_
_
_
_
Biopiratas
TWEE MUIZEN

La invasión de los biopiratas

Lea esto: puede inspirarle una novela

Javier Sampedro

Apartados por lo general del foco de la opinión pública, absortos en su utopía futurista de una humanidad mejorada y dispuestos a implantarse cualquier cosa en su propio cuerpo, proliferan como setas los biopiratas. Se inspiran en el biopunk, un subgénero de la ciencia ficción a su vez derivado del ciberpunk, solo que los ciborgs aquí no son mezclas de carne y máquina, sino pura carne modificada por la biología. Se sienten próximos al transhumanismo, la convicción de que la tecnología nos convertirá pronto en seres superiores. Tal vez algunos biopiratas estén como una cabra, o solo interesados en la faceta delincuencial de la causa, como robar secuencias genéticas y patentes biotecnológicas, pero también cuentan con gurús de sombrero blanco como el profesor de cibernética británico Kevin Warwick, que no hace más que meterse cosas por todos los agujeros del cuerpo. Quizá Warwick necesite realmente una mejora transhumanista.

Más información
Las científicas estadounidense Jennifer Doudna (a la derecha) y la francesa Emmanuelle Charpientier son las ganadoras del Premio Nobel de Química por reescribir el código de la vida y el desarrollo de un método para la edición del genoma. Ambas investigadoras reciben el galardón por desarrollar la técnica de edición genómica CRISPR/Cas9 que funciona como unas tijeras moleculares que permiten localizar cualquier secuencia del código genético de cualquier animal, planta o microbio (CRISPR) y cortarlo (Cas9). Esta tecnología ha sido “revolucionaria” para las ciencias de la vida, está contribuyendo a desarrollar nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad la cura de muchas enfermedades hereditarias de origen genético, destacó la Academia.
Regulación de la edición genética con CRISPR en la UE: no repitamos errores, nos jugamos el futuro
Los ‘biohackers’ que dejan que la tecnología se les meta en la piel

El debate sobre la mejora de las capacidades humanas no es nuevo para la bioética. Lleva en marcha desde finales del siglo pasado, cuando la clonación y las células madre plantearon esa posibilidad teórica, y se ha intensificado en los últimos años con CRISPR y otras tecnologías rompedoras de edición genómica. El punto central de esta polémica es precisamente la frontera entre curar enfermedades y mejorar las cualidades humanas. Solo los fanáticos religiosos, como los Testigos de Jehová, se opondrían a curar una enfermedad de su hija, pero mucha gente, religiosa o no, va a ponerse muy nerviosa con la mejora de los talentos humanos.

No hablamos aquí de un cíborg que eche rayos gamma por los ojos, sino de un niño modificado para mejorar su rendimiento intelectual, por poner un ejemplo tonto. ¿Sus compañeros de clase van a soportar sin inmutarse que el niño saque una matrícula de honor tras otra mientras ellos quedan como unos perfectos cenutrios? ¿Y si el examen es de oposiciones a juez o abogado del Estado, por poner otros dos ejemplos tontos? Lo cierto, sin embargo, es que la frontera entre curar y mejorar no es una línea clara, sino una nube polisémica. Recuerden el caso del genetista chino He Jiankiu, que anunció en 2018 el nacimiento de dos niñas modificadas con CRISPR para hacerlas resistentes al sida. ¿Eso qué es, curar una enfermedad o mejorar una cualidad? En cualquier caso, Jiankiu acabó en la cárcel denostado por todo el mundo, aunque algunos científicos le apoyaron en privado.

El científico chino He Jiankiu.
El científico chino He Jiankiu.

Los avances que hemos presenciado en directo con las vacunas de mRNA (ARN mensajero) han sido tan espectaculares que The Economist ha echado a volar la imaginación sobre los biopiratas de los próximos 10 años. Para entonces, especula la autora, la tecnología del mRNA no solo se habrá usado para muchas otras vacunas, sino también en el tratamiento del cáncer, el infarto y las enfermedades neurodegenerativas. Hacia 2024, tras los Juegos Olímpicos de París, se descubre su uso para la mejora de los deportistas. Y entonces llegan los biopiratas. Ahí me quedo, que no quiero destripar el artículo.

La mejora de las cualidades humanas llegará tarde o temprano. La tecnología está casi lista, y si la ciencia institucional no la aplica, lo harán los deportistas y los biopiratas. Si nunca se ha podido poner un policía en cada laboratorio, imaginen poner uno en cada garaje.

Descubra las mejores historias del verano en Revista V.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_