada por el grupo Pullmantur.

1996. Elio Berhanyer.

© Manuel Alcántara

En 2011 Cibeles pasó a llamarse Mercedes Benz Fashion Week Madrid. Entró así a formar parte del calendario internacional y se desembarazó del dinero público. En esta nueva edición, un 65% de la financiación será privada. «Para parecernos al resto de fashion weeks la esponsorización debe ser integral», opina Mansilla. «La internacionalización es el objetivo prioritario», cree Leonor. «Deberíamos empezar a abrirnos al mercado latinoamericano», zanja Pepa.

1997. Nieves Álvarez en Joaquím Verdu.

© Juan Echevarría

2014 María Escoté.

© Estrop / Ifema

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