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¿Blockchain para un periodismo colaborativo y descentralizado?

Lo que sucede en otras industrias como banca o energía puede trasladarse al periodismo. Es el llamado 'journalismtech'

Getty Images

Blockchain, la tecnología que parece destinada a revolucionar nuestras vidas, nos anuncia el journalismtech. Un periodismo que nos hará dueños de los medios y nos traerá el periodismo colaborativo y descentralizado. En este nuevo modelo, las empresas tradicionales de medios deberán aprender a convivir con las jóvenes compañías tecnológicas que están irrumpiendo en su modelo de negocio. Es lo que está sucediendo ya en otras industrias centenarias, como banca, telefonía, seguros, energía o el sector de la agricultura.

Blockchain promete democratizar los mercados aún más que internet y llevarnos a entornos donde los periodistas podrán desarrollar su trabajo en plataformas tipo Uber -pero sin intermediarios- y ser remunerados directamente por los usuarios con criptodivisas. Esta tecnología nos traerá los denominados medios infinitos, al permitir enriquecer las informaciones con comentarios de los usuarios, que, a su vez, serán remunerados por ello. Creándose así una especie de serial colaborativo de información y entretenimiento continuo.

Este nuevo contexto plantea a los medios el reto de cómo llevar a cabo la producción de noticias y entretenimiento de una manera más descentralizada, ya que, hasta ahora, la lógica dominante ha sido la contraria. En la actualidad, el medio centraliza bajo su marca los flujos informativos que surgen aquí y allá, dando una especie de certificado de "existencia" a esa realidad informada.

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Un ejemplo de este nuevo periodismo es el de Singular DTV. Esta plataforma de contenidos digitales, articulada sobre la red de Ethereum, anuncia que está construyendo la nueva industria descentralizada del entretenimiento. Su modelo es totalmente revolucionario, al proponer a la audiencia convertirse en productora de los contenidos que le gustaría ver, mediante convocatorias de crowdfunding. De tal manera que solo se llevarán a cabo los proyectos en los que la audiencia ha mostrado un interés previo.

Internet democratizó la información y nos colocó frente al espejo de un periodismo intruso y ajeno. Hace tan solo diez años, mientras los periodistas de todo el mundo descubrían la magia de los algoritmos de Google y este diario titulaba en una información “Facebook, el fenómeno internetero de 2007”, Mark Zuckerberg trabajaba a toda máquina, pero con muy buen rollito, para desalojar a MySpace del número uno del ranking como red más visitada, con cincuenta millones de usuarios.

El estudiante de la universidad de Harvard no solo lo consiguió, sino que, además, dejó en estado de shock a medios de comunicación, periodistas, publicistas y a medio mundo más con el concepto “me gusta”. Un fusil naif, pero igual de certero que el tirador de flores de Bansky, porque apuntaba directo al corazón.

Banksy Flower Thrower
Banksy Flower Thrower

Hoy, mientras que de MySpace apenas nadie se acuerda, Facebook casi 2.000 millones de usuarios activos al mes y ha pasado de facturar 150 millones de dólares a 27.600. Entre Facebook y Google controlan más del 80% de la publicidad online.

El escritor Jonathan Taplin, director del Laboratorio de Innovación Annenberg School for Communication and Journalism de la Universidad del Sur de California, y quien recientemente ha publicado el libro Actuar rápido y romper cosas: cómo Google, Facebook y Amazon arrinconaron la cultura y socavaron la democracia, atribuye a Facebook y Google el fenómeno de las noticias falsas.

En este sentido, la repuesta puede estar en blockchain, a quien los expertos atribuyen la capacidad de conocer el origen de las manipulaciones, mentiras o medias verdades, al permitir crear un histórico, no manipulable, de todo lo publicado.

Taplin escribió el pasado 27 de abril un artículo en The New York Times, titulado “Google, Facebook y Amazon son monopolios; es hora de desintegrarlos”, en el que se lamenta de que mientras las ganancias de estos tres gigantes han aumentado, las de los negocios de la edición de periódicos o de la industria de la música cayeron un 70% desde el año 2001. Taplin subraya que Google controla el 88 por ciento del mercado en el sector de los buscadores y que Facebook, dueño de Instagram, WhatsApp y Messenger, ostenta el 77 por ciento del mercado del tráfico móvil social. En cuanto a Amazon, explica que lidera el mercado del libro electrónico, con una cuota del 74%.

