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La soledad del alcalde más importante de Ciudadanos

El regidor de Granada, el más relevante del partido, tiene poco predicamento en su formación y en la alcaldía

Javier Arroyo
El alcalde de Granada, Luis Salvador, con la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, en el Ayuntamiento, el pasado noviembre
El alcalde de Granada, Luis Salvador, con la presidenta del Parlamento andaluz, Marta Bosquet, en el Ayuntamiento, el pasado noviembreMiguel Ángel Molina (Efe)

Granada es la ciudad más importante gobernada por Ciudadanos. Debería ser un emblema para el partido, un lugar de visita obligada para sus dirigentes nacionales o autonómicos; una ciudad preciosa para hacerse fotos y lucir Gobierno. Pero ni el Ayuntamiento ni su alcalde, Luis Salvador, tienen que hacer hueco en sus agendas para recibir a gente del partido. Al fin y al cabo, este no parece especialmente interesado ni en el regidor ni en el destino de la capital granadina bajo su dirección. Salvador, seis años después de su entrada en Ciudadanos, no encuentra acomodo en la formación. Aislado desde hace algunos meses, su soledad se ha acrecentado como consecuencia de las luchas internas de las familias del partido en Andalucía, avivadas tras el abandono de su líder, Albert Rivera. Su cercanía, que ya es historia, al antiguo secretario de Organización, Fran Hervías, y su distanciamiento del líder regional, Juan Marín, se han convertido en un lastre para sus ambiciones dentro de la formación.

La soledad de Luis Salvador es concéntrica: se da en el Ayuntamiento, en el ámbito andaluz y a nivel nacional. “Apenas le quedan unos pocos fieles locales, una quincena como mucho”, dicen fuentes del partido consultadas en Granada. Estas mismas fuentes aseguran que ya apenas tiene apoyo en los órganos de dirección naranja. “Está aislado orgánicamente”, dicen, “y la alcaldía es lo que lo mantiene con vida política”. Luis Salvador, sin embargo, ha contado a este diario que él se siente respaldado. “De hecho, soy el representante del partido en la Federación Española de Municipos y Provincias. El partido me ha elegido para ese cargo”, arguye.

Salvador llegó a Ciudadanos en 2013 tras dejar el PSOE. Como socialista fue senador e intentó ser presidente provincial. No lo consiguió y se fue a Ciudadanos, conservando los amigos justos en el PSOE. Siempre ha sido ambicioso políticamente. Sus apariciones en los programas de televisión de cadenas de derechas le pusieron en el punto de mira de Albert Rivera, que lo fichó. Años después, desde Madrid reconocen que esa admiración quedó atrás hace tiempo. De hecho, dicen, Salvador tiene pocos teléfonos que marcar en busca de cariño. Apenas el de José Manuel Villegas, secretario general. “Y porque su misión es conservar el partido en calma”, apostillan. Hace años, añaden, que perdió el favor de Rivera. Salvador explica que su relación con Arrimadas “es muy buena”. “Y, además, ella es mi candidata”, añade. En la sede madrileña explican que Salvador tuvo como defensor a Fran Hervías, responsable de la expansión municipal de Ciudadanos y con orígenes granadinos. Ahora, cuenta alguien que ha hablado con Hervías, este reconoce su decepción con Salvador. Hervías lideró la lista al Congreso por Granada en las últimas generales —no consiguió escaño— y, volviendo a las fotos como termómetro, es casi imposible encontrar una de ellos juntos en la última campaña.

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En el ámbito andaluz, la relación entre Salvador y el líder del partido en Andalucía, Juan Marín, ha alcanzado el equilibrio necesario entre dos cargos institucionales relevantes. Lo que fue una “enemistad manifiesta”, según definen en su entorno en Granada, se ha neutralizado gracias al puesto que ambos ocupan. “Tengo una fantástica relación con él. Viene a Granada y Marín está a lo que necesito y en línea conmigo. Tuvimos problemas, pero eso está ya olvidado”, apunta Salvador. El entorno de Marín cuenta, por su parte, que se llevan “bien, como corresponde a los dos cargos que ostentan, pero personalmente distantes”.

En el Ayuntamiento granadino, Ciudadanos tiene la alcaldía con cuatro de los 27 concejales que suma la corporación. Los siete votos del PP y los tres de Vox le sirvieron para ser alcalde, tras una negociación muy tormentosa en Granada. La consecuencia de la pugna es que Sebastián Pérez, vicealcalde, y Salvador apenas hablan. Los cuatro concejales de Ciudadanos tampoco son una piña. Sin apenas contacto con sus números dos y tres, Salvador sí tiene trato fluido con José Antonio Huerta, su cuarto concejal.

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