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Los paquetes de Cádiz a Reino Unido que ocultaban marihuana de una violenta banda de narcos chinos

La Guardia Civil acaba con una organización, caracterizada por su violencia, que llegó a mover 800 kilos de cannabis en apenas siete meses, según fuentes de la investigación

Un guardia civil delante de un coche patrulla, en una imagen de archivo. En vídeo, la tortura a la que fue sometido uno de los traficantes.Foto: atlas | Vídeo: EP / atlas
Jesús A. Cañas

Un hombre está tendido en el suelo en posición fetal mientras se retuerce de dolor. Tres personas a su alrededor le increpan y le pegan con una vara en las piernas, los brazos y los costados mientras él implora con gestos de dolor que paren. La tortura a la que fue sometido es solo una pequeña muestra de “la violencia y crueldad” con la que supuestamente actuaba una banda de ciudadanos chinos detenidos por traficar con marihuana desde Cádiz a Reino Unido a través de envíos con empresas de paquetería, según asegura la Guardia Civil.

La denominada Operación Gozila suma diez detenidos en Cádiz, Madrid, Sevilla y Pontevedra, entre los que se encuentran los supuestos cabecillas de esta mafia, residentes en Madrid, pero que se desplazaban habitualmente al sur, donde supuestamente adquirían la droga. Según las investigaciones, la banda fue capaz de construir un prolífico entramado de envíos de apariencia legal con el que fueron capaces de mover hasta Reino Unido 821,6 kilogramos de marihuana en 83 envíos, en apenas siete meses. Para intentar despistar, expedían bultos a Alemania, Francia, Italia, Hungría y Holanda, donde otros compinches los derivaban a su destino final en Reino Unido.

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La organización dio sus primeros pasos en el narco con la puesta en marcha de cultivos de marihuana, aunque, según las pesquisas, pronto se dieron cuenta de que era menos arriesgado y cómodo adquirir la droga. Según explica un agente de la Comandancia de Cádiz, encargada de dirigir de la operación, compraban a productores locales de Jerez de la Frontera, “con precio cerrado de antemano”. Fue gracias a estos acuerdos como el Instituto Armado se percató de la presencia de unos ciudadanos asiáticos, residentes en el barrio madrileño de Usera, que viajaban  con frecuencia a Cádiz para cerrar los tratos.

Y eso que los arrestados se preocupaban de no dejar rastro de su actividad delictiva. Según los investigadores, camuflaban sus envíos de paquetes mediante el envío de mercancía de China, utilizando entidades bancarias del país asiático y empresas legales —como un restaurante asiático de Cádiz— como tapadera. Una vez secada, los sospechosos envasaban la droga al vacío y la preparaban en paquetes en los que introducían sustancias para camuflar el olor.

El primer destino de la mercancía solía ser la dirección de un piso turístico —se han registrado hasta 28 diferentes— que alquilaban en ciudades de terceros países, donde otros colaboradores de la banda recibían los bultos y los volvían a reenviar sin abrir a su destino final en una localidad de Reino Unido que la Guardia Civil aún no ha desvelado, a la espera de nuevas fases de la investigación. En Alemania, las autoridades policiales han realizado hasta 20 registros y detenciones de personas se relaciona con esta red, según explican fuentes de la Guardia Civil gaditana.

La violencia de la banda era tal que llegaron a grabarse a sí mismos torturando a un subordinado de la organización a quien consideraban culpable del extravío de un envío. “Lo hicieron y mostraban como aviso a navegantes”, asegura un agente que destaca la crueldad con la que solían actuar. Tras “golpearle sin piedad” con una barra de hierro en varios escenarios, le acabaron abandonado con multitud de fracturas en las proximidades del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

La agresividad de los investigados queda también patente en la pistola con munición marca Glock que los investigadores han localizado en unos registros en los que también han podido decomisar 400 plantas de marihuana, 30 kilos de cannabis listos para enviar, 22.000 euros en efectivo, tres vehículos y diversa documentación que ahora se está analizando. De los diez investigados, siete eran ciudadanos de origen chino y tres españoles; nueve de ellos han ingresado ya en prisión preventiva por orden del Juzgado Número 1 de El Puerto de Santa María, que ha dirigido la investigación. A todos se les imputan delitos de tráfico de drogas, pertenencia a organización criminal, defraudación de fluidos y tenencia ilícita de armas.

Una operación compleja

La operación Gozila es la primera en la que la Guardia Civil de Cádiz ha descubierto presuntamente a una mafia de origen chino que, desde Cádiz, traficaba internacionalmente con marihuana. En total, han sido más de seis meses de investigación que han permitido detener a los principales sospechosos y conseguir documentación para posibles nuevas pesquisas, centradas ya en delitos asociados como el blanqueo de capitales. Pese al escaso tiempo de actuación policial, el trabajo no ha sido sencillo. Además de las precauciones que los supuestos narcos emplearon para evitar ser descubiertos, los agentes se toparon con la barrera idiomática. “Los investigados hablaban en fuqing, mandarín y qintian, todos ellos dialectos del chino, haciendo sumamente difícil hasta la labor de los traductores”, aseguran desde la Guardia Civil de Cádiz.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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