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Strava, la nueva adicción de los deportistas: “Acuden a la aplicación para conectar con otras personas”

El uso de la red social, que permite compartir distancias y tiempos de más de 50 deportes, se ha duplicado desde 2019 en España y el crecimiento es aún mayor entre las mujeres y la generación Z

Borja Gràcia, usuario de la aplicación Strava, fotografiado en Valencia.
Pau Alemany

A Laura Ros le queda apenas mes y medio para terminar de prepararse el maratón de Barcelona. Se apuntó en septiembre con una amiga y lleva desde entonces entrenando unos cuatro días a la semana para llegar a la cita en forma. Más allá de sus zapatillas Nike y de la ropa deportiva, hay un elemento que se ha vuelto imprescindible en su preparación cada vez que recorre las calles de Palamós, Girona, donde nació hace 26 años. Se trata de Strava, una aplicación donde los tiempos y las distancias de cada entrenamiento quedan registrados y que en los últimos meses se ha popularizado en España, especialmente entre la población más joven. Gracias a ella, Ros no solo almacena los datos de sus recorridos, sino que los comparte con sus amigos y seguidores, foto incluida: “Me motiva mucho ver qué han hecho mis compañeros: si uno ha corrido 20 kilómetros, pues yo hago 21″.

Una sensación similar comparte Maria Carrilero, aunque en su caso la meta es más humilde. Ella se metió en el mundo del running hace tres semanas y, de momento, solo tiene cuatro entrenamientos grabados en la aplicación. “Le pregunté a una amiga consejos para empezar a correr y el primero que me dio fue que me descargara Strava para motivarme”, relata esta valenciana, también de 26 años. Así lo hizo. Sigue con ganas.

Laura Ros, corredora, mira sus datos en la aplicación Strava, en Palamós, Girona.

Aunque Strava se creó hace más de 15 años, su explosión en España ha llegado en los últimos meses. Así lo reflejan tanto los testimonios de los usuarios, que observan un aumento del uso de la aplicación en su entorno, como la propia compañía. Según los datos ofrecidos, el número de atletas que suben sus actividades se ha duplicado desde 2019 en España y, si solo se analiza el de mujeres, este se ha cuadruplicado en el mismo lapso de tiempo.

“Los clubs de corredores han emergido como un fenómeno cultural y este cambio ha impulsado un aumento de los usuarios de la generación Z [entendida como la de los nacidos entre finales de milenio y 2010], en particular de las mujeres, cuya presencia en la plataforma casi se ha duplicado en el último año”, relata Zipporah Allen, la directora de negocio de Strava.

El éxito de Strava se explica, en buena medida, por haber evolucionado hasta convertirse en una red social. No se trata solo de registrar los recorridos realizados de manera personal e individual, sino que estos se comparten y, de ese modo, se construye una comunidad. Así lo explica Allen, para quien se forma un “sentido de camaradería” con el resto de usuarios. “Tanto si se entrena para una carrera de cinco o de 10 kilómetros o para un maratón, los atletas acuden a Strava no solo para seguir sus progresos, sino para buscar orientación, compartir experiencias y conectar con otras personas con objetivos similares”, argumenta Allen.

Perfil de Strava de Laura Ros.

Desde que empezó a utilizar Strava a mediados de 2021, Ros ha ido conociendo y juntándose con más corredores de la zona. “Hemos creado una comunidad de gente de Palamós y nos apuntamos a carreras juntos. Incluso, de vez en cuando, quedamos para tomarnos un vermut”, comenta.

A pesar de que correr es la actividad más común entre los usuarios, según datos ofrecidos por la compañía, hay alrededor de 50 deportes que se pueden registrar también, tales como natación, esquí o ciclismo. Este último es uno de los usos que le da Borja Gràcia, nacido en Oliva, Valencia, hace 31 años. Más allá de registrar y compartir, cuenta que le sirve para coger ideas de rutas nuevas con la bicicleta. “Una vez te lo descargas, empiezas a competir en distintas esferas: contra ti, contra todos los usuarios y también contra tus amigos. Ahí es donde vicia”, desgrana Gràcia.

‘Kudos’ y ‘koms’ para enganchar

Dos de los ganchos esenciales en la aplicación son los kudos y los koms o qoms. El primero sirve para dar me gusta a las publicaciones del resto, como en cualquier otra red social. El segundo, un poco más complejo, reconoce a los atletas que han registrado los tiempos más rápidos en un segmento determinado, y hacen referencia a rey o reina de la montaña (king o queen of the mountain, en inglés). Así, la aplicación va creando tramos de distancia variable en los que mide a cada deportista que los realiza para, más adelante, ofrecer estas clasificaciones generales. Con ambos estímulos se consigue una respuesta positiva inmediata al entrenamiento y, en palabras de la psicóloga deportiva Raquel González, “se genera una sensación de logro que supone un refuerzo para seguir con el esfuerzo”.

Fijar una rutina, motivar a los recién iniciados en la práctica deportiva o apreciar la evolución personal con el paso del tiempo son algunas de las características positivas de la aplicación para González. Pero la psicóloga deportiva advierte también de posibles impactos negativos, como crear “una dependencia excesiva de los likes” o la aparición de “frustración y ansiedad” por compararse con los demás.

Una posición con la que coincide el también psicólogo deportivo Francesc Porta, que considera que “hay personas que se ponen un exceso de presión por la visibilidad de estos resultados”. Porta distingue entre dos tipos de motivación: la extrínseca, que se refiere a la externa, y la intrínseca, que nace del propio individuo. Es esta segunda la que “más durará y se mantendrá a largo plazo”, apunta.

Borja Gràcia, usuario de la aplicación Strava, con su bicicleta en Valencia.

Gràcia es consciente de estos riesgos y, en este sentido, apunta uno más. “Aunque en Strava hay un ambiente de competitividad sana, hay gente que se pica hasta el punto de ser peligroso. Por ejemplo, yo conozco a personas no profesionales que intentan bajar a 50 kilómetros por hora para conseguir el kom/qom en un tramo con la bici”, ejemplifica. Él reconoce que alguna vez ha ralentizado el ritmo para guardar fuerzas y esprintar en el segmento creado por la aplicación, pero sin poner en riesgo su integridad física.

El mundo de los segmentos de Strava se está popularizando cada vez más, hasta el punto de que ya hay zonas famosas como la subida al Tourmalet, al sur de Francia, o al Vallter, en los Pirineos, en las que está marcado en la carretera el inicio y el final del segmento. “Puede llegar a ser un reclamo turístico”, pronostica Gràcia.

Más allá del deporte elegido y del tiempo y las distancias de entrenamiento, tanto Ros como Gràcia y Carrilero coinciden en que su motivación se ha incrementado. “Yo no salía a correr desde Bachillerato, no era un deporte que me llamara mucho la atención”, señala Carrilero, que se ha marcado como objetivo terminar una carrera de 10 kilómetros antes de fin de año. Para cuando llegue el momento, Ros ya habrá entrado —si todo va bien— en el club de los maratonianos.

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