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La industria tradicional intenta aliarse con las nuevas tecnologías

Las jornadas de Fabricación Digital muestran diferentes iniciativas disruptivas con las que encontrar soluciones a los métodos de producción más tradicionales

Getty Images

El sector de la producción industrial tiene un poso de tradición. Los tornos de alfarería, la rehabilitación de fachadas o la construcción de materiales huelen a profesiones de toda la vida. A la creación manual. Alejadas de las nuevas tecnologías. Pese a la irrupción de la industria 4.0, sus procesos productivos están todavía alejados de la era digital. Para romper este techo de cristal, las jornadas de Fabricación Digital, celebradas este viernes en el ecosistema de innovación de La Nave de Madrid, han mostrado algunos de los proyectos más disruptivos en este negocio.

Una de las iniciativas más visuales es la que un par de jóvenes pusieron en marcha hace tan solo un año con la impresión tridimensional aplicada a la cerámica, porcelana y arcilla. Japi Contonente, uno de los cofundadores de Jet Clay, crea con la ayuda de la impresora desde lámparas hasta mapas con relieve en 3D. La ventaja, como él mismo explica, es la economía en el precio de los materiales. “El principal problema surge cuando queremos fabricar piezas de gran dimensión. Hay partes de la propia impresora que nos toca diseñar a nosotros mismos. Si no, sería imposible producirlas”, añade.

Jet Clay está intentando asentarse en el mercado, pero ya han conseguido desarrollar para Nike las peanas en las que se sujetan algunas de sus zapatillas. La dificultad, como reconoce Contonente, radica en imprimir series largas. El tiempo de producción continúa siendo elevado y el material con el que trabajan es muy sensible. Por ejemplo, algunas de las lámparas que han fabricado tienen apenas un milímetro de grosor, con lo que hay que cuidarlas como si se trataran de cristal de bohemia. “Lo que diseñamos en 3D y, posteriormente, reproduce la impresora son productos casi únicos. No porque no se puedan hacer dos iguales, sino porque todavía no podemos escalar la producción con la tecnología de la que disponemos”, apunta.

La arquitectura tiene hasta 2020 para comprender cómo utilizar las nuevas tecnologías

La impresión tridimensional también ha encontrado una aliada en la arquitectura. Lejos de los planos en papel, con cotas y símbolos indescriptibles, nace Atanga. Con una impresora gigante de 150 metros de largo, reproduce construcciones icónicas, como la Alhambra de Granada, y construye y rehabilita edificios. Javier Alonso, CEO de esta empresa, pone especial énfasis en todo el ahorro que supone para el sector contar con esta solución disruptiva. “Los costes en mano de obra, logística y posibles problemas de comunicación con los intermediarios disminuyen drásticamente. Su capacidad de trabajo de un metro cuadrado por segundo es incomparable con cualquier otro método”, afirma Alonso.

La arquitectura tiene hasta 2020 para comprender cómo utilizar las nuevas tecnologías. La legislación obligará a las compañías a construir con el modelo de información de construcción (BIM en sus siglas en inglés). Esto se traduce en emplear software tridimensionales y en tiempo real para mejorar los diseños y edificios. PrintedDreams es una de las startups que ya emprendió este camino hace seis años. Como destaca Rosa Nieves, CEO de la empresa, apenas el 2% del sector maneja este tipo de procesos. “La producción sigue siendo demasiado tradicional, pero ya va a cambiar a la fuerza”, añade.

La compañía de Nieves se centra, sobre todo, en la aplicación de la realidad virtual a la arquitectura. Sus proyectos se desarrollan directamente en este entorno y los planos representan un elemento imposible de encontrar en sus oficinas. Con unas gafas y un mando, cualquier persona puede adentrarse en la que será su futura casa aun cuando ni se ha edificado. Lo único con lo que han de tener cuidado es con no asustar a los clientes que tengan vértigo. Con esta tecnología, el usuario puede subirse a la azotea, virtualmente hablando, y mirar al vacío como si estuviera allí mismo. Un peligro para quienes prefieran tener los pies en el suelo.

La fabricación con láser es otro campo que busca un espacio de innovación que lo aleje de la industria tradicional. En este caso, más allá de conocer el software que diseña las piezas y cómo programarlo –algo que en poco más de una hora puede aprenderse–, los materiales son su gran baza. Con brazos de cerámica, este método productivo puede fabricar elementos que necesitan hasta 1.300 grados para ver la luz. La suma de la digitalización con estas pequeñas incorporaciones ha propiciado que luche con la impresión en 3D. Su rapidez y aplicación a todo tipo de sectores le abre la puerta a convertirse en un mecanismo de gran utilidad para la manufactura más añeja.

La Nave abre oficialmente sus puertas

En el sur de Madrid, concretamente en el barrio de Villaverde, el Ayuntamiento ha puesto un espacio de más de 13.000 metros cuadrados a disposición de la innovación, la creación y la aceleración de proyectos disruptivos. Como ha explicado el concejal del distrito, Guillermo Zapata, se trata de acercar la tecnología "a unos precios populares". La rehabilitación de este espacio industrial busca convertirse en un foco tanto español como europeo de startups, centros tecnológicos, formación, networking y trabajo colaborativo. "La Nave arranca con una propuesta de actividades centrada en la innovación urbana y, sobre todo, abierta a toda la ciudadanía", asegura el Consistorio.

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