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Cinco estrategias de ‘blockchain’ que esgrime la banca

El efecto descentralizador de la cadena de bloques alerta a los bancos, que empiezan a utilizar esta tecnología en su beneficio

La criptomoneda se ha enfrentado frontalmente a la banca desde sus orígenes. El auge del Bitcoin no podía augurar nada bueno para un sector que depende exclusivamente de su credibilidad. Las entidades financieras basan su supervivencia en la confianza que generan en sus clientes y en el papel que juegan como autoridad supervisando pagos y transacciones. La descentralización que promueve blockchain, la tecnología de registro distribuido sobre la que se construyen las divisas digitales, convierte en innecesario a cualquier intermediario y esto es lo último que quieren las instituciones.

Pero la cadena de bloques no solo sirve para que los usuarios muevan su dinero de forma segura: es una herramienta que se puede emplear de maneras muy diversas, y los bancos no quieren dejar pasar un tren que les puede traer más beneficios que dolores de cabeza.

Para Francisco Javier Honrubia, asesor independiente de blockchain, el reto está en encontrar el caso de uso ideal y afirma que se empieza a utilizar en modelos de negocio que ya existen en los que se puede sustituir la tecnología existente por una más novedosa. “En el sistema bancario actual, existen muchas ineficiencias localizadas fundamentalmente en ciertos procesos internos que podrían resolverse con un modelo descentralizado”, explica. “Este sería un buen punto de partida”.

La tecnología de la que hablamos permite gestionar activos evitando el papeleo reinante en la mayoría de entidades y podría terminar sustituyendo a sus auditores, digitalizando y automatizando informes de control interno en tiempo real con una trazabilidad impecable y de forma segura.

Sin embargo, la cadena de bloques se encuentra en fase incipiente y el sector es, en líneas generales, bastante conservador. “En España es difícil encontrar bancos que estén aplicando esta tecnología; se usa con bastante timidez”, lamenta Joaquín López, CEO de la consultora de blockchain Kolokium. “La mayoría estudian las posibilidades que tienen, pero les cuesta dar el paso”.

Una de las aplicaciones que más están probando quienes empiezan a experimentar con blockchain tiene que ver con las transferencias interbancarias transfronterizas. Los pioneros han creado criptomonedas de uso institucional para intercambiar activos alrededor del mundo de forma rápida y segura.

Con esta finalidad, algunos bancos han conformado alianzas como la Utility Settlement Coin (USC), una iniciativa que nace el año pasado promovida por la suiza UBS, Santander, BNY Mellon y Deutsche Bank y a la que hace menos de un mes se han sumado gigantes de la talla de Barclays, Credit Suisse y HSBC.

Imagotipo de la criptomoneda Ripple
Imagotipo de la criptomoneda Ripple

Otros, sin embargo, optan por divisas ya existentes como Ripple, que podríamos definir por analogía como el Bitcoin de los bancos. Sirve para realizar transferencias internacionales y puede presumir de ser la cuarta criptomoneda en capitalización del mercado —mueven más de 7.000 millones de dólares, una décima parte de lo que maneja Bitcoin—. En abril, BBVA anunció que se unía a la red de Ripple, conformada por 75 entidades. Su primer piloto consistió en una transferencia entre España y México, que se realizó “en cuestión de segundos”, cuando, por lo general, no es extraño que este tipo de pagos tarde cuatro días en procesarse.

Las instituciones financieras tampoco olvidan que esta tecnología va más allá de los servicios puramente bancarios. La red Lyra es un consorcio español multisectorial de blockchain en el que participan BBVA, Santander, Sabadell y Bankia, pero también Iberdrola, Gas Natural, Cepsa o Correos. “Es como un superordenador compartido sobre el que empresas de distintos sectores podemos realizar interacciones comunes y trazar comunicación de forma rápida y barata sin comprometer nuestra seguridad”, explica Julio Faura, responsable de blockchain en el banco Santander.

Una de las particularidades de esta asociación es que su red permite transaccionar más allá de lo monetario. Los tokens que intercambian estas empresas son como las fichas que hacen las veces de dinero en el casino, pero pueden ser un reflejo de todo tipo de activos. “De esta forma, cada uno podrá trabajar en Lyra conforme a su naturaleza. Igual que un banco operará con dinero, una eléctrica representará en sus tokens consumo eléctrico; una teleco, minutos; y una petrolera, litros”, aclara Faura.

Los contratos inteligentes que permite la cadena de bloques también suponen un avance a la hora de manejar activos digitales. “Los smart contract funcionan mediante un software de ejecución instantánea, lo que les convierte en ideales para codificar productos financieros como bonos e hipotecas. Si pagas el coche, lo mantienes y si no lo pagas, lo pierdes”, resume López. Esta solución aumenta la efectividad del banco y elimina la burocracia que hay detrás de estas operaciones.

Reducir el papeleo es sin duda uno de los grandes retos a los que se enfrenta la banca en su transformación y blockchain también es útil para ayudar a superarlo. Un problema esencial de la identidad digital de las personas es su fragmentación: los hospitales conocen nuestro historial médico, las entidades financieras cuentan con nuestros datos bancarios y el Gobierno dispone de píldoras de información diversificada en distintas administraciones, pero no tenemos todo reunido en un mismo sitio. Si lo juntamos todo en un registro distribuido que pueda administrar el propio usuario, la cosa cambia. “Cada vez que el banco tenga que registrar a un nuevo cliente, evitaría el proceso burocrático porque podría disponer de sus datos a través de la plataforma, lo que se traduce en un mejor servicio para el nuevo usuario”, comenta Honrubia.

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