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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Números del coronavirus: las medidas para volver a la vida normal

El próximo reto es que vuelva la actividad sin que el virus rebrote. Repasamos las estrategias más prometedoras para lograr eso

Kiko Llaneras
Una imagen de microscopio del SARS-CoV-2 (en amarillo).
Una imagen de microscopio del SARS-CoV-2 (en amarillo).NIAID-RML (AP)

Buenos días. Hoy vuelvo a los números del coronavirus y dedico la newsletter completa a preguntarme por el día después del confinamiento: ¿Qué medidas serán necesarias para volver a la vida normal? Repaso las cinco más prometedoras.

🤔 El reto tras el confinamiento

Nadie sabe cómo será la vida cuando se relajen las restricciones. Llegará un día en que el virus haya sido contenido. Y ese día tendremos un objetivo muy claro: habrá que luchar para que el virus no rebrote. El problema es que no sabemos si es posible ganar esa batalla y hacer vida normal.

La pregunta es simple: ¿Cuál es la intervención mínima eficaz? Lo que buscamos es el conjunto de medidas lo más suaves posibles pero capaces al mismo tiempo de evitar que el virus crezca.

Algunos lugares están más cerca de lograr ese malabarismo. Es el caso de Corea del Sur, Japón, Hong Kong o Taiwán. Nos fijamos en sus actuaciones porque allí la epidemia está siendo contenida sin necesidad de paralizar por completo sus sociedades. En Corea del Sur tiene el brote controlado, pero el transporte se ha reducido solo un 17%, según Google. En España el confinamiento total ha desplomado el tránsito en un 89%.

🏁 Objetivo: R<1

En términos matemáticos lo que buscamos es mantener el número reproductivo (R) por debajo de uno. Ese número dice a cuántas personas contagia cada infectado. En condiciones normales se estima que es superior a tres (I), lo que dispara el número de enfermos de forma exponencial (pasan de 100 a 50.000 en apenas un mes). En cambio, si ese número se mantiene por debajo de uno, como ahora en España, las infecciones se frenan y el brote tiende a extinguirse.

¿Pero cómo podemos mantener bajo el número reproductivo? Tenemos que atacar alguna de sus cuatro componentes.

El matemático Adam Kucharski, de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, las llama DOTS (I, II). El número reproductivo del virus en un momento dado es la combinación de una “duración” (el tiempo durante el que un infectado es capaz de infectar), una “oportunidad” (el número de interacciones del infectado con otras personas), una “probabilidad de transmisión” (las opciones de que cada interacción acabe en contagio) y una “susceptibilidad” (la proporción de población que es susceptible a la enfermedad).

A continuación repaso las cinco medidas más prometedoras contra el virus. Cada una se basa en reducir los contagios atacando una de esas cuatro componentes: duración, oportunidad, probabilidad de transmisión y susceptibilidad.

🔍 1. Rastrear (↓ Duración)

¿En qué consiste? Cuando se detecte un infectado debemos localizar muy deprisa a todos sus contactos cercanos, pedirles que se aíslen o testarlos y hacerles un seguimiento. Es algo que la OMS repite a menudo —los países deben “encontrar, testar, aislar y tratar todos los casos y rastrear cada uno de sus contactos”— y que expertos como Kucharski consideran fundamental: “Si no rastreamos contactos en riesgo, la epidemia probablemente continuará”.

¿Qué han hecho otros países? El rastreo ha sido muy exigente en varios países asiáticos, pero también destaca el ejemplo de la región italiana de Véneto, que en febrero tenía una curva similar a Lombardía pero ahora tiene diez veces menos fallecidos.

La tecnología puede ayudar a rastrear mejor. Un estudio de Science propone usar una app de móvil que vaya registrando las personas que te cruzas (en casa, en el metro y donde sea) para saberlo cuando alguno enferméis (I). Y tanto Apple como Google se han ofrecido para poner las apps del Gobierno en todos los móviles. Estas y otras herramientas limitarán nuestra privacidad. Pero muchos epidemiólogos, como Trevor Bedford, creen que pueden ser útiles: “Podremos resolver esto con detección de casos y aislamiento, pero a escala, usando tecnología moderna”.

Dicho eso, las apps no bastarán. El trabajo de rastreo exige mucho personal: “Necesitamos un ejército”, como explicaba Tom Frieden, antiguo director del CDC estadounidense [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades]. Aunque en este estado de emergencia tenemos uno. Para hacer un seguimiento de los infectados y sus contactos necesitas personal administrativo llamando por teléfono y alimentando bases de datos, pero también equipos sobre el terreno que hagan entrevistas y test.

Trabajadores de un laboratorio
Trabajadores de un laboratorioPeter Steffen/dpa

🧪 2. Detectar (↓ Duración)

¿En qué consiste? Las personas infectadas deben ser detectadas lo más deprisa posible para ser aisladas (y que su entorno sea rastreado). Se les puede detectar en centros de atención primaria, pero muchos países —incluido España— están habilitando lugares separados donde hacer test rápidos, como los drive-in de Alemania o Corea.

¿Qué han hecho otros países? El paradigma en detección y seguimiento ha sido Corea del Sur, pero otros países como Islandia también lo han hecho bien. En muchos lugares se vigilan las entradas al país y existen cuarentenas.

Es fundamental poder testar masivamente. Ahora en España se testa mucha gente que da positivo, porque hay muchos infectados. Pero esa misma capacidad, cuando haya menos contagios, servirá más para descartar que para confirmar. En Taiwán se han hecho 47.000 pruebas para encontrar 393 casos y en Islandia 35.000 para 1.700 (I, II).

