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Pedro Sánchez apuesta por un Gobierno tecnócrata y social

El líder socialista ha hecho un Ejecutivo alejado de perfiles extremistas

Pedro Sánchez, durante su intervención en el debate de investidura. En vídeo, los periodistas de EL PAÍS analizan los retos de las cuatro vicepresidencias del nuevo Gobierno.Vídeo: REUTERS | EPV
Anabel Díez

Desterrar el miedo, alejar los temores de que España estará gobernada por una coalición de radicales y extremistas. Esa es la primera impresión que el presidente Pedro Sánchez ha querido ofrecer con la elección de sus ministros. Junto a la ortodoxia económica, la presencia de los cinco miembros de Unidas Podemos supone la llegada al Consejo de Ministros de políticos que vienen del 15-M y de Izquierda Unida. Para ellos queda la dimensión social del Gobierno, las relaciones laborales, la igualdad y la defensa de los ciudadanos como consumidores.

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El peso de los ministros y sus políticas se verá en el día a día pero, de entrada, la gestión económica está por encima de cualquier otra de las prioridades. De su éxito dependerá que pueda desarrollarse el ambicioso plan de políticas sociales y bienestar pactado por el PSOE y Unidas Podemos. El equilibrio, y la dificultad, está en que España debe mantener el rigor económico y conservar en Europa su rostro de país serio y cumplidor con los dictados de Bruselas.

Precisamente el equipo económico es el que más ha sorprendido en el PSOE. No por Nadia Calviño, vicepresidenta tercera, y María Jesús Montero, titular de Hacienda y portavoz del Gobierno; tampoco por la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, al frente de despoblación y transición ecológica. El nombramiento de José Luis Escrivá Belmonte, hasta ahora presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) como titular del Ministerio de Seguridad Social, Inclusión y Migraciones ha causado impacto. Este experto en Seguridad Social, con mucho estudio y dedicación a su sostenibilidad, ha elaborado informes conocidos por este y el anterior Gobierno del PP en los que rechaza las visiones catastrofistas. Ahora tiene la oportunidad de poner en marcha sus propuestas. Por obligación debe entenderse con distintos ministerios, pero muy estrechamente con la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, una de las ministras de Unidas Podemos, que como diputada ha tenido gran dedicación en el Congreso a temas de trabajo y pensiones. Las discrepancias entre los ahora socios fueron entonces profundas, hasta el punto que la futura ministra de Trabajo protagonizó la ruptura del Pacto de Toledo, con gran consternación de los socialistas. Llegados al Gobierno, todos estos temas, en principio, están pactados.

Que la economía lo impregne todo. Esta es la línea que ha trazado Sánchez y de ahí el nombramiento de la titular de Exteriores, Arancha González Laya, una técnica de perfil liberal, siempre vinculada al comercio internacional, con puestos de gran relevancia. Su proyección internacional quedó este viernes patente con las muestras de apoyo y elogios que recibió desde ámbitos comunitarios y de las Naciones Unidas, donde trabajaba. De antemano, La Moncloa anticipó que Exteriores tendrá como una de sus misiones impulsar la “diplomacia económica”. Junto a las alabanzas, y sin restar un ápice de reconocimiento a su extenso currículum, hay dentro del PSOE quien considera que en este momento habría sido conveniente un peso pesado de la política exterior. Aunque las felicitaciones efusivas de tres exministros de Exteriores, Javier Solana (PSOE) y José Manuel García-Margallo y Josep Piqué (PP) añaden crédito a la elección de González Laya. Este sábado se han conocido los nombramientos de Carolina Darias, actual consejera de Economía en el Gobierno canario, como ministra de Política Territorial y Función Pública, y José Manuel Rodríguez Uribes, que fue delegado del Gobierno en Madrid, como ministro de Cultura.

Las críticas no le vendrán de momento a Sánchez por el perfil de los ministros, sino por el número de departamentos. El Gobierno de coalición ha hecho que el presidente aumente el equipo de los 17 con los que ha trabajado hasta ahora a cinco más. Nada objetará Unidas Podemos a esta decisión, ni a la composición ideada por el líder socialista. Fuentes de La Moncloa subrayan que los acuerdos con sus socios no incluyen ni el número ni las personas que el líder socialista decida nombrar. Los cuatro ministerios de la formación de Pablo Iglesias, quien encabeza además una vicepresidencia social y la Agenda 2030 para la erradicación de la pobreza, responden “al peso y a la representación” que Unidas Podemos ha obtenido en el Congreso, señalan en fuentes socialistas. Pese al cierto malestar que fuentes de Podemos transmitieron el jueves, tras conocer la decisión de crear una cuarta vicepresidencia, el propio Iglesias quiso este viernes zanjar el asunto y afirmó en su cuenta de Twitter: “Será un honor y un privilegio compartir rango con tres mujeres brillantes de las que tengo mucho que aprender. Y frente a los que busquen sembrar cizaña, compañerismo y trabajo en equipo”.

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Sánchez ha tenido que prescindir de algunos de los ministros con los que había trabajado satisfactoriamente, como las titulares de Trabajo, Magdalena Valerio; de Justicia, Dolores Delgado, y de Sanidad, María Luisa Carcedo, así como el de Cultura, José Guirao. Valerio y Carcedo son sanchistas de primera hora, lo que les costó no pocos enfrentamientos con la que entonces era mayoría en el partido.

Este sábado se ha rematado la composición del Gobierno, y el lunes los ministros acudirán a La Zarzuela a prometer sus cargos ante el Rey. Por pactar, están acordadas hasta las discrepancias en este Gobierno de coalición. Unos y otros tienen libre albedrío para actuar en aquello que no forme parte de la acción de Gobierno. Hoy mismo dirigentes de Podemos acuden a una manifestación en el País Vasco a favor del acercamiento de los presos de ETA a la que no han ido los socialistas.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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