Vox Andalucía trata de minimizar la crisis orgánica tras la dimisión de su presidenta en Sevilla
La diputada regional María José Piñero, que ha denunciado un gobierno paralelo y el uso irregular de recursos económicos, se mantendrá en el grupo parlamentario
La cúpula de Vox Andalucía trata de contrarrestar la crisis abierta tras la dimisión de su presidenta en Sevilla, la diputada autonómica María José Piñero, que denunció irregularidades económicas y la existencia de una dirección paralela a la suya. La formación de extrema derecha carece ya de dirección en seis provincias andaluzas, y sólo las organizaciones de Córdoba y Málaga no están gobernadas por una gestora.
“No es nada que no ocurra en otros partidos, quizás en nuestro caso, como no tenemos estructura interna, estos asuntos locales, estos asuntos menores, parece que tengan más significación”, ha señalado Alejandro Hernández, portavoz parlamentario y líder de Vox en Andalucía tras el orillamiento de Francisco Serrano. Hernández ha tratado de relativizar la crisis orgánica: “La realidad de mi partido es que en poco tiempo se ha producido un incremento de afiliaciones y hay una efervescencia a su alrededor y eso se ve en todas las actividades que realizamos”.
La dimitida María José Piñero, médico y número dos por Sevilla tras el juez Serrano en las elecciones andaluzas de 2018, remitió una carta ayer a los militantes, en la que denunciaba la existencia de “una estructura paralela al margen de la voluntad democrática de los afiliados, protagonizada por determinados personalismos y apoyada por Vox España […] que ha desplazado al comité ejecutivo provincial, a mi presidencia y a todo el que no se alinee con la misma”. En la misiva, adelantada por Diario de Sevilla, la expresidenta provincial de Vox también se refería a un uso irregular de los fondos. “No voy a tolerar que se juegue irregularmente con los recursos económicos de los afiliados para lanzar la carrera política y las ambiciones de unos pocos que solo buscan su proyección personal”.
En un comunicado, el partido de Santiago Abascal negaba las acusaciones de Piñero. “Las cuentas de la formación en el conjunto de España están auditadas y sometidas a todos los controles legales que establecen la legalidad escrupulosa de las mismas”, indica la formación. “Tampoco existe una estructura paralela al Comité Ejecutivo Provincial de Sevilla. Este órgano adopta sus decisiones de manera colegiada por acuerdo entre sus miembros. Al no ser una organización presidencialista, la señora Piñero debe someter sus propuestas a votación y, es normal como ocurre en otras provincias, que no siempre sean aceptadas”, alegan.
La diputada regional también aludía a una deriva del proyecto “basada en relaciones de poder, soberbia y miedo”, unos términos similares a los que hace unos meses utilizó su excompañera de partido, Luz Belinda Rodríguez, para justificar el abandono de la formación y su paso al grupo mixto. Piñero, de momento, ha manifestado su intención de mantener el escaño y permanecer en el grupo parlamentario de Vox. “Una cosa no tiene que ver con la otra”, ha dicho Hernández en referencia a la compatibilidad de su postura crítica con la organización y la permanencia en el grupo parlamentario. “Son cuestiones que no tienen más peso”, ha señalado en alusión a las acusaciones de abuso de poder, apelando de nuevo a las inercias propias del crecimiento de un partido. “En Ciudadanos se dicen cosas peores de sí mismos”, ha bromeado.
Más allá de las explicaciones de la cúpula de Vox Andalucía, en todas las provincias donde se ha abierto una crisis en sus comités ejecutivos provinciales, las razones de la quiebra han sido las mismas. Las divergencias de criterio entre los dirigentes provinciales y la dirección nacional a la que acusan de imponer su voluntad por encima de los intereses de los militantes. “Cada vez somos más los que estamos abandonando el proyecto”, explicó a este diario Luz Belinda Rodríguez un día después de anunciar que dejaba de militar en Vox.
Rodríguez, como Piñero, era afín a Serrano, cuyo papel ha ido menguando paulatinamente dentro de Vox Andalucía. Su defenestración como portavoz del grupo parlamentario, fue la primera gran crisis a la que se enfrentó el partido de Santiago Abascal en Andalucía.
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