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El día que Podemos firmó la paz con los empresarios y se convirtió en un partido de Gobierno

El acuerdo por el salario mínimo, que se ha firmado este jueves, marca un punto de inflexión. La patronal ha aceptado al grupo de Iglesias y consolida la idea de que el Gobierno durará

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la firma con patronal y sindicatos del acuerdo para subir el salario mínimo interprofesional (SMI), este jueves. En vídeo, entrevista a Yolanda Díaz, ministra de Trabajo y Economía Social.Vídeo: SAMUEL SÁNCHEZ | EPV
Carlos E. Cué

El día de la toma de posesión de Pablo Iglesias como vicepresidente segundo del Gobierno había muy pocas corbatas entre el público. Casi todos eran militantes de Unidas Podemos que gritaron “sí se puede” con el puño en alto al final del acto en el que Carmen Calvo le entregó una cartera que era el símbolo de la coalición. Pero en segunda fila había un hombre inesperado allí, con su impecable aspecto de alto ejecutivo. Era Antonio Garamendi, jefe de la patronal, sentado junto a Unai Sordo, secretario general de CC OO, con quien mantiene una buena relación. No era casualidad. Garamendi estaba lanzando un mensaje que consolidó dos semanas después al firmar por sorpresa un acuerdo sobre el salario mínimo con los sindicatos y Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, persona de absoluta confianza de Iglesias y en ascenso en el Ejecutivo. Ese acuerdo, que esta mañana se ha firmado de forma oficial en La Moncloa con un gran acto con Pedro Sánchez, la patronal y los sindicatos, ha tenido un impacto emocional y político en el Ejecutivo que varios ministros resumen con una idea: “Unidas Podemos se ha hecho mayor. Lleva solo tres semanas pero ya es partido de Gobierno”.

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“Llegan los rojos y empiezan con un acuerdo con la patronal. Nadie se lo esperaba. Pero queríamos estar para subir el salario mínimo, no para dar gritos”, resume un dirigente de la formación de Iglesias. En el PSOE, donde hay alivio con el tono de los ministros de Unidas Podemos, también están gratamente sorprendidos con la reacción de la patronal. Garamendi, no sin coste y tensión interna, ha hecho una apuesta arriesgada pero que tiene mucho sentido, coinciden tanto ministros como sindicalistas.

“Él asume que, diga lo que diga la oposición y algunos medios, este Gobierno va a durar. Y si es así, él quiere negociar. Porque vienen muchas cosas importantes. Algunas serán de gran debate público y otras no tanto. Vienen asuntos clave de detalles sobre contratos públicos, temas delicados para el sector agrario, y la reforma laboral, que tendrá mucha letra pequeña. Él ahora se ha ganado un papel importante como negociador con este Gobierno. Y ha dejado a Pablo Casado fuera de juego”, resume un miembro del Gobierno. El líder del PP, de hecho, se reunió con los sindicatos después del acuerdo y cambió su tono duro para señalar que estaba de acuerdo con la subida del salario mínimo pactada con la patronal, algo que rompe su línea de actuación contra el Ejecutivo. “Garamendi está espantado con la situación política, con la polarización. La CEOE no quiere ser ultra”, resume otra persona que conoce bien al líder de la patronal.

Con la patronal como rompeolas, han llegado otros mensajes del mundo empresarial que ahora no ve a Unidas Podemos con tanto miedo como antes. En el sector financiero, aunque hay excepciones —Josep Oliú, presidente del Banc Sabadell, que se hizo famoso en 2014 cuando propuso “crear un Podemos de derechas”, esta semana ha dicho que el mercado tiene dudas con el Gobierno—, varios interlocutores abogan por la calma porque Iglesias ya no hace los discursos críticos con la banca que le caracterizaban.

El acuerdo del salario mínimo en cualquier caso no está exento de problemas y resistencias. Garamendi tuvo mucha oposición interna, en especial del mundo rural, donde hay salarios muy bajos, y al pacto le ha salido un escéptico inesperado, el presidente de Extremadura, el socialista Guillermo Fernández Vara. Él dijo que tal vez la subida de 2019, que fue una de las mayores de la historia, de 735 a 900 euros, tiene que ver en los malos datos de empleo en su región y en Murcia el último trimestre del año. Yolanda Díaz, que multiplica su presencia en los medios para dar explicaciones, le rebatió rápidamente que los datos de empleo agrario de Extremadura en 2019 son los segundos mejores de la serie histórica. Fernández Vara y Díaz hablaron por la tarde y quedaron resueltas aparentemente las discrepancias, porque el socialista está incómodo al ver que sus palabras eran utilizadas por la oposición de la derecha contra el Gobierno. Fernández Vara en ningún caso planteó un salario mínimo más bajo para Extremadura, sino tal vez ayudas con las cotizaciones. Pero el asunto quedó aparentemente zanjado con la conversación entre ambos.

El Gobierno ha venido para quedarse

Sánchez e Iglesias tenían muy claro, según coinciden fuentes de ambos partidos, que en esta primera fase es clave consolidar la idea de que el Gobierno ha venido para quedarse, siempre que la situación en Cataluña, el gran talón de Aquiles, lo permita. Y ambos están cumpliendo ese plan.

Sánchez respalda totalmente a su socio: en la Ejecutiva del PSOE de este lunes le dijo a los miembros de su cúpula que está muy cómodo con la coalición y no ve ningún problema en la cohesión, que era lo que más le preocupaba en julio, cuando solo unos pocos miembros del ala más izquierdista del PSOE apostaban por la entrada de Podemos en el Gobierno. E Iglesias evita meterse en charcos, para sorpresa de algunos dirigentes. Iván Redondo y Juanma del Olmo, personas de confianza de los líderes, hablan a diario para coordinar la comunicación y sus jefes se mensajean sin parar.

“Los empresarios quieren estabilidad. Y además ven que Podemos no estará en las decisiones económicas clave. Podemos ya no da miedo. Ahora ya hablan solo de retocar los aspectos más lesivos de la reforma laboral. Gobernar es moderar las posiciones. El lío de verdad es Cataluña”, resume un ministro socialista.

El hiperactivo Iglesias, que habla con todo tipo de sectores, tiene buena relación con empresarios importantes catalanes y vascos. Pero en la cúpula del poder económico madrileño siguen encontrando reticencias. “Ese mundo que va al palco del Real Madrid sigue siendo más complicado para nosotros. Pero en el Gobierno se habla con todo el mundo. Llaman y mandan mensajes personajes que para alguien de Podemos es muy sorprendente. La gente no se lo creería”, señala otro dirigente de la formación.

Todo este nuevo ambiente tendrá hoy su puesta de largo en La Moncloa, con la foto del acuerdo de la patronal con Sánchez e Iglesias, que contrasta con una oposición que pide casi cada día la dimisión de un Gobierno al que han acusado de querer adoctrinar a los niños “como en la revolución cubana”. Con apoyo del PSOE, Unidas Podemos ha logrado convertirse en un partido de Gobierno, algo que nunca fue.

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