España encabeza la segunda ola en Europa y muchos expertos endurecen sus críticas a la gestión
Aunque la situación empeora en medio continente, España es el país que notifica más casos y más muertes. Y se elevan las voces críticas
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Buenos días. La epidemia se recrudece. Hoy quería contaros una impresión reciente: creo que muchos expertos han endurecido sus críticas a la gestión de la crisis en España.
1. La segunda ola eleva las críticas
Europa sufre una segunda ola de coronavirus que encabeza España. Somos el país con más contagios desde el verano y también el que notifica más ingresos hospitalarios y más muertes.
El primer gráfico muestra los casos confirmados en una docena de países. Solo unos pocos mantienen el virus a raya, como Alemania, Noruega o Italia. Los positivos crecen en la mayoría de países, incluso en algunos hasta ahora ejemplares como Dinamarca. Y el crecimiento es vertiginoso en Francia o en la República Checa. Es evidente que España ha ido por delante desde el verano.
Tampoco hay dudas ya de que el repunte de contagios se traduce en muertes. Como estas llegan con retraso, en las últimas semanas han proliferado algunas teorías demasiado optimistas. Pero los fallecimientos crecen en Francia, República Checa y España. Nuestro país notifica más muertes que ningún otro, unas 100 diarias o dos por millón de habitantes. Eso significa que tiene la peor letalidad (CFR), pese a lo dicho por algunos dirigentes.
¿Por qué España encabeza esta segunda ola? Nadie lo sabe con certeza. En agosto, una decena de expertos enumeraron factores estructurales (como la súper densidad) y culturales (como nuestros lazos familiares), pero ya apuntaban contra una gestión que no parece ejemplar.
Ahora esas críticas se han endurecido. Son varios los expertos en epidemiología y Salud Pública que en los últimos días han señalado problemas en el manejo de la crisis por parte del Gobierno, las autonomías y sus organismos subordinados. A continuación resumo esas críticas.
Descoordinación e incompetencia. Miguel Hernán y Santiago Moreno escribían una tribuna durísima en EL PAÍS: “El factor sorpresa ya no puede usarse como justificación y es difícil eludir las palabras descoordinación e incompetencia”, era su resumen.
No son voces cualesquiera. Hernán es catedrático de Epidemiología en Harvard y Santiago Moreno es catedrático de Medicina en Alcalá y jefe de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal. Creen que se han tomado medidas sin base científica. Como las “ruinosas reducciones de aforo” en bares o teatros, cuando la evidencia sobre espacios cerrados sugería llevar esas actividades al exterior.
Reconocen mejoras con los datos disponibles, que tantos problemas ocasionaron en la primera ola. Aunque siguen siendo mejorables: “Queda un largo camino para fortalecer la calidad y transparencia de nuestros datos epidemiológicos”.
Pero su párrafo más duro llega al final. Cuando dicen lo que debería ser la nueva Agencia Española de Salud Pública, lo que oigo son las limitaciones de los organismos vigentes (CNE, CCAES): “España se merece una agencia nacional regida por criterios técnicos que proporcione liderazgo científico, articule funciones ahora dispersas por la Administración, atraiga a los excelentes profesionales de salud pública que hay en el país, trabaje codo con codo con las comunidades autónomas y sea un ejemplo de comunicación con la ciudadanía”.
¿Falta una evaluación independiente? Un grupo de 20 expertos volvía a pedirla esta semana: “Urgimos al Gobierno central y a los Gobiernos autonómicos una evaluación independiente de su respuesta a la covid-19”, escribían en The Lancet. Entre los firmantes están Helena Legido-Quigley (Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres), Margarita Del Val (CSIC-UAM), Miquel Porta (Instituto Hospital del Mar) y Manuel Franco (Alcalá y John’s Hopkins Bloomberg).
Ponían énfasis en la composición del comité: “La gente que seleccione a los miembros del equipo, y los propios miembros, deberían ser independientes del Gobierno, no haber trabajado para él y no tener conflictos de interés”. Alberto García Basteiro, uno de los firmantes, decía en El PAÍS que echaba de menos “una mayor implicación de la comunidad científica en decisiones y recomendaciones que hacen las Administraciones”. Cree que los expertos fuera del ministerio han sido poco consultados.
Exceso de tranquilidad. Esta semana Daniel López-Acuña, José Martínez y Alberto Infante escribían en El Diario para pedir medidas más enérgicas (y mejores) a la Comunidad de Madrid. Hace una semana se extrañaban de la política de comunicación del ministerio: la situación epidemiológica era "preocupante", decían, pero “el mensaje oficial seguía siendo de tranquilidad”.
También pedían “un cambio sustancial en los planes de actuación". Empezando por una mayor coordinación para que "cada comunidad autónoma dejara de ir por su lado", una responsabilidad compartida entre Gobierno y autonomías.
Falta de contrapoderes. Otra clave la encontré en esta entrevista a Rafael Bengoa, exdirector de Sistemas de Salud de la OMS y antiguo consejero de Sanidad en el Gobierno Vasco. Usaba un argumento ausente: “Una de las cosas que deben asegurar estas auditorías es que los Gobiernos tengan un sistema que les contradiga”.
Esa es una de las labores de los técnicos en cualquier ámbito. Son una voz informada, sí, pero también con incentivos diferentes al político. Son a menudo pesimistas, cautos, quizás exagerados. Pensad en cualquier película de catástrofes: los científicos meten miedo. ¿Hemos tenido esa figura en España? Yo creo que Fernando Simón ha sido un portavoz, pero en absoluto un contrapeso público. Y esas figuras hacen falta, como dice Bengoa: “[Los políticos] Quieren dar la sensación de que todo va bien… Eso es autoengaño. Para combatir eso, debes tener un abogado del diablo. Y no lo tienen. Nadie se atreve a hablarle al poder.”
2. Nuestros datos sobre covid-19
1 | El mapa con las zonas restringidas en Madrid: puedes buscar tu calle, ver la incidencia en la zona de salud y comprobar si está o no sujeta a restricciones.
2 | ¿Cómo son esas zonas? Más densas, con más inmigrantes y sobre todo más pobres. Un análisis de una docena de variables clave, de Elena Sevillano y Yolanda Clemente.
- Making-off: No existe mucha información por zona básica de salud, así que usamos un truco: cruzamos el mapa de zonas con las secciones censales —más pequeñas— para encontrar aquellas que contenía. Luego analizamos los datos de las secciones.
Es importante saber que las zonas restringidas no tienen una incidencia extrema que las aleje por completo del resto. Al contrario, la incidencia es alta en gran parte de Madrid…
3 | Además: No es solo Madrid. La capital tiene la peor incidencia (+600) y una trayectoria terrorífica, pero ojo con otras áreas urbanas como Talavera, Salamanca, Ciudad Real, Valladolid, Pamplona, Girona (500) o capitales vascas (370).
4 | En nuestro resumen semanal contamos que se notifican 100 muertes a diario. Tres días después esa cifra sigue subiendo. Además, creo que no estamos valorando el goteo que supone. En un mes serían 4.000 fallecidos, como la peor semana de mayo. Más grave aún: el total de muertes no depende del pico, sino también de la duración: ¿podemos asegurar que esta ola no durará meses.
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