Tejidos resignificados y ‘charms’ maximalistas: cómo convertir un bolso esencial en el accesorio más original de la temporada

Todos los bolsos de culto comparten dos rasgos en común: una silueta absolutamente reconocible y una gran historia, ya sea intencionada o fruto de la casualidad, detrás. Lanzado a principios de año, no es necesario explicar por qué el bolso Chihuahua de BIMBA Y LOLA alcanzó tan pronto la viralidad. La firma conquistó las redes y la calle con un diseño ‘bucket’, de líneas depuradas, que parecía responder a las premisas del lujo silencioso del momento: es minimalista, funcional en sus medidas y rabiosamente atemporal. Pero lo que lo hace realmente especial, es que la marca ha conseguido subvertir y democratizar los códigos de lo clásico, llenando su bolso de referencias pop, ironía generacional y mucha personalidad.

¡Ohhhhh... Chihuahua! La historia del último icono de BIMBA Y LOLA arrancó al ritmo de la canción y la mascota más kitsch de los 2000 y, esta temporada, abre un nuevo capítulo sin alejarse de la exaltación de la personalidad y la libertad estética que reinaba en esa década. El Chihuahua se reinventa, adoptando las formas y tejidos del nuevo curso, para convertirlo en un accesorio genuinamente personal. Por un lado, el nuevo modelo shopper entra directo a la categoría de esenciales: una silueta discreta y rectangular –disponible también en tres tamaños: XS, S y M–, con la capacidad suficiente para volver a la rutina. Por otro, el bolso bucket estrena un cierre de cintas ajustables, como las bomboneras que tímidamente resurgieron en el 2000, dotándolo de cierto romanticismo y espíritu urbano.

La modelo madrileña Marina Pérez sabe que la mejor forma de llevarlos es practicando el double bag (o más), una combinación desparejada que reivindica la pasarela para elevar nuestro look al máximo exponente. Con melena prerrafaelita y su característica mirada hipnótica, BIMBA Y LOLA recupera el magnetismo de la que lleva siendo –incluso antes de ganar el premio L’Oréal a modelo revelación en 2003–, la top española más querida y admirada: campañas de Marc Jacobs, Loewe o Giorgio Armani; desfiles de Prada, Valentino, Dior… y eso que lo que quería ser de pequeña era veterinaria. Si los zentenials tienen iconos alejados de lo establecido, como Mia Goth o Devon Ross, podríamos decir que Marina Pérez encarnaba a una nueva anti-modelo, ajena a esa atmósfera intoxicante de egos y glamour, cuyo único escándalo, al bajarse de la pasarela, era ser una chica normal. Con la personalidad y el carácter, como para tomarse un descanso en la cumbre de su carrera, para profundizar en sus estudios, pasar tiempo con su familia y repensar su futuro.

Detrás de la cámara, otro icono millennial, la modelo y fotógrafa Larissa Hofmann, captura “la irónica energía de un refinado descanso: sofisticación y ligereza”. Bajo esa atmósfera íntima y girly tan propia de la alemana –es experta en revelar la extrañeza y sensualidad de lo cotidiano–, la nueva campaña despierta el sentido del tacto, a través de los tejidos y las texturas que protagonizan la nueva colección. Porque los nuevos Chihuahua están hechos para acariciar y abrazar: además de los diseños de piel, BIMBA Y LOLA se reapropia del tejido de gabardina –epítome de la elegancia casual–, para configurar los bolsos más versátiles, resistentes y urbanos de la temporada. La paleta cromática también se inspira en los tonos tierra del tejido, entremezclándose con otros más enérgicos, como el rojo y el amarillo, perfectos para añadirle una pincelada de color y gracia al armario de invierno.

Un clásico en constante reinvención

¿Cómo transformar un bolso clásico en un lienzo de expresión e individualidad? BIMBA Y LOLA tiene la respuesta: cubriéndolo de charms bags hasta convertirlo en un objeto único. “Cuando caminas, los charms suenan al chocar los unos con los otros, así que es un sonido feliz”, confesaba en una entrevista Jane Birkin, precursora de esta tendencia maximalista. “Simplemente pensé que era más divertido colgarle cosas”. Un toque de gracia del que han tomado nota tanto la pasarela como iconos de estilo como Dua Lipa. Pañuelos, maxilazos, llaveros o peluches componen el original moodboard de BIMBA Y LOLA, un derroche de formas con el que vuelve a demostrar su habilidad para hacer que lo complejo parezca sencillo y la sencillez se sacuda el aburrimiento. Porque no hay nada más personal que un bolso Chihuahua.