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Bildu frente a sus sombras

La coalición ‘abertzale’ vive entre el peso de la herencia de ETA y quienes llegaron desde el rechazo claro al terrorismo

El popular Adolfo Suárez Illana, se gira en su escaño durante la intervención de la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua. En vídeo, la bronca que tuvo lugar durante esa intervención.Vídeo: ULY MARTÍN| EPV
Luis R. Aizpeolea

Se han publicado esta semana fotos del exlehendakari Carlos Garaikoetxea en el funeral del expresidente Adolfo Suárez, así como de reuniones de ambos cuando negociaron el Estatuto vasco en 1979. Estas imágenes constituían una réplica a la actitud de Adolfo Suárez Illana, diputado del PP e hijo del expresidente, quien dio la espalda ostensiblemente a los representantes de Bildu durante sus intervenciones en la investidura de Pedro Sánchez. En la misma sesión, Pablo Casado, líder del PP, calificó a los miembros de Bildu de "herederos de ETA". En la actualidad, Garaikoetxea, procedente de Eusko Alkartasuna, está integrado en Bildu.

Suárez Illana despreció desde la Mesa del Congreso la intervención del diputado de Bildu Oskar Matute, procedente de Alternatiba, escisión de Izquierda Unida, que acudió a Ermua en julio de 1997 a manifestarse contra ETA por el asesinato del edil del PP Miguel Ángel Blanco. Otro de los parlamentarios de Bildu es Iñaki Ruiz de Pinedo, que abandonó Batasuna tras romper ETA la tregua de 1998 y regresó cuando desapareció el terrorismo.

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Jon Iñarritu, diputado de Bildu por Gipuzkoa, procede de Aralar, partido abertzale crítico con ETA cuando existió. La cuarta es la navarra Bel Pozueta, madre de uno de los condenados por agredir a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua en 2016. La quinta parlamentaria de Bildu es Mertxe Aizpurua, que procede directamente de Batasuna (brazo político de ETA), cuya intervención desató las iras de la derecha en el debate de investidura de Sánchez.

Bildu, que nació como coalición electoral, fue posible por la desaparición de ETA. Lo explica Iñarritu. "Unos venían de Batasuna y otros de partidos contrarios a la violencia. Desaparecida ETA, que nos separaba, la defensa del derecho a decidir y de los derechos sociales nos unió. Todos los partidos, incluido el PP de Aznar, decían, cuando actuaba ETA, que sin violencia las ideas independentistas podían defenderse por vías políticas. Eso es lo que hicimos con Bildu".

El Tribunal Constitucional legalizó a Bildu justo antes de la campaña a las municipales de 2011, pues sus estatutos rechazan la violencia. Cinco meses después, ETA anunció el cese definitivo del terrorismo. "Nuestros estatutos rechazan la violencia, incluida la de ETA si se produjera. Es obvio que no somos herederos de ETA", recalca Iñarritu.

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La presencia de Arnaldo Otegi, con pasado terrorista, como coordinador general de Bildu ofrece argumentos a quienes dudan de su ruptura con la violencia. Iñarritu señala: "Hemos querido reconocer, como hizo el Sinn Fein con Gerry Adams, el liderazgo de Otegi en el final de ETA. Convenció a las bases de Batasuna para rechazar la violencia y defender por vías políticas la soberanía, provocando una escisión radical, ATA. Esto que no quiere reconocerse a Otegi, nosotros lo hacemos. Solo se recuerda su pasado en ETA, cuya condena cumplió". Iñarritu se refiere a la etapa posterior a la ruptura de la tregua de ETA de 2006 con el atentado en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, que enfrentó a Otegi con la banda pues temía que el terrorismo arrastrase en su caída a su movimiento político. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero reconoció recientemente el papel de Otegi en esa etapa.

El PSOE, y también el PNV, reclaman a Bildu que culmine su recorrido hacia la normalidad: una autocrítica por la pasada complicidad con el terrorismo para lograr su plena homologación. "Tenemos una relación normal con Bildu, pero nos resultaría muy difícil gobernar con ellos mientras no hagan autocrítica de su pasado", coinciden fuentes socialistas y peneuvistas.

PSOE y PNV estiman que desde hace un año Bildu ha paralizado los avances que había hecho en el reconocimiento a las víctimas del terrorismo con los homenajes públicos a etarras excarcelados que regresan a sus casas. "Hieren los sentimientos de las víctimas de ETA y ha reaparecido el discurso más inmovilista", señalan fuentes socialistas.

Oskar Matute justifica su posición: "No se nos acepta pese a la disolución de ETA y a nuestro esfuerzo para conseguirlo. La derecha eleva el listón porque lo que quiere es que desaparezcamos porque somos independentistas". Matute reafirma "el compromiso de Bildu con la verdad, la justicia y la reparación para todas las víctimas: las de ETA, las de la guerra sucia y las de miles de enterrados en fosas y cunetas".

Respecto a la autocrítica sobre el pasado, fuentes de Bildu subrayan: "Acabará imponiéndose. Se necesitaron veinte años desde que se planteó el final de la violencia en 1998 hasta que ETA se disolvió, y solo ha pasado uno desde su disolución. A la derecha le costó 25 años rechazar el franquismo y lo hizo con la boca pequeña".

Tras las últimas elecciones municipales y generales, Bildu se ha consolidado como segundo partido vasco, tras el PNV, y tiene presencia en ayuntamientos y Parlamento vascos, el Congreso y el Senado. "Es normal ver a parlamentarios del PP en despachos de Bildu negociar propuestas para el pleno", recuerda Matute de su etapa como parlamentario vasco y confirman fuentes socialistas. "Por eso Javier Maroto (PP), siendo alcalde de Vitoria, reivindicó la normalidad de las relaciones con Bildu. Oskar Matute y Santiago Abascal, entonces del PP y hoy en Vox, compartieron la ponencia de la Ley de Víctimas, aprobada por unanimidad", añade Iñarritu.

Esa práctica desbarata el discurso oficial del PP de Pablo Casado, quien ha revitalizado la postura de Aznar —"ETA ha entrado en las instituciones"— y ha retomado la patrimonialización de las víctimas del terrorismo. Al percibir que Pedro Sánchez precisaba de la abstención de Bildu, le acusó de ser "cómplice de los herederos de ETA".

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