Pero además necesitas bases de datos. Los países con más éxito tienen sistemas de información con detalles de cada infectado y su entorno. En sitios como Hong Kong, por ejemplo, se publican datos sobre el origen de cada infectado, clasificados entre casos “importados”, “locales” o “contactos”.

la playa vacía en Valencia
la playa vacía en ValenciaMònica Torres (EL PAÍS)

🚧 3. Separar (↓ Oportunidad)

¿En qué consiste? En aumentar la distancia entre personas para evitar contagios. El caso extremo es el confinamiento, pero hay versiones más suaves. Puedes prohibir las aglomeraciones, imponer colas en el súper o incentivar el teletrabajo. También hay propuestas para proteger en especial a los grupos de riesgo, como la gente mayor.

¿Qué han hecho otros países? En prácticamente toda Europa se han suspendido las clases, se han cerrado las tiendas y se han prohibido los eventos públicos, como muestra Politico con datos de Oxford. Pero de nuevo es inevitable fijarse en lugares como Hong Kong, que actuaron pronto (llevan sin clase desde el 3 de febrero) y no han necesitado confinarse completamente.

Ciencia y tecnología para separar mejor. Las autoridades pueden usar datos de telefonía móvil y GPS para saber —casi en tiempo real— donde se concentra demasiada gente y tomar medidas. Si una estación es muy concurrida puedes hacer colas, por ejemplo. Y esos mismos datos de geolocalización podrían usarse —como aquí— para estudiar qué medidas de distanciamiento son mejores: ¿reduces más los contactos con teletrabajo o cerrando las escuelas?

Una mujer con una máscara
Una mujer con una máscaraHassan Ammar (AP)

😷 4. Proteger (↓ Probabilidad de transmisión)

¿En qué consiste? El contacto entre personas es inevitable, pero podemos reducir la probabilidad de que se contagien usando medidas de protección. ¿Cómo? Lavándonos las manos, desinfectando las superficies que tocan muchas personas o usando mascarillas.

¿Mascarillas sí o no? Durante semanas los mensajes fueron confusos. Se llegó a decir que solo servían para proteger a los sanitarios, que me parece un argumento ilógico. Era comprensible (y justo) que esa fuese la prioridad, pero eso no impedía reconocer que cuando hay disponibilidad pueden ser útiles en general. El consenso ahora es que las mascarillas ofrecen al menos cierta protección. Este estudio de Nature dice que pueden prevenir la transmisión desde personas asintomáticas, que es lo mismo que ahora subraya la OMS. El Gobierno ha cambiado oficialmente su postura y desde este lunes se recomienda usarlas si se viaja en transporte público.

¿Qué han hecho otros países? Lavarse las manos ha sido un consejo universal. En cambio el uso de mascarillas ha variado mucho entre regiones, siendo otra vez en Asia donde se han usado más profusamente.

Sanitarios del Hospital Gregorio Maranon devuelven los aplausos
Sanitarios del Hospital Gregorio Maranon devuelven los aplausosSamuel Sanchez (EL PAÍS)

💉 5. Inmunizar (↓ Susceptibilidad)

¿En qué consiste? En lograr que muchas personas sean inmunes al virus porque están vacunadas o han pasado la enfermedad. Es un plan perfecto, pero seguramente inalcanzable a corto plazo. La vacuna no existe y la mayoría de expertos no la espera en meses. La alternativa es lograr inmunidad de rebaño: cuando mucha gente se inmuniza porque pasa la enfermedad, el virus no encuentra víctimas susceptibles y las transmisiones (el R) se reducen de forma natural. Pero esa solución tampoco parece estar cerca, al menos por dos motivos.

Necesitamos saber cuánta gente ha pasado la enfermedad. Para eso están haciéndose pruebas aleatorias de serología. Un estudio preliminar en una de las regiones más afectadas de Alemania ha descubierto que el 15% de la gente podría haber sido infectada. Otros países harán trabajos similares, incluida España en las “próximas semanas”.

🦠 ¿Y si no basta con estas medidas?

Es la gran incógnita. Otros países están haciendo muchas cosas bien y aun así sufren para evitar rebrotes. Es el caso de Japón, donde los casos crecen, o Singapur, que paró la actividad laboral por primera vez hace pocos días, tras un repunte (I,II).

Meses de prueba y error. Si las medidas anteriores no son suficientes, la alternativa más popular son las estrategias de confinamiento adaptativo.

Suena más sofisticado de lo que es. La idea es la misma que explica el funcionamiento de un aire acondicionado viejo. Lo que se propone, en esencia, es vigilar las llegadas a la UCI para modular nuestras intervenciones: si los enfermos superan cierto umbral, deberemos activar restricciones más exigentes como el confinamiento… hasta que el virus vuelva a remitir y podamos relajar otra vez las medidas. El resultado es una serie de ciclos que puede durar meses hasta tener vacuna.

El líder del estudio del Imperial College, Neil Ferguson, cree que la fase de confinamiento puede ser menos estricta si se incide en nuestras medidas uno y dos: rastreo y test masivos. Pero no es muy optimista. Preguntado sobre la “estrategia óptima” para que podamos hacer vida normal y evitar que se disparen los contagios, contestó al Financial Times: “No sé realmente qué aspecto tiene ni si es completamente viable. No tenemos una estrategia de salida clara en este momento”.

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Sobre la firma

Kiko Llaneras
Es periodista de datos en EL PAÍS y doctor en ingeniería. Antes de llegar al periódico en 2016 era profesor en la Universitat de Girona y en la Politécnica de Valencia. Escribe una newsletter semanal, con explicaciones y gráficos del día a día, y acaba de publicar el libro ‘Piensa claro: Ocho reglas para descifrar el mundo’.

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