Youtubers tecnológicas se alían contra los prejuicios de género

“Cuando era pequeña uno de mis pocos referentes femeninos era la científica Bulma de Dragon Ball Z o la actriz Jodie Foster cuando hacía de ingeniera en Contact”, dice Verónica Sierra, una ingeniera de telecomunicaciones. Como youtuber especializada en tecnología es conocida como Verownika en redes. “Mi padre intentó persuadirme cuando quise estudiar telecos. Creía que iba a estar más protegida e iba a tener menos problemas si hacía una carrera de economía. No obstante, escogí la ingeniería: de 80 personas en toda la clase, solo seis éramos mujeres”, añade.

Sierra, de 34 años, combinaba su trabajo de ingeniera en una desalinizadora con un blog de tecnología, pero en 2012 dio el salto a YouTube, a lo que ahora se dedica en exclusiva. En su canal habla principalmente de dispositivos electrónicos y programación, pero desde que comenzó el confinamiento ha incluido temas de desarrollo personal y técnicas de control de la ansiedad.

YouTube está plagado de canales sobre tecnología, pero cuesta encontrar alguno llevado por mujeres. El 23 de abril se celebra el Día Internacional de la Niña en las Tecnologías de la información y Comunicación (TIC). El objetivo animar a las niñas y adolescentes a realizar estudios relacionados con la tecnología. Muchos estudios relacionan su interés en ramas como la tecnología ingeniería, ciencia y matemáticas con la presencia de referentes femeninos. Y esos, aunque existen, no son tan visibles.

Las mujeres suponen el 55,2% de los matriculados totales en estudios superiores. Sin embargo, su presencia queda lejos en la rama STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). Solo constituyen el 28,5% en ingenierías, construcción e industria. En informática la cifra todavía desciende más: apenas el 12,9%, según las últimas estadísticas del Ministerio de Educación y Formación Profesional 2018-2019.

En total, apena uno de cuatro matriculados en carreras científicas y tecnológicas son mujeres, y esta es una tendencia que se mantiene desde 2015. “Se cree que estamos en un momento en el que las mujeres podemos elegir libremente cualquier carrera, pero no es cierto”, afirma la matemática Marta Macho, miembro de la Cátedra de Cultura Científica de la Universidad del País Vasco (UPV), donde se encarga del blog Mujeres con ciencia. “Hay numerosos estudios que demuestran que desde los seis años, debido al entorno social, las niñas van acumulando inseguridades para dedicarse a carreras STEM”, añade Macho.

“Muchas chicas nos escriben comentarios a través del canal”, explica Valeria Corrales, una niña de 11 años, que con su profesora Patricia Heredia lleva más de un año emitiendo contenidos de tecnología en su canal ValPat. “Dicen que antes creían que la tecnología y la robótica eran para chicos, pero tienen que darse cuenta de que cada vez somos más mujeres en este mundo y al menos deberían probarlo por si les gusta”, dice Valeria.

Su profesora cree que muchas niñas piensan así porque faltan referentes femeninos. “Cuando le preguntas a las niñas, ¿qué hace un ingeniero? Ellas se imaginan a un señor con casco construyendo un puente, y cuando les preguntas por un informático muchas veces me responden “un señor gordo comiendo pizza delante de una pantalla de ordenador”. En series como The Big Bang Theory, el personaje de Sheldon Cooper es un físico teórico y casi siempre está rodeado de otros hombres científicos”, explica su profesora, una ingeniera de telecomunicaciones que compatibilizó su trabajo en sistemas de comunicación de trenes con una academia de tecnología en su ciudad, Huesca, hasta que se dedico solo por completo a la docencia. Alumna y maestra subían un video cada varios días, pero “desde el confinamiento hacemos un directo todos los días a las doce y media de la mañana”, afirma Valeria.

Micromachismos

Estas mujeres se enfrentan también al machismo en los comentarios. “Aunque en mi canal hemos conseguido un ambiente más o menos sano, he tenido experiencias machistas de todo tipo en otras redes sociales. Un compañero youtuber no estaba de acuerdo con uno de mis comentarios y como no tenía argumentos escribió “no le pidas peras al olmo” con dos emojis de peras queriendo decir que tenía reconocimiento porque tengo pecho”, explica Verownika.

No es la única youtuber que recibe este tipo de comentarios. “Cada día leo críticas de quienes no valoran el contenido del video, sino que solo entran a juzgar mi aspecto físico. Alguna vez me han dicho que me vista de una u otra manera o me maquille de tal forma “para estar más guapa”. Siempre me pregunto si los youtuber hombres también reciben este asesoramiento de imagen gratuito”, afirma Elena Santos, conocida como ChicaGeek.

Santos, de 44 años, comenzó con un blog de tecnología en 2007 y, como el formato video estaba teniendo mucho empuje, fue cuestión de tiempo hacer la transición. Comenzó con los videos en 2010, aunque hasta 2015 no emitía a diario. Estudió filología inglesa y comunicación audiovisual, pero le apasiona la tecnología. “Suelo hablar de temas de tecnología aplicados a la vida diaria: apps para organizarse mejor, para ser más productivo. También hablo mucho de redes sociales y domótica, pero lo que más me gusta es explorar a fondo una app y explicar en un video todos los trucos que he descubierto”, explica Santos. En su canal solo ofrece contenidos de tecnología, pero en otras redes comenta sobre videojuegos, series y libros, principalmente.

En el plano internacional, youtubers como Simone Giertz, también visibilizan la presencia de las mujeres. Es de origen sueco, aunque reside en San Francisco. Adquirió gran fama con su canal llamado Shitty robots, donde muestra construcciones de robots y programación. También imparte charlas sobre tecnología por todo el mundo.

Dianna Cowern, conocida como PhisicsGirl estudió física en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y fue la coordinadora de difusión del centro de Astrofísica y Ciencias Espaciales de la Universidad de San Diego (EE UU), después comenzó a hacer videos para Youtube donde explica conceptos física y astronomía de forma sencilla.