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Un almacén para la era híbrida

El éxito del Pier01 como espacio aglutinador de 'startups', venture building y centros de innovación abre la puerta al sueño de un Campus de Emprendimiento Tecnológico para Barcelona

Flaminia Pelazzi

La transición hacia la Era Híbrida ha empezado. Debido al avance de la inteligencia artificial y social, así como al florecimiento de la tecnología integrada y disruptiva, la actual Era de la Información está llegando a su fin y pronto será cosa del pasado, junto con el Neolítico o la Revolución Industrial. Curiosamente, es en el interior de un edificio nacido de las necesidades de este último periodo (un almacén propio de la arquitectura portuaria del siglo XIX) donde se vive con mayor intensidad la transición hacia la Era Híbrida en nuestro país.

Nos referimos al bloque oeste del Palau de Mar, hoy conocido como Pier01, el primer espacio físico gestionado por la asociación Barcelona Tech City. Inaugurado en verano de 2016, sus 11.000 m2 frente al muelle de La Barceloneta albergan a un centenar de empresas y startups del sector tecnológico y digital, lo que supone un total de 1.000 profesionales, el 30% de ellos extranjeros. HolaLuz, ByHours, Tiendeo, Ikomobi, Antai Venture Builder (cofundadores de Wallapop y Glovo) o Nuclio Venture Builder son algunas de las firmas más destacadas.

“La idea de los fundadores de la asociación es devolverle a la ciudad lo que esta les ha dado. Desde Barcelona pudieron construir proyectos para el mundo capaces de generar dinero suficiente como para considerarse emprendedores de éxito”, nos cuenta Miquel Martí, CEO de Barcelona Tech City. “Ahora, su principal vocación es hacerle la vida más fácil a los emprendedores, ayudándoles en lo que necesiten, ya sea formación, contacto con inversores o un espacio físico a precio asequible”. Paralelamente, buscan consolidar la capital catalana como hub tecnológico internacional y potenciar un ecosistema que movilizó 1.200 millones de euros en 2017 y que ocupa a 30.000 expertos.

Flaminia Pelazzi

Con grandes comunidades de innovadores en mente como la Station F de París, el Campus London de Google o Factory en Berlín, los responsables del Pier01 están convencidos de su potencial para convertirse en referente internacional. “Se trata de un edificio único por tres razones”, argumenta Miguel Vicente, presidente de Barcelona Tech City y cofundador de Antai. “En primer lugar, por su tamaño y por la variedad de proyectos que lo habitan, desde emprendedores que arrancan en un espacio de coworking, hasta compañías consolidadas o aceleradoras como mVentures, parte de la Mobile World Capital Foundation. En segundo lugar, porque hemos introducido a las grandes corporaciones para fomentar sinergias con las startups. Aquí se encuentra el Metropolis:Lab de SEAT, el InnovaHub de Gas Natural Fenosa y el Payment Innovation Hub impulsado por Caixabank, Samsung, Arval, Visa y Global Payments, por ejemplo. Y, por último, porque este es un ejemplo singular de colaboración público-privada”.

Propiedad del Puerto de Barcelona y antigua sede del Departamento de Bienestar Social y Familia de la Generalitat, la concesión del antiguo almacén la ostenta ahora el Grupo SCCE, que aceptó la propuesta de Barcelona Tech City de dejarles gestionar el espacio e invirtió tres millones de euros para acondicionarlo. Por su parte, las instituciones públicas acompañaron a la asociación en el proceso, sin llegar a financiarlo. “Cuando llegamos, todo lo que había eran muchas pequeñas oficinas y pladur, pladur por todos lados. Lo que hicimos fue quitarlo todo y, en base a las peticiones, asignar secciones a cada una de las compañías, que a su vez se encargaron de organizarlas y decorarlas”, recuerda Miquel Martí, mientras recorre las tres plantas del Pier01. Grandes ventanas con vistas al muelle, techos de ladrillo con arcos y espacios diáfanos son las tres notas dominantes, a lo que cabría sumar una constante sensación de modernidad, movilidad y jovialidad. Y es que la innovación no es cosa solo de tecnología, también de interiorismo.

Luz, casi ningún despacho cerrado, espacios comunitarios agradables: todo detalle es relevante a la hora de fomentar la creatividad, el flujo de ideas y la motivación. “El siguiente paso es conseguir más edificios, más Piers, porque en éste ya hace tiempo que no cabe nadie más. A la larga, queremos dar forma a un campus completo en Barcelona, al que se incorporen también otros espacios del ecosistema especializados en verticales como blockchain, ciencias de la vida o videojuegos, y que todos estén conectados entre sí”, augura Miquel Martí. Los números y los resultados, por ahora, les sonríen.

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