Francesca Bria: Transparencia
La clave en la relación entre el ciudadano y las organizaciones es la confianza y para lograrla hay que dar información comprensible
Corrupción. Con solo mencionarla tiemblan los cimientos de cualquier organización. Eso es precisamente lo que pretende combatir la transparencia: la desconfianza. “Hacer de las instituciones entes transparentes, participativos y menos corruptos es clave para repensar la relación entre ciudadanía y sector público”, espeta Francesca Bria, la máxima responsable de innovación digital y tecnológica del Ayuntamiento de Barcelona. “La transparencia se refiere a rendir cuentas y facilitar el acceso a información y datos”, define esta experta italiana fichada hace dos años por Ada Colau.
La corrupción sistémica percibida por la ciudadanía sitúa a España entre los alumnos menos aventajados de la UE en materia de transparencia. A la cabeza están los países escandinavos. “Estonia también lo está haciendo bien, y en Reino Unido se ha avanzado mucho en rendición de cuentas”, resume la profesora de la London Business School. Lanzar un portal de transparencia, como hizo Moncloa hace unos años, no es suficiente. “No se trata de abrir una web, sino de implementar cambios políticos y organizacionales profundos. La tecnología es solo un medio para conseguir más transparencia, no una garantía de que exista”, incide Bria”.
“Necesitamos un código ético que regule las relaciones público-privadas”
“Necesitamos explicar a los ciudadanos qué significa y dónde está toda la información que ponemos a su disposición. Para ayudar a que se visualicen los datos necesitamos a los periodistas”, añade. ¿Cómo se podría mejorar en este campo? “Necesitamos un código ético que regule las relaciones público-privadas. También se debe publicar toda la información que tenga que ver con el gasto y la contratación. Y hay que involucrar a la gente a través de la accesibilidad de los datos, haciendo pedagogía y estableciendo mecanismos de participación ciudadana en las decisiones que les competen”, sentencia.
Entre las iniciativas más innovadoras que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Barcelona destaca la Bústia Ètica (buzón ético), un sistema que permite a cualquier persona o funcionario denunciar mediante mensajes encriptados y de forma anónima casos de corrupción. Están apostando fuerte por el open data, han puesto en marcha una oficina relacionada con la transparencia y los derechos de los ciudadanos y sus presupuestos son abiertos. Todo eso, opina Bria, se puede exportar a las administraciones regionales y estatales. “Que no sea fácil no quiere decir que sea imposible”.
La tecnología introduce nuevos motivos para regular la transparencia corporativa. “Hace falta que el diseño de los algoritmos sea transparente. También se debería asegurar la privacidad de los datos de las personas, y que estas estén al corriente de lo que pasa con su información, lo que llamamos soberanía de los datos”, apunta.
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