¿Es mejor Jeremy Allen White o Rauw Alejandro? Por qué comparar a nuestras exparejas puede ser sano
Señalar las diferencias entre las nuevas y anteriores parejas de las celebridades, de nuestro círculo cercano e incluso de las nuestras no es extraño. Y a veces hasta tiene ventajas.
Cuando hablamos de la ruptura entre Rosalía Rauw Alejandro, esa que tantas personas sintieron como propia, ya pusimos sobre la mesa un término acuñado por Donald Horton y R. Richard Wohl en 1956: las relaciones parasociales. Se trata de las fantasiosas relaciones que hoy refuerzan las redes sociales y que hacen sentir a los internautas que las celebridades forman parte de su círculo íntimo. Este vínculo, de carácter unilateral (pues es harto probable que la celeb en cuestión no sepa siquiera de la existencia de quien cree ser alguien cercano), es el responsable de que cuando un personaje conocido es traicionado, genere entre tantas personas una tristeza equiparable a la que sentirían si su mejor amigo hubiera sido engañado. Inmersos en una sociedad que convierte las redes sociales en un centro de exhibición de las relaciones personales, muchos creen conocer a la perfección las dinámicas de las parejas y sus secretos, por lo que cuando la historia de amor -que ha sido narrada por sus protagonistas, que al ser dueños de su narrativa mueven los hilos del storytelling a su antojo- estalla por los aires, se apenan, y en el instante en el que el personaje en cuestión tiene un nuevo interés romántico, se alegran sobremanera.
El síndrome Trivago
Pero no sólo se celebra la llegada de esa nueva figura, sino que de forma inmediata - especialmente cuando la nueva pareja es llamativamente encantadora o atractiva-, lo habitual es que el recién llegado sea comparado con su predecesor. María Gómez, autora de ‘La buena compañía’, señala que este comportamiento es completamente normal. “En realidad, toda nuestra vida se basa en una comparación social. Nos hacemos una idea de quiénes somos y cómo estamos una vez que vemos al resto. Nosotros mismos nos comparamos con nuestras amigas, con nuestros vecinos y con las celebridades, aunque sea de manera inconsciente. Por ello, también comparamos las parejas de las celebridades y nos hacemos una idea de si está mejor o peor”, asegura.
En el instante en el que Rosalía ha sido inmortalizada en actitud cariñosa con Jeremy Allen White, el indudable internet boyfriend (el hombre que fruto de la histeria digital, se transforma en el más deseado por las redes) del momento, el universo online no ha dudado en comparar al portoriqueño con el protagonista de ‘The Bear’... Y sintiéndolo muchísimo por el autor de ‘Todo de ti’, las tórridas y virales imágenes del actor en ropa interior no han jugado a su favor. En esta comparativa también ha intervenido el hecho de que Allen White, en los ‘Critics Choice Awards’, llevara el mismo broche con silueta de amapola que firma Elsa Peretti para Tiffany & Co, un modelo que lució Rauw Alejandro en los Grammy Latinos 2022, donde posó junto a Rosalía. ¿Casualidad o provocación? Nunca lo sabremos, pero los fans de la catalana se apresuraron en aplaudir el supuesto guiño de complicidad del intérprete mientras comparaban la torpeza con la que el portoriqueño se ha comportado tras la ruptura, con momentos que han copado los titulares como el hecho de que Bad Gyal se negara a perrear con Rauw Alejandro en una actuación en Puerto Rico. Su relación con una tiktoker de 18 años tampoco ha sumado puntos a su favor.
Por si fuera poco, nos gusta incluso pensar que quien traicionó a la celebridad a la que seguimos, estará triste al saber que su ex pareja ha encontrado a alguien nuevo que al menos ante la atenta -a la vez que subjetiva- mirada de sus fans, es mucho mejor. Como dice Alba Duran, Directora de Marketing en Bumble España, nos hallamos en una sociedad influenciada por el tipo de relaciones que se muestran en las redes sociales y por el romanticismo de las películas de Hollywood. “A las personas de España les gusta el romanticismo, como indica un estudio de Bumble que desvela que tres de cada cuatro personas piensan que es una parte crucial de la relación. Empatizamos con lo que vemos en las pantallas y creamos una conexión con las personas que aparecen en ellas”, aclara. Por ello no sólo comparamos a las parejas de las celebridades, sino que elaboramos fantasías sobre sus vidas en las que en el nuevo capítulo en el que interviene el recién llegado, todo es perfecto.
Gómez quiere matizar que al margen de las relaciones parasociales que entran en juego cuando hablamos de las celebs, no podemos dejar de lado un aspecto positivo que envuelve al fenómeno fan. “Poniendo el ejemplo de Rosalía, que tiene millones de fans, tenemos que recordar que ellos le tienen un cariño real y verdadero. Cuando eres fan de alguien, te alegras por sus éxitos de forma genuina, pero no podemos olvidarnos de que realmente, no la conocemos. Tampoco se puede analizar la vida de los famosos en el nombre de la psicología, porque la psicología no son consejos ni opiniones”, aclara.
Los fans de Rosalía no dudan en alabar la cincelada silueta de Jeremy Allen White, que tras haber posado para Calvin Klein, se ha convertido prácticamente en asunto de Estado, y en este punto nos preguntamos si al comparar a las parejas teniendo en mente aspectos físicos -tanto de las celebridades como de los demás, e incluso las nuestras-, no estamos de alguna forma recurriendo a la cosificación al quedarnos en la superficie y considerar un avance que alguien más bello ocupe el lugar de la ex pareja. En este punto interviene el efecto halo, un juicio emocional inconsciente según el cual atribuimos a las personas más atractivas atributos positivos. “Desgraciadamente, en el mundo en el que vivimos, que cada vez es más superficial, la belleza es una de las cosas más valoradas. Es algo que nos han metido en la cabeza, sobre todo a las mujeres, y es una idea difícil de cambiar. El efecto halo es un sesgo que nos limita y nos hace llegar a conclusiones erróneas. Cometemos muchos prejuicios a la hora de relacionarnos y por supuesto, hemos de entender que nadie es un trofeo solo por su físico”, advierte María Gómez.
Lo importante es tener en cuenta que aunque puede haber una parte positiva en comparar y analizar las cosas que valoramos o no en una relación, en el caso de las relaciones de las celebridades, hemos de tener en mente que al ponerse en marcha esta comparación teniendo con punto de partida lo que vemos en las redes sociales, tal proceso no es en absoluto productivo, pues no nos comparamos con una realidad, sino con lo que nos imaginamos o con lo que las parejas proyectan. “Siempre tendemos a pensar que todo el mundo está mejor que nosotros y que las parejas son perfectas. Sin embargo, estamos comprobando que no hay que creerse todo lo que vemos en las redes. Vemos a famosos publicando la foto más feliz del mundo en unas vacaciones de ensueño, una foto que es imposible que no genere envidia, y de repente, a las pocas semanas, nos enteramos que se van a divorciar. El mundo digital es uno y el mundo real, otro. No hay que fusionar tanto estas dos realidades”, recuerda Gómez.
Rosalía bien sabe que el amor se puede romper de tanto usarlo (sí: lo decimos por la versión de la canción de Rocío Jurado que cantó en los Latin Grammys 2023 ante la desolada mirada de Rauw Alejandro), pero ahora sabemos que también, de tanto compararlo.
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