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50 euros por una bolsa de papel usada: el surrealista negocio de la reventa de envoltorios de lujo

Basta un repaso rápido a plataformas de reventa como Vinted, Ebay o Grailed para descubrir el mercado de las bolsas de cartón de marca. La tendencia es plastificarlas para que no se estropeen. El lujo democrático era esto

Reventa Bolsas Marca
Una mujer pasea con una bolsa de Chanel, que podría revenderse en el emergente mercado de las bolsas de lujo de cartón.Edward Berthelot (Getty Images)

En TikTok hay decenas de bolsos de marcas de lujo por el módico de precio de cincuenta euros. No son falsificaciones, o al menos no técnicamente. Desde hace un par de años, la tendencia en la red social consiste en customizar estas bolsas, plastificarlas y ponerles asas de cuero. Ya se venden hasta los kits y, por supuesto, hay rankings de cuáles son las más deseadas, porque no es lo mismo una bolsa de Dior edición limitada de Navidad que una básica blanca, ni por supuesto una negra de Chanel, con su camelia de cartón pegada, que admite múltiples posibilidades como broche exclusivo.

Paradójicamente, lo de llevar la bolsa de cartón como accesorio exclusivo es una práctica que ha puesto de moda el propio lujo, que lleva jugando la carta ‘conceptual’ de convertir lo popular en objeto de culto muchos años. De aquella mítica campaña de Marc Jacobs con Victoria Beckham metida en una bolsa gigante al desfile de Chanel que recreó un supermercado repleto de logos de la doble C o, más literalmente, las múltiples variedades de ‘bolsas de autor’ con precios de cuatro cifras: Jil Sander, en su breve vuelta a su marca homónima en 2012, lanzó una de cartón, sin asas pero ‘cosida manualmente’. La llamó Vasari y la vendió (y agotó) por 250 euros. En 2017, recién llegado a Balenciaga, Demna, experto en esto de convertir lo banal en lujoso, empezó a comercializar la bolsa blanca de la marca en versión cuero, después llegó la ya famosísima bolsa de Ikea a 1.700 euros, la de cuero que parecía de basura y, más recientemente, la bolsa de Erewhon, la tienda californiana de comida sana deluxe con la que Kim Kardashian apareció en el desfile de la marca hace unas semanas. Un par de días más tarde, Bottega Veneta lanzaba su campaña de ‘posados robados’ de celebridades. En una de las imágenes, el rapero A$AP Rocky lleva una bolsa de cartón clásica con flores dentro, con la salvedad de que en realidad no es de cartón, es de cuero con “apariencia de papel”, según explican en su tienda, y cuesta 2.000 euros. Parece que lo del lujo silencioso todavía no ha tocado techo.

bottega
cortesía

Es hasta lógico que si el mundo del lujo juega a multiplicar por mil el precio de lo banal (si lo hace es porque hay demanda) parte del mundo real juegue a convertir en exclusiva su rutina cotidiana; hemos pasado de fotografiar la comida o de convertir una esquina del salón en un bodegón editorial a pasear bolsas de marca con el tupper o la ropa del gimnasio dentro. Hace mucho que en Japón es común entre los jóvenes llevar objetos cotidianos en una bolsa de Prada o Dior (en un reportaje de The New York Times de 2009 se hablaba incluso de heredar ‘bolsas de la familia’) para marcar estatus, que es al fin y al cabo de lo que se trata, aunque dicho estatus sea solo simbólico.

La pandemia no desaceleró el consumo del lujo, muy al contrario; el confinamiento y el cierre de tiendas acrecentó las ganas de lucirlo. Hasta el punto de que en zonas como Shanghai algunos colgaban en los pomos de las puertas bolsas de Chanel o Hermès con sus correspondientes tests de COVID dentro. Fue entonces cuando el mundo aprendió, más, si cabe, a vivir y comunicarse a través de una pantalla. En Tiktok los jóvenes se hacían y se hacen vídeos con bolsas de lujo de fondo, en estas fechas Instagram se llena de stories con esas mismas bolsas bajo árboles de Navidad, por supuesto, sin unboxing de por medio.

La modelo Sora Choi pasea con una bolsa de Hermès.
La modelo Sora Choi pasea con una bolsa de Hermès.Edward Berthelot (Getty Images)

Basta un repaso rápido a plataformas de reventa como Vinted, Ebay o Grailed para descubrir el mercado de las bolsas de cartón de marca. Casi 15 euros por una de Chanel, diez por una de Tiffany o 55 por un pack de Hermès de distintos tamaños. No es lo mismo una bolsa clásica que una edición especial de Navidad. Las de Loewe estampadas por el estudio Ghibli cotizan al alza, rozando los cien euros si van con la pequeña libreta que suelen adjuntar en la tienda como detalle o los cincuenta si van sin ella. En TikTok ya proliferan los ‘diseñadores’ de bolsas, como Winxin Bear, que las customiza con asas de cuero o pespuntes hasta convertirlas en bolsos de lujo que vende por poco más de cincuenta euros.

@designsbyerb

Thanks @winxinshop for the fun DIY idea for my Saint Laurent wrapping 🖤 👜

♬ Believe Me - Navos

Es tan simple como comprar un labial, un colorete o una colonia en la tienda de la firma para obtener la bolsa, la tarjeta navideña y a veces, hasta una caja con muestras. Lo que importa ahora no son las muestras, sino la caja, que ahora es un objeto decorativo, y la bolsa, que ahora es un bolso para ir a la oficina o al gimnasio o incluso un potencial objeto de reventa. El año en que las grandes firmas lo apostaron todo a una supuesta discreción que se vende a precios desorbitados, la logomanía se ha reencarnado en una especie de do it yourself apto para todos los públicos y bolsillos. El lujo democrático era esto.

@soullig

I had to trust my own process on this one! Haha @thetotery #diy #SpotlightAPI #viral_video #summer

♬ Paper Planes - M.I.A.

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