La creciente influencia de Aznar preocupa a los moderados del PP
El expresidente aumenta su peso en Génova colocando a miembros de FAES críticos con la línea moderada de Rajoy
La portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, acaba de fichar a Alfredo Timermans, exsecretario de Estado de Comunicación con José María Aznar, como jefe de gabinete. El expresidente sigue colocando así piezas de su fundación, FAES, en Génova, mientras exdirigentes de la era Rajoy abandonan el partido. La influencia de Aznar despierta recelos. El sector moderado de la formación atribuye a la órbita de FAES la línea dura del discurso del PP, que abraza banderas de Vox, como el veto parental, y ha votado con el partido ultra en contra de una resolución europea para vigilar a Hungría y Polonia.
Octubre de 2016. José María Aznar oficializa el divorcio de su fundación, FAES, del PP. Un poco antes —en marzo de ese año— había reclamado “nuevos liderazgos” en presencia de Mariano Rajoy, y un poco después —en diciembre— renunció a la presidencia de honor de la formación para hacer público su portazo al político que él mismo había designado sucesor en 2003. Cuando, en julio de 2018, le preguntaron a Luis de Grandes, presidente del comité organizador del congreso que debía elegir entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, por qué el expresidente no había sido invitado, contestó que por “el desdén” con el que había tratado al partido.
Febrero de 2020. El PP de Pablo Casado, vencedor de las primarias de 2018, sigue incorporando nuevos nombres a su organigrama. Muchos de ellos pertenecen a FAES, que en los papeles ya no tiene vínculos con el partido, pero que en la práctica es ahora mucho más influyente que en los años en que fue la fundación oficial de los populares. La portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, que se refugió como otros críticos en FAES antes de confesar que había votado a Ciudadanos, acaba de fichar a Alfredo Timermans como su jefe de gabinete en sustitución de Pilar Marcos, también procedente de la fundación de Aznar, recién nombrada coordinadora del área de Ciudadanía y Libertades, de nueva creación. Y hace unos meses recuperó a Gabriel Elorriaga, patrono de la fundación, para dirigir la asesoría parlamentaria.
Timermans, subdirector del gabinete de la presidencia de Aznar entre 2000 y 2002, había dejado la política en 2004, tras ocupar el cargo de secretario de Estado de Comunicación en el Gobierno que envió telegramas a todas las embajadas para que atribuyeran a ETA el atentado del 11-M y telefoneó a los corresponsales extranjeros para que hicieran lo mismo en sus crónicas. Elorriaga había sido también subdirector del gabinete de la presidencia entre 1996 y 2000 —donde llegó de la mano de Carlos Aragonés, director de gabinete de Aznar— y secretario de Estado de Organización Territorial. Tras la retirada de la política de la exministra Isabel García Tejerina ocupará ahora su escaño en el Congreso, junto a Aragonés.
¿Qué tienen en común estos fichajes del PP de Casado? Su crítica al PP de Rajoy. “Anoche comuniqué al presidente Rajoy mi deseo de no volver a formar parte de su candidatura”, explicaba Álvarez de Toledo en un artículo en El Mundo en octubre de 2015. “No podría porque creo en la responsabilidad del liderazgo y en la política como una suma de convicciones, coraje y capacidad de desafío (…). En estos cuatro años de mayoría absoluta, la democracia ni se ha regenerado ni se ha defendido”, añadía. En ese mismo diario, unos años antes, en mayo de 2008, Elorriaga, entonces miembro del comité ejecutivo nacional del PP, también quiso dejar por escrito sus discrepancias con el líder de su partido, cuya campaña electoral acababa de dirigir: “Lo que ahora se necesita es un liderazgo renovado, sólido e integrador, y eso es algo que, aunque me pese, Mariano Rajoy no está en condiciones de ofrecer”.
