Seis de cada 10 empresas no tienen definida su estrategia digital
España aqueja problemas estructurales según las comparativas mundiales clave
La oportunidad es enorme. 120.000 millones de euros de aquí a 2025. Pero el gap, la brecha entre los que entienden la transformación digital y los que no, es también grande: seis de cada 10 empresas españolas no ha definido su estrategia digital para adaptarse a la cuarta revolución industrial.
Son las conclusiones de España 4.0. El reto de la transformación digital de la Economía, un estudio impulsado por Siemens España y Rolland Berger que analiza los sectores principales de la industria y cómo se están adaptando en todos los ámbitos —desde la adopción de la tecnología a la cultura de empresa— a la digitalización de sus modelos de negocio. La necesidad de renovación es acuciante, como resume Juan Rosell, presidente de la Confederación Española de Asociaciones Empresariales (CEOE), en el prólogo: “Aquellos países que no impulsen su proceso de digitalización no estarán, ni contarán en el círculo de las inversiones, del progreso y de la creación de riqueza”.
España tiene muchas asignaturas pendientes en esta transformación que se valora ya como una cuarta revolución industrial de la que se espera un cambio radical en el mercado de trabajo, los modelos de negocio, la ciudadanía y las instituciones. Además, se mueve en dos velocidades. Según este estudio, media un abismo desde cómo enfocan la transformación digital sectores como las Telecomunicaciones o los Servicios Financieros. Respectivamente, afirman contar con los medios necesarios para afrontar la transformación digital el 91% y 86% de los encuestados de estos dos sectores. Sin embargo, en áreas clave como Energía, Salud o Industria, la cifra se desploma a menos de la mitad. Motivos principales, la resistencia al cambio (22% de los casos) y la falta de recursos para emprenderla (21%). Su presencia en las redes sociales es también escasísima. Apenas dos de cada 10 apuestan por crear comunidad usando esta vía.
España aqueja problemas estructurales según las comparativas mundiales clave. El Business Index, que evalúa a los países según cómo usan la tecnología sus empresas, la sitúa en el puesto 45. El Índice DESI (Indicador de la Economía y de la Sociedad Digital) indica que España también está mal con respecto a sus socios europeos: de la mitad para abajo, el puesto 15 de los 28 países miembros. Otro problema evidente es la inversión en investigación, estancada en el 1,2% del PIB cuando la media europea se sitúa en el 2% y la de países punteros en la región, como Alemania, llega el tres. Además, casi la mitad de los españoles (el 46%), suspende en competencias digitales.
Pero España cuenta también con fortalezas y oportunidades. Las que da, por ejemplo, el ser el país europeo con mayor penetración de smartphones, uno de los que más usa la banca digital y el situarse también a la cabeza en el volumen potencial de la economía p2p, la que abanderan Airbnb y Uber. Además, en solo cinco años, los compradores online se han multiplicado por dos (hasta el 41%). Lamentablemente, de momento las empresas españolas no recogen el guante. Las compañías de venta exclusivamente online crecieron en el mismo periodo solo un 23%.
La transformación digital exige también cambiar la cultura de las empresas. El primer punto a atacar, el convencimiento de los directivos de la oportunidad que pueden ganar o perder. El gráfico de abajo muestra la diferencia entre la madurez digital de las empresas, evaluada por directivos españoles, y las oportunidades que ofrece la digitalización. Excluyendo Industria, Turismo, Telecomunicaciones e Infraestructuras, la diferencia entre estos dos valores supera el 50% en todos los casos, con Transporte y Salud como los sectores que menos preparados parecen para asumir la gran oportunidad de crecimiento que se les presenta.
La falta de competencia de las empresas y sus empleados también juega un papel relevante entre los motivos que estancan la revolución digital. Es el tercero en la lista de principales barreras señaladas por el estudio, solo superado por los costes y la resistencia al cambio (en cabeza con el 22%). El informe es tajante: “La transformación de la empresa, con los nuevos usos digitales como catalizadores, no puede realizarse sin la refundación cultural y organizativa de sus empleados”, indica. RETINA, gracias a los datos cedidos en exclusiva por la startup Jobandtalent, comprobó lo endémico de esta cuestión de competencia en TIC: el sector tecnológico es el que más oferta de empleo ofrece en España con mejores salarios. Y, a la vez, el que menos candidatos recibe.
El desafío de darle la vuelta a las cifras no es exclusivamente español. Se juega en Europa. El Mercado Único Digital, el marco legal y tecnológico con el que se intentará unir a la UE en un mercado online mucho más flexible. Se calcula que el impacto de dicho mercado puede crear unos 900.000 puestos de trabajo y 465.000 millones de euros adicionales a la economía. Pero para aprovecharlo la digitalización de cada país en todos sus ámbitos es condición sine qua non. Rosa García, presidenta de Siemens España, lo resume así: “Preguntémonos qué modelo de país queremos ser: ¿Un país casi exclusivamente de servicios? ¿O una economía sólida, competitiva, diversificada y basada en el talento, la tecnología y el conocimiento? Sin duda, todos coincidiremos en que la última es la mejor opción”.
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