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“Las cremas no hacen milagros”: cuatro dermatólogos explican sus trucos para cuidarse la piel

Los expertos advierten de que usar un exceso de productos en la rutina facial puede ser contraproducente

Cremas para la cara
Una mujer aplicándose crema hidratante en el baño.Westend61 (Getty Images/Westend61)
Isabel Rubio

Para convertir una crema limpiadora en un exfoliante, la actriz Ester Expósito le añade posos de café, según cuenta en un vídeo publicado en TikTok. “Esto es un error. Las partículas son demasiado grandes y ásperas y pueden provocar pequeñas heridas en la piel”, advierte la dermatóloga Gadea Braceras Rincón. En TikTok, hay más de 18,4 millones de publicaciones con el hashtag #skincare (cuidado de la piel, en español) y más de 44.000, con #rutinafacial. Múltiples usuarios sin formación en dermatología dan consejos que no son aptos para todo tipo de pieles y pueden ser perjudiciales. EL PAÍS se ha puesto en contacto con cuatro dermatólogos para conocer sus trucos y cuáles son los errores más frecuentes en el cuidado de la piel.

Alexandre Docampo

El dermatólogo Alexandre Docampo opta por una rutina facial “minimalista”. “Me centro en los pasos que realmente tienen evidencia científica para mejorar la piel”, afirma. Se lava la cara con un exfoliante suave por la mañana y por la noche. Por las mañanas, también se aplica protección solar SPF 50 y, por las noches, un retinol del 1%. Una rutina que, en general, sería extrapolable para otras personas, excepto si se padece alguna enfermedad de la piel, según el experto. “El retinol que utilizo del 1% es muy potente. En pieles no acostumbradas, recomiendo comenzar por concentraciones más bajas como 0,2% e ir aumentando paulatinamente”, añade.

Docampo recomienda protegerse del sol para prevenir el fotoenvejecimiento y evitar el cáncer cutáneo, además de no aplicarse un exceso de productos: “Es importante ser consciente de que las cremas no hacen milagros”. “Muchas personas, guiadas por la publicidad, acaban utilizando decenas de pasos en su rutina de cuidado facial, lo cual no es solo inefectivo, sino que puede ser contraproducente”, asegura. Insiste en que se venden muchas cremas “sin ningún principio activo que sea claramente beneficioso”. A ello se suma que aplicar un exceso de productos sobre la piel “puede producir interacciones entre los mismos y que prolifere el ácaro Demodex, responsable de muchos casos de sensibilidad cutánea”.

Gadea Braceras Rincón

La base de cualquier rutina cosmética se compone de tres pilares, según Braceras: limpieza, transformación y fotoprotección. Por la mañana, la dermatóloga se realiza una limpieza facial y se aplica un sérum o una crema con antioxidantes, como la vitamina C o la niacinamida, para “prevenir el daño oxidativo”. Por último, utiliza un fotoprotector SPF 50 de amplio espectro. Por la noche, suele realizar una doble limpieza: utiliza primero un producto en aceite o agua micelar, seguido de un gel limpiador. Después, alterna diferentes activos transformadores, como los retinoides o los hidroxiácidos.

Su rutina no es siempre la misma. La adapta según las necesidades de su piel en cada momento. Tiene en cuenta, por ejemplo, si experimenta un brote de acné o de rosácea, si la nota excesivamente seca o si tiene un evento especial. “Dado que cada piel es única, es esencial personalizar la rutina adaptándola a tus necesidades específicas”, asegura la experta, que insiste en que esta rutina será diferente si se trata de una piel adolescente.

Uno de los errores más comunes que comete la gente es no aplicarse protector solar a diario: “Algunas personas creen que broncearse de forma gradual y sin quemarse no es perjudicial, pero esto es completamente falso”. “Es importante comprender que broncearse es un mecanismo de defensa de la piel y que no existe un bronceado saludable”, afirma la dermatóloga, que además desaconseja imitar los retos de redes sociales y copiar rutinas faciales de otras personas o influencers.

Natalia Jiménez

Natalia Jiménez, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén, asegura seguir una rutina facial “sencilla”: “Tiendo a emplear pocos productos, pero los selecciono muy bien y tengo muy en cuenta la concentración de sus activos”. Siempre limpia su piel por la mañana y por la noche con un jabón líquido: “Me suelen gustar los que contienen ácido glicólico en su composición”. Algunas mañanas emplea después del limpiador un exfoliante de partículas “para dar más luminosidad a la piel”. A continuación utiliza un sérum de vitamina C y una crema de protección solar de amplio espectro. Por la noche, tras limpiar de nuevo la piel, utiliza una crema que contiene retinol puro a una concentración de 0,5%.

“Considero que no es una rutina generalizable, porque cada piel tiene unas necesidades que, además, pueden variar a lo largo del año o por diferentes factores hormonales, ambientales…”, afirma. Ella misma modifica su rutina en verano: “Suelo emplear retinol menos días en la semana y el resto de noches lo complemento con una crema con ácido hialurónico”. La experta aconseja hablar con un dermatólogo para saber cuáles son las necesidades de la piel y “ahorrar tiempo, dinero y posibles reacciones adversas por usar demasiados productos”.

La constancia es fundamental para obtener resultados visibles en el cuidado de la piel, según Jiménez. “Mi truco es tener los productos a la vista para evitar olvidos y seguir rutinas minimalistas, evitando el exceso de cosméticos”, detalla. Además de los productos cosméticos que utiliza, evita exponerse al sol en las horas centrales del día y trata de seguir una alimentación rica en antioxidantes —sustancias que pueden prevenir o retrasar algunos daños a las células y se encuentran en muchos alimentos, como las frutas y verduras—.

Cristina Eguren

Para Cristina Eguren, fundadora y directora médica de la Clínica Eguren y presidenta de Dermus (la Asociación de Clínicas Privadas de Dermatología), el error más común en el cuidado de la piel es el exceso de hidratación. “Lejos de hidratarla, lleva a un desequilibrio en el que se debilita la función barrera y la piel se torna más sensible y con tendencia a deshidratarse”, explica.

Ella limpia cada mañana su rostro con un gel y un exfoliante. A continuación, utiliza un tónico de control de grasa, un producto antioxidante y el fotoprotector. Por la noche, vuelve a limpiar su rostro y a aplicarse un tónico de control de grasa. También usa un sérum con niacinamida y, por último, un producto con retinol. “En líneas generales, podrían utilizar una rutina similar las personas con piel grasa, acné y rosácea. Lógicamente, habría que adaptarlo a las peculiaridades y el estado de cada piel”, señala.

Además de la rutina facial, toma suplementación, se realiza un tratamiento de luz pulsada intensa (IPL, por sus siglas en inglés) anual y se aplica inyecciones de neuromoduladores cada seis meses. Estos tratamientos tienen como objetivo mejorar el aspecto de la piel y suavizar las arrugas de la zona facial. “Recientemente, me he realizado una sesión de ultrasonidos focalizados (HIFU) para mejorar la flacidez incipiente”, añade. También intenta llevar un buen estilo de vida en cuanto a alimentación, descanso, ejercicio y control del estrés: “Esto afecta muchísimo al estado de la piel y es básico en su cuidado”.

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Sobre la firma

Isabel Rubio
Es colaboradora de las secciones de Tecnología, Ciencia y Salud de EL PAÍS. Además de seguir de cerca a Apple, Samsung y otros gigantes, prueba dispositivos y analiza el impacto de los avances tecnológicos en la sociedad. También verifica contenidos científicos en la fundación Maldita.es.
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