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Actrices

La nueva vida de Kim Basinger, el mito erótico que se alejó de Hollywood por la causa animalista y la salud mental

La ganadora del Oscar, uno de los últimos mitos eróticos del cine, celebra siete décadas de vida alejada desde hace años de los platós de rodaje y de cualquier evento público. La causa animalista y su primera nieta, nacida este 2023, ocupan ahora la mayor parte de su rutina

Kim Basinger durante la presentación de '50 sombras más oscuras?
Kim Basinger durante la presentación de '50 sombras más oscuras?Albert L. Ortega (Getty Images)

Hace casi siete años ya de la última vez que Kim Basinger se dejó ver en una pantalla grande. Fue en febrero de 2017, cuando Cincuenta sombras más oscuras –secuela cinematográfica de la saga 50 sombras de Grey– llegó a las salas para echar un par de cayenas a la receta del San Valentín de aquel año con la incorporación de la actriz al elenco como gran novedad. ¿Quién mejor para dar vida a la socia y examante del protagonista de la franquicia erótica que el gran mito sexual de los ochenta y noventa? Aunque el paso del filme por taquilla revitalizó el interés del público por la ganadora del Oscar por L.A. Confidential, y ella misma ratificó su intención de retomar su laureada carrera, lo cierto es que su participación acabó suponiendo un epílogo profesional que no será corregido ni el corto ni el medio plazo.

Kim Basinger
Jamie Dornan y Kim Basinger, en 'Cincuenta sombras más oscuras'.

Kim Basinger celebra este 8 de diciembre su 70 cumpleaños de la misma forma en la que ha celebrado el resto de aniversarios de su última década: alejada de los focos –hace cuatro años que no pisa una alfombra roja– y centrada en su salud. Al contrario que otras compañeras de generación, que han condenado el edadismo y el machismo vigentes en Hollywood como responsables de la defenestración de sus carreras conforme van cumpliendo años, el aislamiento de la actriz natural del Estado de Georgia no tiene nada que ver con la discriminación ni con el encasillamiento en el rol de sex symbol. Ella misma aseguró en 2021 que se sentía en “una posición privilegiada por seguir recibiendo ofertas”, pero otros factores más allá del vocacional han marcado su trayectoria reciente.

El más urgente y acuciante ha sido el de su salud mental. En una de las contadas entrevistas ofrecidas por ella en los últimos quince años, Basinger se sinceró respecto a su lucha contra la agorafobia, un trastorno de ansiedad incapacitante que se traduce como el miedo a estar en o situaciones de los cuáles pueda ser difícil escapar o pedir ayuda en caso de sufrir un ataque de pánico, como lugares cerrados o espacios abiertos susceptibles a la aglomeración. Aunque la padece desde la infancia, la actriz relató que en un periodo de los ochenta se pasó meses sin salir de casa ni recibir huéspedes. Tardó más de un año en sentirse capacitada para volver a pasar por los túneles de Malibú, localidad en la que reside, y hasta tuvo que aprender a conducir de nuevo. “Vives con la boca seca todo el tiempo, estás muy inestable y te sientes agotada a todas horas”, confesó en el programa Red Table Talk.

También es célebre el ataque de pánico que experimentó durante el rodaje de Nueve semanas y media, cuando su coprotagonista, Mickey Rourke, y el director, Adrian Lyne, convinieron llevarla a su límite físico y emocional –incluso golpeándola– para optimizar su interpretación. Ella jamás contó nada a ningún compañero por miedo a que los estigmas que rodean a la salud mental perjudicaran su meteórica carrera, pero sí le granjeó la fama de ser una actriz difícil con la que trabajar. Kim Basinger ha achacado a su hija Ireland, de 28 años, un papel pedagógico y sanador en su recuperación. “Todavía siento ansiedad a veces, pero he trabajado muy duro para que no me paralice como solía hacerlo antes. He descubierto que apartar el foco sobre mí misma me ayuda. ¡Sé que es irónico para una actriz! Por eso amo ser madre y defender a los animales: es cuando realmente me siento poderosa”, sostiene.

Precisamente gracias a Ireland, fruto de su controvertida relación con el actor Alec Baldwin que se extendió durante una década y finalizó con un divorcio enconado, la estrella hizo su última aparición ante las cámaras. Se produjo en marzo de este año, con motivo de la celebración de la baby shower de la joven que un par de meses después daría luz a Holland, la primera nieta de la actriz. La insólita fiesta tuvo lugar en un club de striptease de Los Ángeles y Basinger acudió acompañada de su pareja desde 2014, el estilista y fotógrafo Mitch Stone. Según reveló la propia Ireland, su madre se quedó petrificada al ver a su hija recibiendo bailes eróticos y se escondió en un rincón con una copa de vino blanco durante el resto de la noche. Sin embargo, la fugacidad de su retorno a la vida pública no fue ápice para que la prensa más sensacionalista aprovechara la ocasión para teorizar acerca de sus hipotéticos retoques estéticos y un aspecto calificado de “irreconocible”. Su primogénita también fue la primera causante del progresivo alejamiento de la industria de Basinger, tras sufrir trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia e ingresar a mediados de la pasada década en un centro de rehabilitación por su adicción al alcohol y a las drogas.

Atrás quedaron los días de tres películas por año, de copar las portadas de las revistas y de las carpetas de los adolescentes de medio mundo o las excentricidades made in Hollywood como comprarse un pueblo entero –Braselton, cerca de su ciudad natal– por 20 millones de dólares. La realidad actual de Kim Basinger se antoja mucho más mundana o, al menos, todo lo mundana que puede ser la rutina de alguien que pasa sus días en su mansión de Maui (Hawái). Lo cierto es que su alejamiento de la industria ha sido tal que lo único que ha hecho en estos siete años de sequía ha sido posar para una campaña de Miu Miu y prestar su voz para un videojuego. Actualmente centra sus empeños en la causa animalista que defiende desde hace años de manera ferviente, utilizando su perfil mediático para, por ejemplo, enfrentarse a gobiernos como los de Indonesia o Corea del Sur en busca de la ilegalización del comercio y el consumo de carne de perro. Su cuenta de Instagram, con más de 300.000 seguidores, es un escaparate público en el que comparte diferentes iniciativas de grupos de protección y ella misma se define en la descripción de la red social como “una actriz que desea que toda la humanidad trate algún día a los animales con el respeto que se merecen”.


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