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Móviles

Un cargador para todos los móviles, cada vez más cerca pese a la oposición de Apple

La Comisión Europea pretende que a partir de verano las tecnológicas fabriquen un cable estándar para los dispositivos electrónicos con el fin de facilitar la vida a los usuarios y reducir el impacto medioambiental

La Unión Europea ha declarado la guerra a los distintos tipos de cargadores. Pese a que las instituciones comunitarias llevan una década en búsqueda de un cargador universal, este verano apunta a la fecha definitiva para que sea una realidad, según un documento filtrado por la Comisión. Se trata de una iniciativa que fue respaldada el viernes pasado por una mayoría muy amplia en el Parlamento Europeo, pero que se ha topado con la oposición de Apple. Su cargador exclusivo Lightning queda fuera de los planes que tiene Europa para encontrar una solución universal.

Desde la tecnológica aseguran que la decisión socava la innovación en vez de alentarla y daña a los consumidores europeos y a la economía en general. “La legislación tendría un impacto negativo directo al interrumpir los cientos de millones de dispositivos y accesorios activos utilizados por nuestros clientes europeos”, sostiene Apple. Para Guillermo de Haro, profesor del área IS/IT del IE, el motivo principal que tiene Apple para obstaculizar este proyecto no es otro que el económico. El año pasado, los accesorios de la tecnológica, entre los que se incluyen los cargadores, mantuvieron la facturación. “Es la categoría que más crece con diferencia, un 41%. Aunque no todo son cables, es una parte nada desdeñable”, asegura.

Aparte de ayudar a que los usuarios dejen atrás diferentes cables, la Comisión entiende que también ha llegado el momento de reducir el impacto medioambiental de la tecnología. Estima en 51.000 toneladas al año la basura electrónica generada por cargadores ya obsoletos. Una posición secundada por fabricantes como LG, significado completamente a favor de los cambios propuestos. Para la compañía surcoreana, el estándar tiene que partir de la solución más empleada en la industria, que sería el USB-C (Apple solo lo utiliza desde 2018 en el iPad Pro). “Modificaríamos lo que fuera necesario para adaptarnos a un cargador universal, que ahorraría en el consumo de recursos” explica Nacho Ángel, director de comunicaciones móviles de LG España.

Esta última semana, la guerra de los cargadores ha vuelto a escena, aunque es una batalla que lleva librándose más de una década. Ya en 2009 las grandes tecnológicas, entre las que se encontraban Apple, Samsung y Nokia, se comprometieron a solucionar este problema. Empezaron a fabricar adaptadores y el resultado final es que, de las más de 30 conexiones disponibles en el mercado, solo han resistido tres: Lightning, USB-C y Micro USB. “Este enfoque ha demostrado que funciona. Esperamos que la Comisión continúe buscando una solución que no restrinja la capacidad de la industria para innovar y brinde nuevas tecnologías a los clientes”, apunta la organización fundada por Steve Jobs.

El diseño importa

La fiscalidad, la garantía de un solo año y las reparaciones de los móviles representan otras polémicas en las que Apple ha chocado con las instituciones comunitarias. El rechazo al cargador universal, aparte de por motivos económicos, guarda estrecha relación con la exclusividad en el diseño de sus dispositivos. Como explica De Haro, el cable Lightning es más fino, lo que les permite incluir más elementos en productos ya muy optimizados. “Esto no va solo de fabricar puertos nuevos. El estándar puesto encima de la mesa es hasta un 20% más grande, algo que afectaría tanto al hardware como a su línea de diseño”, zanja.

A falta de recorrer toda la lenta burocracia de Bruselas, en la que los países miembros tendrán la última palabra, las ventajas y la voluntad de los organismos europeos parecen muy claras después de tantos años. De Haro se muestra más escéptico ante los cambios que están por venir. No descarta que haya grandes compañías que adquieran una posición dominante y que los costes de adaptación sean elevados antes de generar cualquier tipo de valor. “Habría que valorar realmente si, más allá de la comodidad para los usuarios y la incomodidad para Apple, hay otros factores que justifican este cambio. Si el estándar está más o menos bien pensado, que no siempre ocurre, hacen la vida más fácil”, concluye.

En el seno de las decisiones comunitarias nadie comprendería que esta lucha se demorara más en el tiempo. Algunos eurodiputados han llegado a afirmar, en una evidente alusión a Apple, que retrasar todavía más la regulación situaría los intereses de una empresa por encima del de los consumidores europeos. “Existe la necesidad de adoptar urgentemente una norma sobre un cargador común. Tenemos que velar por que los ciudadanos no compren un nuevo cable con cada dispositivo nuevo”, recuerda el Parlamento. 

La tercera vía de la carga inalámbrica

Una posibilidad abierta en Europa para llegar a este cargador universal, en caso de que el cable USB-C deje de ser la opción predilecta por las instituciones comunitarias, es precisamente prescindir de los cables. La carga inalámbrica aparece como una tercera vía para soslayar la oposición mostrada casi en exclusiva por Apple. Sin embargo, tal y como razona Nacho Ángel, director de comunicaciones móviles de LG España, el usuario todavía no es demasiado proclive a emplear este tipo de soluciones. "Hay muchos dispositivos que no dan toda la seguridad requerida cuando hablamos de cargadores inalámbricos. Veo difícil que se estandaricen para los consumidores finales", asegura.

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