Los niños y adolescentes con depresión se pueden beneficiar de la actividad física
España se sitúa como el país europeo con mayor prevalencia de problemas de salud mental entre niños y adolescentes, según Unicef
La salud mental, entendida desde una perspectiva global como la ausencia de trastornos mentales junto con un óptimo estado de bienestar, es un componente crítico para la salud y el desarrollo en la adolescencia. Sin embargo, entre el 10 y el 20% de todos los niños del mundo experimentan algún problema relacionado con la salud mental y casi la mitad de ellos los desarrolla antes de los 14 años. En nuestro país las cifras son muy alarmantes; España se sitúa como el país europeo con mayor prevalencia de problemas de salud mental entre niños y adolescentes, según Unicef. Uno de cada cinco niños de entre 10 y 19 años sufre algún tipo de problema de salud mental diagnosticado. La depresión es el segundo trastorno mental más prevalente entre niños y adolescentes (6.2% a nivel global). Además, tenemos que tener en cuenta que la incidencia de síntomas depresivos a edades tempranas es un fuerte predictor de problemas mentales en el futuro; se ha mostrado que más del 67% de los jóvenes con síntomas depresivos están en riesgo de desarrollar un síndrome depresivo completo o ansiedad en la edad adulta.
Las guías de práctica clínica sugieren el uso de terapia psicológica y farmacológica para disminuir los síntomas depresivos en niños y adolescentes. Además de las limitaciones que pueden reducir la adherencia al tratamiento, los datos de encuestas recientes son inquietantes, pues un gran porcentaje de niños y adolescentes (80% en EEUU) que necesitan tratamiento de salud mental no reciben los cuidados médicos apropiados. Por eso es urgente explorar nuevos tratamientos que sean seguros y fáciles de implementar en la vida diaria de niños y adolescentes con depresión. Las intervenciones con actividad física se han demostrado efectivas para reducir los síntomas depresivos en adultos y han sido incluidas en guías internacionales como un tratamiento oficial en esas edades.
Ante este reto social para mejorar los síntomas depresivos en los más jóvenes, la ciencia propone de forma contundente la intervención con actividad física. Los resultados son muy rotundos: las intervenciones con ejercicio pueden reducir notablemente los síntomas depresivos en niños y adolescentes. Además, la actividad física es generalmente más segura y más accesible que otros tratamientos clínicos para la depresión.
Muy recientemente se ha publicado en JAMA Pediatrics un riguroso trabajo de metaanálisis que incluía a más de 2.400 niños y jóvenes que participaron en más de 20 estudios clínicos aleatorizados. El trabajo incluye datos de investigaciones realizadas en Estados Unidos, China, Chile, Alemania, Irán, Brasil, Tailandia y Reino Unido; la mayoría de los últimos 10 años. Los autores encontraron una asociación de moderada a grande entre la disminución de los síntomas depresivos y las intervenciones con actividad física en el caso de adolescentes y jóvenes con depresión diagnosticada. Los resultados de este metaanálisis son más contundentes todavía cuando las intervenciones se ejecutaron para participantes con elevados síntomas depresivos. Además, también es de resaltar que los beneficios fueron mayores para los participantes de 13 o más años que para los más jóvenes.
Estos hallazgos refuerzan el papel de la actividad física para el tratamiento de los síntomas depresivos y remarcan el potencial de la educación física en la educación primaria y secundaria para la mejora de la salud mental en niños y adolescentes. Los autores, a la vez que afirman que diversos programas de actividad física (nadar, correr, bailar, actividades deportivas, clase de educación física…) pueden reducir la sintomatología de la depresión, también reconocen que se necesita seguir investigando para definir bien la dosis de ejercicio necesaria (duración, frecuencia, intensidad, modo) y conocer los mecanismos subyacentes tras las propiedades antidepresivas del ejercicio físico.
En relación con la dosis de ejercicio, las intervenciones de tres sesiones semanales y de una duración inferior a 12 semanas fueron las que produjeron mayores beneficios en la reducción de los síntomas depresivos comparadas con otras frecuencias y duraciones. Se necesitan más investigaciones para explicar estos hallazgos y establecer parámetros óptimos de actividad física para el tratamiento de los síntomas depresivos, ya que existen controversia si más actividad física no tiene por qué traducirse en mayores mejoras. Del mismo modo, se apunta que bajas dosis de actividad física pudieran no llegar a alcanzar un estímulo mínimo para alcanzar los beneficios deseados.
Parece que una combinación de factores biológicos, psicológicos y psicosociales podría explicar bien la relación entre actividad física y depresión. Entre los factores biológicos se incluyen la activación del sistema endocannabinoide para estimular la liberación de endorfinas, un incremento de la biodisponibilidad de neurotransmisores (serotonina, dopamina o noradrenalina) que se reducen con la depresión y cambios en la plasticidad cerebral que ocurren a largo plazo. También se han formulado hipótesis psicosociales y conductuales, según las cuales la actividad física puede conducir a mejoras en la autopercepción, las interacciones sociales y la confianza en uno mismo.
El 65% aproximadamente de la población infantil y juvenil en España no alcanza las recomendaciones mínimas de la OMS de 60 minutos al día de actividad física aeróbica moderada; este porcentaje es todavía más alarmante en niñas, pues sube hasta el 70% según el estudio Pasos de la Fundación Gasol que incluyó a casi 4.000 escolares. En esta situación a nivel nacional, nos resulta difícil pensar que los niños y adolescentes con síntomas depresivos o con depresión diagnosticada se están beneficiando actualmente de la actividad física, ya que tienen numerosas barreras para participar en programas de actividad física.
Las promesas de la actividad física para la promoción de la salud mental no las alcanzaremos haciendo la actividad física más antidepresiva, sino promocionando la actividad física y consiguiendo que accedan a ella los niños y jóvenes con problemas de salud mental. Las evidencias que nos indican que la actividad física es una medicina efectiva para la salud mental son fuertes y robustas, pero ahora ha llegado el momento de encontrar el camino para que los niños y jóvenes accedan fácilmente a ella.
ENFÓRMATE es el espacio de EL PAÍS SALUD donde hablaremos de aquellos aspectos relacionados con la actividad física, el deporte y la salud física y mental. Desde las Ciencias de la Actividad Física y del Deporte se ha tratado de avanzar en el conocimiento científico sobre la importancia del movimiento y el ejercicio físico sobre el cuerpo, así como los procesos que explican por qué se producen ciertas adaptaciones, modificaciones o cambios a diferentes niveles (fisiológicos, anatómicos, motrices, emocionales o cognitivos). Este espacio persigue buscar las explicaciones científicas que fundamenten y justifiquen los motivos tan beneficiosos de la actividad física y del deporte. Asimismo, se tratará de discutir y rebatir ciertos mitos o falsas creencias existentes en la sociedad sobre temas específicos del ejercicio físico y la salud.
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