La negociadora que siempre va de frente
Pedro Sánchez fía la investidura a Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, una interlocutora discreta y respetada
Una llamada ajena a la gobernabilidad de España interrumpió el 3 de diciembre la segunda reunión entre los equipos negociadores del PSOE y ERC. Pasadas las seis y media de la tarde Adriana Lastra (Ribadesella, Asturias, 40 años) supo, cuando ya llevaba una hora al frente de unas conversaciones delicadísimas de las que depende la formación de Gobierno, que el crack que varios diputados juraban haber escuchado esa mañana durante las votaciones de la Mesa del Congreso no era una exageración del momento. Los servicios médicos del Hospital Ramón y Cajal le informaron de que se había roto el tobillo izquierdo. La vicesecretaria general del PSOE siguió como si nada otra hora y media, hasta que ambas partes dieron el encuentro por concluido, pese a que lo único que había tomado para aliviar el dolor en todo el día era un ibuprofeno. Luego regresó al hospital para que le escayolaran la pierna. Entonces y ahora su obsesión es obtener los apoyos para formar Gobierno. Un encargo directo de Pedro Sánchez. Y nada fácil.
“Es tenaz, no se rinde nunca y tiene una profunda cultura de partido”, resume José Luis Ábalos cuando le preguntan por la determinación de la número dos del PSOE. La abstención de los 13 diputados de Esquerra es la última misión imposible en la que Lastra y el secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento en funciones han vuelto a cabalgar juntos. Como vienen haciendo desde el comité federal del 1 de octubre de 2016 en el que Pedro Sánchez renunció como secretario general. “Hemos compartido momentos de mucha soledad”, asiente Ábalos sobre los siete meses contra los elementos hasta la reelección de Sánchez en primarias.
Elena Valenciano la considera “del tronco” del PSOE y valora su feminismo
Un tiempo que forjó unos vínculos férreos. También reencuentros. “La considero del tronco del PSOE”, afirma Elena Valenciano, la primera mujer que desempeñó la vicesecretaría general del PSOE durante el mandato de Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido el pasado mayo. “Cuando abrazas a la gente sabes quién lo siente y quién no. A pesar de las diferencias que habíamos tenido, Adriana se mostró como una compañera y una amiga. Se volcó en la organización y la capilla ardiente”, recuerda Valenciano. Pero si hay algo que valora es el feminismo de Lastra “cuando en el PSOE no estaba de moda serlo”. “Ahora está a la orden del día, pero cuando empezamos hace 20 años ella estuvo ahí. Para mí eso es fundamental”, remarca.
Las primarias también provocaron rupturas abruptas. Una de las más significativas fue entre Lastra y Javier Fernández, en cuya ejecutiva entró con 21 años tras foguearse en las Juventudes. Lastra se moldeó en un entorno con una fuerte impronta obrera, que no se da en otras federaciones socialistas, hasta que en 2015 dio el salto a la dirección federal. La relación con el expresidente y exsecretario general del Principado se truncó el día que asumió la presidencia de la gestora que dirigió el PSOE hasta el regreso de Sánchez en volandas de la militancia. Con Lastra a su lado.
“Va de frente. Se la ve venir a kilómetros. Si te tiene que decir algo lo hará a la cara. Se agradece en este mercado”, comparte Santos Cerdán, secretario de Coordinación Territorial, que también es clave en la sala de máquinas de Sánchez desde las primarias. “Lealtad es decir lo que uno piensa, guste o no. También al presidente. Y una vez se toma la decisión todos a una”, piensa Lastra.
Ser tan directa le ha granjeado cierta fama de arisca: la Asociación de Periodistas Parlamentarios le otorgó el año pasado el premio de Castigo para la prensa. Lastra no fue a recogerlo. Desde entonces cuida más a los medios, aunque siga haciendo gala de su discreción. Un ejemplo: Lastra apoyaba en verano un Gobierno de coalición con Unidas Podemos. No trascendió, con lo que hubiera supuesto. Seis meses después, las fugas de información se han taponado en las negociaciones con ERC y los demás partidos a diferencia de la retransmisión en directo de las negociaciones fallidas de julio. “No se anda por las ramas”, interviene la presidenta de La Rioja, Concha Andreu, que reivindica el ejemplo de Lastra para las mujeres. “Es valiente como todas las que nos encontramos tirando de las riendas [en puestos de relevancia]. Eso es ser valiente”. “Tiene arrojo y las cosas muy claras. Sabe hasta dónde puede llegar”, añade María Chivite, la presidenta de Navarra.
Los críticos que Lastra arrastra desde las primarias la atacan por la falta de una licenciatura en su expediente. Como Patxi López o Miquel Iceta, otros dos referentes del socialismo. “La política es muchas cosas, es una vocación y un oficio que se aprende. Yo mismo he sido concejal, diputado y he trabajado en el gabinete de la presidencia del Gobierno de España, así que algo se me habrá quedado. Adriana es una dirigente de primer nivel experimentada, con unos principios muy sólidos e instinto político. De lo contrario no estaría negociando algo tan crucial como una investidura”, dice el primer secretario del PSC.
Y es aquí donde la confianza que ha construido con el resto de partidos en el año y medio que lleva como portavoz en el Congreso puede jugar un papel trascendental. Si hay una cualidad que resaltan los interlocutores consultados de otras fuerzas es la capacidad de Lastra para empatizar. También dicen que ha aprendido mucho en este tiempo. Uno de ellos explica bajo anonimato que, al ser tan directa, nunca se generan falsas expectativas. Los malentendidos no son posibles. “Solo tiene una cara. Es de palabra. Aparte, tiene una gran capacidad de negociación, entre otras cosas porque sabe interpretar perfectamente a sus interlocutores y sus ideas. Se pone en el lugar del otro”, dice Adrián Barbón, presidente de Asturias y de la quinta de Lastra. En Unidas Podemos hacen hincapié en que la relación es buena y la comunicación fluida. Desde el primer momento, no solo desde que se busca un Gobierno de coalición.
“Ha sido nuestra ministra más importante porque ha sido capaz de sacar adelante toda la acción legislativa, más de una treintena de decretos leyes, con tan solo 84 diputados”, aprecia un alto cargo de La Moncloa. “Genera una confianza que le permite unos consensos impensables. Tiene una inteligencia fina que le permite ver movimientos muy en largo”, apunta Rafael Simancas, su segundo en el Parlamento, que en las primarias apoyó a Patxi López. Felipe Sicilia, portavoz adjunto en el Congreso, optó por Susana Díaz. Lastra no hace distinciones. Todos son el PSOE. “Es la vicesecretaria general pero huye del protagonismo. En campaña iba donde fuera necesario. Aunque no fueran grandes actos. Eso es muy significativo”, concluye Guillermo Fernández Vara, el presidente de Extremadura.
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