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Las ruinas del imperio de las cabinas, tocadas de muerte

5.079 municipios españoles ya no tienen ningún teléfono público de pago, De cada una de las 15.611 cabinas que quedan en España salen, de media, 1,4 llamadas al día

Una fuente seca y un abeto navideño. La decoración de la Puerta del Sol parece un presagio del incierto futuro de la cabina telefónica herrumbrosa que se esconde en el ángulo oscuro de la plaza, a la sombra de un muro desvencijado. Es la última del pueblo. La única que han tenido en los últimos treinta años, según recuerda María Eugenia Martínez. Desde la barra de La Solana, su bar, puede ver la vida cotidiana de una de las 15.611 cabinas que quedan en España, una séptima parte de las que había en el 2000. "Los vecinos la usan, sí. ¿No ves que muchas veces nos quedamos sin cobertura? Yo hace dos meses tuve que llamar a mi hijo de ahí, porque con el móvil no podía", explica.

En Valverde de Alcalá, a 40 kilómetros de Madrid, solo tienen cobertura Vodafone y Movistar. "Si estás con Orange, tienes que irte allí abajo y llamar mirando a Torres de la Alameda", comenta un parroquiano. Ahí están las antenas que llevan la red a Valverde, a través de repetidores. "Igual hace quince años que no uso la cabina. ¡Si pensaba que no funcionaba! Y no me extrañaría que la quitasen, somos cuatro gatos", añade.

Distribución de las 15.614 cabinas que quedan en España

Fuente: Telefónica

Cuatro no, pero sí 420. Mucho menos del mínimo que marca la ley para asignar una cabina. De acuerdo con la última modificación del Real Decreto 424/2005, que entró en vigor en 2011, deben tener al menos un teléfono público los municipios de más de 1.000 habitantes. Antes una cabina costaba 500 vecinos. Además, una distancia elevada a facilidades similares, baja penetración del servicio telefónico fijo o móvil y una elevada tasa de población flotante pueden justificar la necesidad de contar con una de ellas. Sin embargo, 230 localidades que superan los 1.000 habitantes ya no tienen cabina. Mientras que 108 que no alcanzan este umbral conservan al menos una, como ocurre con Valverde de Alcalá.

Pero más de la mitad de España no volverá a estas reliquias de la vida sin móvil. En total, 5.079 municipios no tienen ya acceso a los teléfonos públicos de pago que constituyen la prestación menos tentadora del Servicio Universal. Ya nadie quiere encargarse de las cabinas. La última vez que se renovó esta adjudicación, en 2016, el concurso se declaró desierto, de modo que se designó directamente a Telefónica como prestadora del servicio al menos por un año más y quedó abierta la posibilidad de una prórroga de un año.

Teléfonos públicos instalados en España

Fuente: CNMC

Este año de gracia ha sido finalmente concedido, bajo las condiciones desarrolladas en la orden ministerial original. Telefónica tendrá que encargarse de las cabinas, hasta el 31 de diciembre de 2018. Sobre lo que vendrá en 2019 no hay nada escrito. ¿Por qué nadie las quiere? Porque no dan dinero. Aunque la ubicuidad (menguante) de la red aporta ciertas ventajas colaterales al prestador del servicio, asociadas a la exposición de la marca y el uso de estas instalaciones como soportes publicitarios, el coste de mantenerlas activas ha crecido constantemente durante los últimos años.

La CNMC, que el año pasado instó al gobierno a reconsiderar la necesidad de mantener esta prestación, publicó hace unos días su estimación de estas cifras para el año 2015: más de dos millones de euros. La misma resolución concluye con el reconocimiento de la existencia de "una carga injustificada para Telefónica Telecomunicaciones Públicas, S.A.U como consecuencia de la obligación de prestación del servicio universal relativo a cabinas" en dicho ejercicio.

Coste de las cabinas del Servicio Universal

Fuente: CNMC

Telefónica también dejó clara su postura en la encuesta sobre telecomunicaciones que condujo la Unión Europea en el mismo año. Ante la pregunta sobre si está justificado conservar los teléfonos públicos de pago en el espectro de prestaciones del Servicio Universal, la actual responsable de mantenerlos se declaró "en fuerte desacuerdo".

El que en el 2000 fuera un entramado formado por más de 100.000 teléfonos -hay que tener en cuenta que algunas cabinas tienen más de uno- no supera ya los 17.623. Y el uso del servicio ha seguido la misma tendencia. En 2008, el parque ya estaba en declive. Quedaban menos de 50.000, pero a través de ellas se establecieron casi 170 millones de llamadas: 9,5 diarias por cabina. En 2016 cada una de ellas habría sido descolgada 1,4 veces al día, según los datos facilitados por Telefónica. Lógicamente, si obviásemos el reparto equitativo de las llamadas entre cabinas y días del año, encontraríamos terminales que ven los días pasar sin que nadie los descuelgue.