El hombre que quería borrar a Rajoy
Elorriaga y Timermans pertenecen a la segunda oleada del desembarco de FAES en Génova. En la primera, Casado nombró como su jefe de gabinete a Javier Fernández Lasquetty, exdirector de gabinete de Esperanza Aguirre —quien criticó el “centrismo acomplejado” de Rajoy—, subdirector de gabinete de Aznar entre 2004 y 2007 y patrono de FAES. En julio de 2018, apenas un mes después del triunfo de la moción de censura de Pedro Sánchez, Lasquetty describió al último presidente del Gobierno del PP como “un mal recuerdo”. “Quiero que el PP pase página de 15 años de fracaso ideológicamente borroso”, aseguraba en un artículo en Libertad Digital. Su nombramiento, como el de Isabel Benjumea, que disparaba contra Rajoy desde otro edificio, el de la Red Floridablanca, donde llegó a pedir su dimisión, provocó los primeros roces en las filas del PP. Lasquetty fue enviado finalmente a Madrid, donde hoy es consejero de Hacienda del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, y Benjumea, al Parlamento Europeo. Pero Aznar sigue colocando piezas en Génova.
La llegada de miembros de FAES a los órganos de poder e influencia del partido ha ido en paralelo a la salida de exdirigentes del PP y del Gobierno considerados marianistas. El mermado sector moderado del PP no ha perdonado a Aznar por sus abiertas críticas a Rajoy — “Yo seré leal”, subrayó Rajoy al ceder el trono popular a Casado— y lamenta la “descapitalización” del partido tras la marcha en los últimos meses de algunos de los que fueron ministros y secretarios de Estado del hoy expresidente gallego. “El PP ha tenido gente que robaba, pero nunca ha tenido un problema de discurso”, asegura un barón popular que rechaza ese denominador común de los hombres de FAES que ahora vuelven a Génova: la convicción de que Rajoy y su fiel escudera, Sáenz de Santamaría, eran tecnócratas, no políticos, y que la aparición de Ciudadanos y Vox obedece a un déficit ideológico en los años en que el gallego ocupó la presidencia.
Exdirigentes de esta época culpan a Aznar y a FAES del endurecimiento del discurso de Casado, que le ha llevado a abrazar banderas de Vox, como el veto parental, y a votar recientemente con el partido de extrema derecha y en contra de su matriz europea una resolución del Parlamento Europeo para exigir una vigilancia estricta sobre Polonia y Hungría que evite la deriva autoritaria de ambos países. El director de FAES, Javier Zarzalejos, es ahora eurodiputado. Varios de sus compañeros se ausentaron ese día para no votar según la consigna de Génova.
Amigos y enemigos de Álvarez de Toledo
La figura del entorno de José María Aznar que más recelos genera en el PP es Cayetana Álvarez de Toledo. Barones del sector moderado intentaron frenar, sin éxito, su nombramiento y los roces se han extendido ahora a la propia dirección del partido. La portavoz lanza mensajes fuera del argumentario oficial y compite con el secretario general, Teodoro García Egea, en ascendente sobre Pablo Casado.
Fuentes de la dirección del PP atribuyen a Álvarez de Toledo buena parte del “ruido” del que se ha quejado el líder popular vasco, Alfonso Alonso, por las especulaciones sobre su candidatura a las autonómicas. La portavoz es amiga de Rosa Díez, a la que se vio en la sede de Génova el mismo día que Aznar y Fernando Savater, el pasado enero. Las mismas fuentes descartan que la exdirigente socialista vaya a reemplazar a Alonso. Los populares vascos han protagonizado varios rifirrafes con la portavoz, que les acusó de ser “tibios” con el nacionalismo.
Casado calmó en noviembre a los barones moderados al prescindir de fichajes cuestionados, como el de Juan José Cortés, en el Congreso y situar a la exministra Ana Pastor segunda en su lista, pero fuentes del PP temen que la elección de la experimentada política, amiga de Rajoy, haya sido una coartada. Les preocupa que su líder retome la fallida estrategia de abril, cuando Casado, con un discurso más crispado, bajó a 66 diputados, y recuerdan que cuando Aznar se presentó en Génova para reclamar una renovación urgente tras las elecciones de 2015, Rajoy había logrado 123 escaños.
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