Drones marinos, los grandes desconocidos
La tecnología sigue flaqueando en el sector náutico, limitado por el bloqueo legal
El primer día de diciembre de 2016 el puerto de Vigo registró un evento inédito. Tras la bendición del párroco y un bautizo canónico con botella de cava incluida, el barco Victoria navegó la ría gallega unos 10 minutos, sin ningún tripulante a bordo. Industrias Ferri acababa de botar el primer barco no tripulado de Europa, una embarcación semirrígida de 12 metros de eslora y dos motores de 300 caballos. “La bendición del párroco, el cava, el ramo de flores en la cubierta; aquel choque cultural en forma de rito solemne dejó claro un mensaje: sabemos de dónde venimos pero no renunciamos a la tecnología”, rememora Sergio de Frutos, director de Ferri Systems. Cinco años más tarde, la tecnología sigue flaqueando en el sector náutico y los drones marinos o embarcaciones USV (unmanned Surface vehicles) escasean limitadas por el bloqueo legal.
UN BANCO DE PRUEBAS
Pocas empresas invierten en barcos sin permiso para navegar. Utek es una de ellas. Nació en 2016 con la intención de cubrir ese nicho y en 2017 ya tenía un USV flotando en el pantano madrileño de San Juan. “Había muchos drones aéreos, pero nadie estaba fabricando drones marinos en España”, recuerda César Martinez, CEO de Utek. Su empresa se ocupa de la electrónica embarcada, la estación terrestre —una rueda y un mando de gases— y el enlace de comunicación para controlar el barco remotamente. En la actualidad tienen el barco para pruebas y un USV que controlará la calidad del agua en Canarias —subvencionado por el Gobierno autonómico, está pendiente de matriculación—. También trabajan con el Ministerio de Defensa en un sistema de detección de amenazas submarinas. “Es un USV con un submarino también remoto. El submarino busca la amenaza y envía la información a través del barco; cuando termina, vuelve él solo de manera automática”, describe Martínez.
Por lo general, los drones marinos suelen emplearse en seguridad portuaria, salvamento, defensa militar y control medioambiental. Prevalecen las dos últimas aplicaciones. “Los USV pueden contener vertidos mediante barreras automáticas o disponer de armas remotas para uso defensivo”, cuenta el CEO de Utek, y pone de ejemplo el Cuerno de África, donde la piratería, dice, podría ser combatida o disuadida mediante armamento remoto. Pero, ¿qué ocurre si estos drones caen en manos de narcotraficantes? “Siempre que hablamos con la Guardia Civil se lo decimos: como esta gente se entere vamos a tener un problema”, narra Martínez.
Desde el cuerpo armado han mostrado interés en estos drones valorados en 200.000 euros porque ayudarían a realizar tareas repetitivas y peligrosas sin exponer a la tripulación.
Eso llegará con un futuro cambio de legislación. De momento, los drones marinos tienen vetada la navegación autónoma o remota, y solo pueden realizar pruebas acogidos a una instrucción de Marina Mercante que regula la fabricación, el abanderamiento o los ensayos con embarcaciones menores no tripuladas.
NORMATIVA ANTIGUA
“Hasta la Ley de Navegación Marítima (LNM) de 2014 funcionamos en el mundo jurídico con el Código de Comercio de 1885. Por supuesto, la actual LNM no contempla la navegación sin tripulación. ¿Cuánto tardaríamos en actualizarla?”, se pregunta el abogado maritimista Javier Portales. Corresponde a la Organización Marítima Internacional (OMI) desarrollar el encaje legal para hacerlo extensible a los países marítimos. El organismo tiene tres retos: evaluar cómo impacta la tecnología en los convenios de navegación, avanzar hacia un enfoque legal menos antropocéntrico y resolver el nuevo reparto de responsabilidades que se plantea sin un capitán a bordo.
A falta de respuesta, los barcos no tripulados se ven obligados a navegar con tripulación, caso del USV Vendaval, un barco de Navantia diseñado para la autoridad portuaria de Ceuta, actualmente en uso. Este barco de vigilancia y control medioambiental incorpora sensores específicos como fluorímetro y estación meteorológica, un gancho de remolque, un lanzador de bengalas y un lanzador de balsas salvavidas; todo ello operable por control remoto. ¿Qué ocurriría con sus funciones en caso de ciberataque? “El sistema dispone de comunicaciones encriptadas y el manejo de la embarcación está protegido mediante procedimientos específicos de control de acceso. Estas tecnologías se usan en el sector militar”, ataja Alfonso Cardona, director comercial de Sistemas en Navantia.
No son estos los únicos drones que atraviesan las olas. Los hay submarinos, usados para revisar el casco de los buques o en el mantenimiento de plataformas petrolíferas. También hay ejemplos menos aparatosos, como el Dolphin 1, un dron de salvamento marítimo con capacidad para acarrear un máximo de 150 kilos. “Aunque no ha participado en ningún rescate real, hemos hecho pruebas satisfactorias en Málaga entre rocas o en la gaditana playa de La Barrosa con oleaje potente”, cuenta Miguel Ladrón, consultor e importador del dron de Ocean Alpha, dueño de una visión particular sobre el futuro del socorrismo. “Yo veo torres de salvamento en el agua con tres o cuatro Dolphins cada una. Estas torres”, relata, “estarían provistas de paneles solares y tendrían una cámara 360 con sensor lídar, de modo que podríamos monitorizar la zona y modelizar dónde está cada punto. Luego, con cada persona ahogándose saltaría una alarma para que el socorrista al mando enviara al Dolphin”.
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