Así funciona el dispositivo de bolsillo que está hecho para ser manoseado y crear sonidos

En Sleeper (El Dormilón), los humanos del futuro soñado por Woody Allen hacían el amor en máquinas, tenían esclavos robóticos y disfrutaban con una especie de bola lisérgica que frotaban apasionadamente. La compañía de Nashville Artiphon también se ha sacado de la manga una particular bola electrónica, pero esta con fines musicales. También es una bola adictiva. Está arrasando en la plataforma de crowdfunding Kickstarter.

La criatura, llamada Orba, tiene el tamaño similar a un pomelo y la misión de crear música adonde quiera que vayamos con solo tocarla. Para ello cuenta con ocho almohadillas sensibles al tacto e iluminadas por Led que responden a los gestos del usuario y los transforma en música y suenan a través de su pequeño altavoz integrado.

De este modo, Orba se puede golpear o agitar para emular una batería, deslizar los dedos como si fuese un arpa o pinzar sus sensores como si estuviésemos tocando un chelo o un bajo eléctrico en una suerte de pizzicato virtual. Y es que esta bola mágica se puede inclinar, acariciar, rascar o presionar a nuestro antojo mientras se crean loops musicales y fragmentos de canciones. Con ella, la música adquiere más que nunca una dimensión táctil donde las melodías surgen a partir de gestos y manoseos.

Todo un amuleto para músicos y un agradecido juguete para profanos, que ahora pueden escribir canciones haciéndole cosquillas a este dispositivo portátil. Por supuesto, Orba nace con voluntad de expandir sus melodías más allá de su pequeño caparazón plástico y se sincroniza automáticamente con el smartphone a través de Bluetooth MIDI para comunicarse con las principales plataformas de software musical, como Ableton Live, Logic o Pro Tools. Música digital palpable y manipulable en una pequeña bola todopoderosa.