En su respuesta a la encuesta europea, Telefónica citaba un informe de la Asociación Europea de Operadores de Redes de Telecomunicaciones (ETNO), de acuerdo con este, "los consumidores refieren que las cabinas podrían tener valor en casos de emergencia, sin embargo, una pequeña minoría todavía los usa, lo que puede indicar la posibilidad de un apego emocional con poca utilidad práctica".

Evolución de las llamadas realizadas en las cabinas españolas

Fuente: Telefónica

Cecilia Machicado ha vivido 91 años -toda su vida- en Valverde de Alcalá y nunca se ha acercado a la cabina. "Tengo un móvil de esos amarillos con las teclas grandes, de los primeros que salieron", explica. Su "móvil" es un fijo del antiguo -pero no tanto- modelo Forma, que instalaba Telefónica a mediados de los noventa. A ella le preocupan más las raíces de los árboles que están reventando el suelo frente a su casa y lo poco que pasa el médico por la consulta.

"No tenemos médico, no tenemos cura, no tenemos banco. Si nos quitan la cabina, ¿qué nos queda?", insiste María Eugenia Martínez. Para los vecinos del pueblo, conservar la cabina es una escaramuza más en la guerra contra la sangría de prestaciones públicas que han experimentado en la última década. "Estamos resistiendo con el colegio y nos está costando mucho", admite Gabino de Hago, alcalde de Valverde. "Es verdad que el teléfono no se usa mucho, pero es un servicio que tenemos y no queremos quitarlo". Por eso, en 2016 el consistorio empezó a pagar a Telefónica por la conservación y mantenimiento de su cabina: 330 euros -sin impuestos- que están preparados para volver a abonar para el curso del próximo año.

A casi 2.000 kilómetros de la solitaria cabina de Valverde de Alcalá, hay un paraíso sembrado de teléfonos públicos de pago. El municipio de Las Palmas de Gran Canaria tiene 322 cabinas. Es la tercera ciudad con más cabinas de España, solo por detrás de Madrid y Barcelona. Tiene incluso más de las que marca la ley para sus 378.998 habitantes. Casi 200 más. ¿Qué ocurre? Según Telefónica, turismo. Los visitantes extranjeros son los principales responsables de que esta y otras ciudades del archipiélago canario, así como Marbella, Granada o Benidorm superen su cuota de cabinas mientras otras se aferran a la última que les queda.

Cabinas instaladas por comunidad autónoma

Fuente: Telefónica

Precisamente en el turismo se asienta la alternativa a la extinción de estas figuras en el ecosistema urbano. En Andalucía hay siete neocabinas que ya no se ganan la vida con las llamadas. En un golpe de economía circular, iUrban y Telefónica On The Spot las han convertido en puntos de información turística con tomas de corriente para cargar móviles. "De momento no hay un plan de despliegue completo, pero sí que hay ciertos ayuntamientos que están interesados y con los que estamos trabajando desde el punto de vista comercial", adelanta Javier Lorente, director de producto de Telefónica On The Spot. En esta retícula de cabinas del futuro se están haciendo entre 160 y 200 cargas al día. Unas 5.000 al mes. Además, los visitantes pueden hacerse un selfie y enviarlo a su correo electrónico si aportan algunos datos extra, de modo que se van recogiendo estadísticas en tiempo real.

Instalar una neocabina es según Andrés Martínez, director ejecutivo de iUrban, cuestión de 10 minutos. ¿Cuánto le cuesta al ayuntamiento? "Por ahora nos estamos moviendo en rangos de contrato menor -están por debajo de 15.000 euros y se pueden hacer sin concurso público-, para que cualquier ayuntamiento pueda instalarla, probarla, ver las métricas y, en su caso ampliar", explica.

La continuidad y crecimiento de esta propuesta depende de los derroteros que sigan los requisitos del Servicio Universal. "Ahora estamos en una fase embrionaria. Nos estamos centrando en buscar nuevos usos para este elemento. No podemos decir que tengamos una hoja de ruta clara de lo que va a pasar con las cabinas en los próximos cinco años", admite Lorente.

Prehistoria reciente

El avance de las telecomunicaciones ya se ha cobrado la vida de algunas prestaciones sin las que hace no tanto, habríamos estado perdidos.

Desaparecieron, lo hemos hablado, las centrales de conmutación manual y sus operadoras, ya no queda ni rastro de las "cabinas" que no eran más que el fijo de un vecino conectado al Teletax que habría de contar los pasos telefónicos para determinar el precio de la llamada y también perdieron su sentido los carteles que señalaban la ubicación del único teléfono del pueblo.

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