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Las zapatillas que combinan con las gafas de realidad virtual

Soluciones como las cybershoes sirven a los usuarios de videojuegos VR para caminar, correr o saltar en un entorno digital sin moverse de su asiento

Hay algunas tecnologías que parecen diseñadas con la intención de revolucionar un sector en concreto. Muchas de ellas tienen cientos de casos de uso aplicables a diferentes campos, pero hay uno de ellos que parece ser su media naranja, con el que la tecnología estaba destinada a encontrarse. Es el caso de los videojuegos y la realidad virtual, que permite a los jugadores disfrutar de una experiencia más inmersiva y sumergirse de lleno en la ficción que están a punto de protagonizar. Y, como no podía ser de otra manera, el filón se está explotando, aunque tal vez no al ritmo esperado.

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Sony consolidó su particular apuesta por esta tecnología con Play Station VR, que convive en este nuevo ecosistema con otras soluciones como Oculus Rift o HTC Vive. Videojuegos de primer nivel como Doom o Skyrim se decidieron a dar el salto y se pueden jugar a través de plataformas de realidad virtual, pero su penetración en el mercado ha sido algo tímida. La tecnología está vigente y disponible, pero aún le queda camino para terminar de consolidarse.

Entre tanto, el sector sigue explorando nuevas maneras de mejorar la experiencia de usuario. Zero Latency es una de las soluciones que han surgido en los últimos años con esta finalidad. La empresa australiana, que lleva más de dos años operando en Madrid y algo menos en Terrassa, propone a sus clientes disfrutar de un juego de realidad virtual en el que pueden sudar la camiseta.

Un grupo de jugadores en una de las salas de Zero Latency.
Un grupo de jugadores en una de las salas de Zero Latency.Zero Latency

Los jugadores, que llevan puestas sus gafas de realidad virtual, se desplazan físicamente en una nave industrial de unos 200 metro cuadrados y, mediante un sistema de cámaras y sensores, Zero Latency traslada sus movimientos al juego, renderizando la imagen en tiempo real y sin latencia —de ahí su nombre— para que puedan disfrutar de una experiencia más inmersiva.

El sector también trabaja en otras soluciones pensadas para ser disfrutadas en casa. Es el caso de las cybershoes, que cumplen un objetivo similar al de Zero Latency: que los jugadores puedan caminar en el juego cuando mueven los pies en la realidad. Los impulsores de esta iniciativa idearon unas zapatillas con un rodillo en la parte inferior que traduce los movimientos de caminar y correr en desplazamientos dentro del juego. Como no hay demasiadas casas que dispongan de un espacio de 200 metros cuadrados en el que moverse con libertad sin miedo a chocar con algo, las cybershoes están pensadas para que juguemos sentados en una silla giratoria.

Las zapatillas son compatibles con la mayoría de plataformas de realidad virtual. El problema de siempre con estas tecnologías, y uno de los principales motivos por los que su adopción no ha resultado ser todo lo masiva que cabía esperarse, es su precio. El paquete básico, que incluye las zapatillas y una alfombra específica para usarlas, cuesta en torno a 350 euros. El lote más completo, que integra una silla para jugar, supera los 1.000 euros.

Las cybershoes no son el primer calzado VR que conocemos. Las zapatillas Taclim, que la compañía japonesa Cerevo presentó en el CES 2017, tienen, no obstante, otra finalidad: que los jugadores puedan sentir la realidad virtual. Cada zapatilla dispone de tres sensores que transmiten sensaciones que permiten disfrutar de una mejor experiencia. En el mundo virtual, no será lo mismo caminar por césped, arena o agua. En su página web explican que, en un juego de pelea, “cuando golpeas el cuerpo del personaje enemigo se sentirá suave y cuando golpeas su escudo, lo notarás más duro”.

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