Así logran fondos las ‘startups’ en Silicon Valley
Sequoia y Accel explican las claves para conseguir financiación de los fondos más importantes
En qué fase estás?”, “¿cuál es tu valoración?” y “¿cuánto has levantado?”. Esas son las tres preguntas que más repiten los emprendedores de Silicon Valley poco después de intercambiar tarjetas. Sería el equivalente a “¿qué series estás viendo?” o “¿qué aplicación has descubierto para el móvil?” del resto de los mortales, pero aquí las startups son el tema de conversación constante.
A medida que crecen asumen un paso importante. Tras la creación de un MVP (producto mínimo viable, en sus siglas inglesas) para comprobar que hay interés en su idea y conseguir la primera financiación con ahorros propios, apoyo de amigos y familiares, llega el momento de la verdad. Tras la fase ángel, como se llama a aquellos valientes que ofrecen su dinero cuando apenas hay esperanza, y el capital semilla, llega el momento de ponerse frente a los grandes fondos y argumentar por qué su dinero debe ir a parar a su prometedora startup.
Aunque sus correos están publicados en la web y supuestamente les interesa escuchar todos, no siempre son accesibles. Pear VC, el fondo creado por Pejman Nozad y la española Mar Hershenson, intentan sentar las bases para que las startups sigan los pasos adecuados. Ella fundó su primera empresa en 2000; desde entonces es un miembro destacado del mundo tecnológico en Palo Alto. El pasado miércoles organizaron una jornada con dos de los fondos más deseados por los emprendedores, los que tienen una cartera de inversiones más destacadas. Accel confió en Facebook, Slack o Dropbox, tres grandes. Sequoia, por su parte, es pionera en capital riesgo. Nacida en 1972, hizo posible que Apple, Google, Paypal, Oracle, YouTube, Instagram y WhatsApp creciesen.
Con este aval es natural que todos llamen a su puerta. Hershenson dejó claro que, antes de entrar en pormenores, hay dos claves: “Comprobar si se dirigen a un mercado lo suficientemente grande y contar con un equipo excepcional”.
- Mitos fuera
A partir de ahí, Brian O’Malley, de Accel, y uno de los primeros en confiar en Hotel Tonight, y Bryan Schreier, de Sequoia, donde llegó en 2009 después de trabajar en Google, explicaron qué buscan y qué descartan en sus día a día.
Comenzaron por derriba un mito, no son inaccesibles. “Se puede mandar un mail. Contestamos en menos de 24 horas. No hace falta conocer a alguien dentro para que se conteste”, explicó Schreier. O’Malley siguió en esta misma línea: “Muchos vienen buscando una conexión común en Linkedin. No hace falta. Siempre es mejor ser directo”.
Las cifras importan, claro, pero también el comportamiento, las formas. En el caso de Accel: “Podemos decir no a empresas con un millón de usuarios y entrar en una con cero. No vemos tanto el momento actual como la proyección. Cómo te acercas a nosotros también muestra cómo te vas a acercar a tus empleados, clientes o cuando quieras contratar a alguien”.
En el caso de Sequoia pidió ir con la idea muy clara: “Acércate cuando hayas tenido un éxito y sepas cómo repetirlo. Cuando sepas cómo va a ser tu empresa en los próximos 10 años, porque ese es el compromiso que asumimos”.
- Otras magnitudes
De manera general se estimó que, para los estándares de Silicon Valley, una cantidad de entre 5,7 y 8,5 millones de dólares es lo habitual en una ronda A. Pidieron cautela y buena planificación: “Cuando levantas dinero tienes que saber cuánto quieres y a qué precio. Saber hasta dónde te llevará antes de la siguiente ronda”.
Con cierta frecuencia se les acercan emprendedores con ideas que no necesitan de su ayuda. “Si vas a hacer algo tradicional, algo que puedes financiar tú mismo, ¿para qué diluirlo? Lo que buscamos son modelos con gran crecimiento”, reiteró el socio de Sequoia.
En Accel subrayan que ellos ofrecen algo más que dinero, también asesoría y ayuda para contratar perfiles a medida que crecen.
Muchos pintan a estos inversores como vampiros dispuestos a hacer con la última gota de sangre de startups incipientes. Reiteraron que la empatía es una constante, pues la mayoría de los socios han sido antes fundadores. En el caso Sequoia la defensa fue más allá: “Tenemos valores, vamos más allá del dinero en sí, porque defendemos una visión. Todas las decisiones que tomamos son unánimes y el 10% del dinero que invertimos va para proyectos sin ánimo de lucro”.
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