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Por qué a los jefes les cuesta tanto elogiar a sus empleados

Consideran que corregir forma parte de su trabajo pero elogiar es opcional

A veces es todo un hito que tu jefe te dé una palmadita en la espalda y te felicite por tu trabajo. Vale que no son todos los jefes, ni en todas las empresas, ni a todos los empleados. Vale. Pero es cierto que aún en ocasiones tenemos la sensación de que solo se nos ve cuando nos equivocamos y que cuando lo hacemos bien pasamos desapercibidos. Si te sucede esto, hay una explicación: a muchos jefes les cuesta elogiar a sus empleados porque creen que corregirles forma parte de sus responsabilidades, pero elogiarles cuando han hecho un buen trabajo es algo opcional. Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio, en el que participaron 7.631 personas, llevado a cabo por Jack Zenger y Joseph Folkman, al frente de la consultora que lleva sus apellidos.

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Una de las partes más complicadas de ser jefe, además de la presión de tomar decisiones constantemente, es dar feedback a tus empleados, sea bueno o malo. Pero puede resultar especialmente estresante si se trata de hacer críticas negativas. Los responsables del estudio llegaban a escuchar a los jefes encuestados decir frases como: "No duermo la noche anterior". "Lo único que quería era hacerlo lo más rápido posible". "Me sudaban las manos y estaba nervioso. Me encontraba fatal". "No me pagan lo suficiente para esto". Esta ansiedad implica falta de algunas habilidades que los expertos consideran indispensables para ser un jefe eficiente y lleva a muchos de ellos a no dar ningún tipo de feedback a no ser que sea indispensable.

Ser capaz de estar en una posición de poder y hacer críticas positivas demuestra empatía y aumenta el autoestima, la motivación y la satisfacción de los trabajadores. Y a veces incluso da más sentido al trabajo que el empleado realiza. Ahí es nada. En el estudio citado, Zenger y Folkman encontraron que los jefes que decían de sí mismos que hacían críticas honestas y directas eran justo los que habitualmente hacían críticas negativas. "Esto significa que los líderes subestiman el poder y la necesidad del refuerzo positivo", explican los investigadores. "En realidad, hacer solo críticas negativas disminuye la eficacia de un líder ante los ojos de los demás y no tiene el efecto que ellos creen que tiene".

¿Pero por qué a algunos jefes les cuesta taaaanto? En general, los motivos están relacionados con estilos de liderazgo autoritarios. Esta posición de hacer solo críticas negativas puede partir de la idea errónea de que los buenos gerentes son los que no tienen miedo de decirle a la gente lo que está mal. O creen que dar caña a sus empleados es lo que hace que estos no se relajen y mantengan el ritmo de trabajo. Los responsables del estudio señalan también que es probable que "utilicen a sus jefes anteriores como modelos de conducta y los imiten o que crean que alabar a sus subordinados es un signo de vulnerabilidad".

Uno de los motivos que más peso tienen es que quizá simplemente no saben cómo hacer críticas de forma idónea. Pero se puede aprender. Según los expertos, es necesario trabajar la empatía y la inteligencia emocional —con medida— y descubrir cómo canalizar tus emociones y las de los empleados. Saber cómo se siente el que tienes enfrente puede ayudarte a elegir tus palabras cuando se trata de dar una crítica negativa. Mejorar la autoestima es otra opción, sobre todo si la falta de críticas positivas es porque el jefe cree que para mantenerse en su posición debe ser duro. Al tener más autoestima, puede permitirse elogiar a los demás sin sentirse inseguro.

Los resultados del estudio muestran que, si quieres ser visto como un jefe eficiente, tienes que desarrollar proactivamente la habilidad de alabar el trabajo de los demás y hacer críticas cuando sea necesario. Alabar el trabajo de los demás da la sensación a tus empleados de que valoras su esfuerzo, que estás pendiente de ellos también cuando lo hacen bien y que quieres que tengan éxito. Esto reporta seguridad y hará que el momento de hacer críticas sea menos estresante y más efectivo.

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