La perspectiva que regala el tiempo atestigua como la industria de los medios cayó en la trampa de trabajar para engordar a Google y Facebook y cómo éstos gigantes los han devorado. En la promesa de Blockchain de democratizar los mercados aún más que Internet y de llevarnos a entornos más colaborativos y descentralizados, es donde los medios aún tienen margen para actuar y desarrollar su papel institucional como guardianes de esa información veraz y derecho irrenunciable de los ciudadanos.

El hecho de que dos grandes como Axel Springer y Thomson Reuters inviertan y experimenten con Blockchain, ratifica la importancia de esta tecnología para explorar nuevas oportunidades de negocio y, también, para intentar resolver la profunda crisis que padece el sector de los medios.

Es en la desintermediación donde el potencial de la tecnología Blockchain de Bitcoin podría cambiar el futuro de los medios mediante transacciones inmediatas y sin intermediarios, abriendo una puerta de esperanza a la industria de los medios y también a los profesionales de la información al permitir a los usuarios comprar, por fracciones de euros o bitcoins: artículos, reproducciones de vídeos, noticias, fotos, dibujos, suscripciones al medio por páginas/secciones concretas o series de noticias, minutos de lectura, horas o días.

En la actualidad, una ebullición de nuevas empresas están articulando Blockchain en la industria de los medios de comunicación. Si eres periodista, blogger, fotógrafo, ilustrador, publicista o creador de memes, te interesa seguir la pista de Steemit, Decent, Monegraph, Singular DTV, Unonimity, Brave, Synereo, DNN, Yours o Akasha.

Todos son plataformas tipo Uber, pero con las tripas de Blockchain, la tecnología que Marc Andreessen define como libro mayor de acontecimientos digitales compartido. Anuncian un periodismo descentralizado, abierto y colaborativo y todas sostienen un mismo hilo argumental para justificar su creación: la eliminación de intermediarios en beneficio de los productores de contenidos, poner a salvo la libertad de prensa, defender la privacidad de los usuarios frente a Facebook o Google y dejar en manos de los consumidores la decisión sobre qué publicidad quieren recibir y cómo la quieren recibir. Y Blockchain es la herramienta con la que los fundadores de las plataformas van a coser el cuento.

Aunque aún existen muchas dudas sobre cómo puede aplicarse esta tecnología en los medios tradicionales, está claro que puede ser una herramienta fundamental para conocer la trazabilidad de los productos periodísticos. Lo que significará que, tanto el medio que publica el contenido, como el creador del mismo, puedan conocer en todo momento quién reproduce sus trabajos, dónde y cuántas veces, lo que les permitirá cobrar derechos de autor por ello.

La protección de la libertad de prensa es otro de los buenos usos que puede tener Blockchain. Sobre todo, para periodistas que se encuentran en lugares y circunstancias en que su labor profesional se siente amenazada. Además de que ningún gobierno ni institución puede controlar Blockchain, esta tecnología permite garantizar el anonimato y ocultar el origen de la información, sin repercutir en el menoscabo de su veracidad.

Blockchain también permitirá a cada periodista definir su propio modelo de negocio en cada contenido, porque esta tecnología permite crear reglas de utilización para cada producto periodístico. Así, cualquier periodista podrá programar con smart contracts las condiciones concretas en las que quiere que se consuma su contenido.

En el ámbito de la publicidad, Blockchain propone cambiar la manera en que los usuarios se relacionan con ella. Podrán leer contenidos a cambio de ver la publicidad que elijan y ganar dinero con ello. Este cambio podría resolver el problema de los bloqueadores de publicidad. Un asunto que origina pérdidas superiores a los 22.000 millones de dólares a los editores online, ya que más de 198 millones de personas utilizan bloqueadores en el mundo.

Covadonga Fernández es coautora del libro 'Blockchain: La revolución industrial de Internet' publicado por Ediciones Gestión 2000 (Grupo Planeta).

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