Vox entra en la Mesa del Congreso sin que lo impidan el PSOE y el PP
La socialista Meritxell Batet es elegida de nuevo presidenta del Congreso con los votos de Unidas Podemos y otros grupos
La socialista Meritxell Batet ha salido elegida este miércoles de nuevo presidenta del Congreso de los Diputados en segunda votación con 166 papeletas a favor frente a las 140 que sumó la candidata alternativa, la popular Ana Pastor. Batet dirigirá una Mesa en la que la izquierda tendrá seis de los nueve miembros –tres del PSOE y tres de Unidas Podemos– y en la que se sentará, con la vicepresidencia cuarta, Ignacio Gil Lázaro, de Vox, después de que fracasara el intento de la izquierda de aplicar un cordón sanitario al partido de extrema derecha. El PP hizo una propuesta de última hora que dejaba fuera a Vox, pero el PSOE no la aceptó porque implicaba que los socialistas cedieran a los populares la vicepresidencia primera. Los socialistas replicaron esta misma mañana reafirmando su oferta de bloqueo a Vox a cambio de tres cargos para el PP y uno para Cs.
Tampoco prosperó la alianza que intentaron PP y Ciudadanos para dividirse con Vox los cuatro miembros inicialmente previstos para el bloque de la derecha, de modo que los populares acabaron votando a sus propios aspirantes en la elección para elegir a los cuatro vicepresidentes. Ello propició que Vox lograra la vicepresidencia para Gil Lázaro, exdiputado veterano del PP, y que Ciudadanos se quedara fuera del órgano. En la votación de los cuatro secretarios, el PP cedió como un gesto político parte de sus votos a Ciudadanos, aunque no fueron suficientes para que este partido lograra un puesto. De este modo, la derecha queda en clara minoría en la Mesa, con tres de los nueve asientos, dos del PP y uno de Vox.
La votación determinante de la Mesa del Congreso, la de los cuatro vicepresidentes, se resolvió al final con 108 votos para Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), que será el vicepresidente primero, con 101 para Ana Pastor (PP), que será la vicepresidenta segunda, con 77 para Gloria Elizo (Unidas Podemos), que será la tercera, y con 52 para Ignacio Gil Lázaro (Vox), que será el cuarto. El resultado de la votación fue un reflejo de las complejas alianzas que se han fraguado hasta el instante final de introducir la papeleta en las urnas y del sistema de votación, simultáneo y secreto. Los grupos de la izquierda sí se apoyaron entre ellos mientras que el candidato de Vox recibió solo los votos de sus diputados y quebró aún más la desconfianza mutua con el PP.
Un dirigente de En Comú Podem, Gerardo Pisarello, se tomó ese éxito de la que calificó como una "jornada agridulce" como un ejemplo de que la alianza del "bloque plurinacional" que triunfó en la moción de censura contra Mariano Rajoy puede hacer posible ahora de nuevo una investidura al Gobierno progresista de Pedro Sánchez.
Vox contaba también con obtener una de las cuatro secretarías, pero se quedó sin ella y se lo tomó especialmente mal con el PP, que en ese caso apoyó, sin éxito y con algunos diputados, al candidato de Cs. “Si el PP, en lugar de apoyar a Cs, que era un voto inútil porque no iba a salir, hubiera apoyado a Vox con 18 votos, habría una secretaría del PP y otra de Vox. Como ha decidido no apoyarnos, hay tres secretarías de la izquierda. El PP es absolutamente responsable de una situación muy irresponsable”, denunció en un comunicado el partido de ultraderecha. El portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, abundó en la misma línea: “El PP aplica el cordón sanitario y permite que entre un miembro adicional de Podemos, antes que apoyar a Vox, el tercer grupo de la Cámara”.
El PSOE cedió parte de sus votos a Podemos para que su candidata, Gloria Elizo, sumara las papeletas necesarias para llegar a ser la vicepresidenta segunda, por delante del PP. El PSOE nunca estuvo dispuesto a poner en juego el cargo de vicepresidente primero para pactar con los populares una solución que le otorgaba el puesto a estos y dejaba fuera a Vox. Ese cargo es el que sustituye a la presidenta cuando se ausenta y preside un órgano interno tan relevante como la mesa de contrataciones de la Cámara.
Al conocerse la votación, empezó el cruce de reproches. El PSOE entiende que el PP es el máximo responsable de impedir el cordón sanitario contra Vox al no aceptar la oferta que su portavoz, Adriana Lastra, le había planteado varias veces y que reiteró este martes al secretario general de los populares, Teodoro García Egea, de quedarse con tres miembros de la Mesa y dejar otro para Ciudadanos. El PP esgrimió que no quería aislar a Vox, un partido al que considera constitucionalista. Al término de la sesión, Casado, Egea y numerosos parlamentarios de base del partido se volcaron en Twitter para repetir la misma consigna contra el PSOE y Vox. Casado sentenció: “La división del centro y la derecha es el salvavidas de Sánchez”.
El PP intentó primero con Vox una jugada que no le salió. García Egea mantuvo una charla con el negociador de Cs, José María Espejo, y varias conversaciones con el partido de Abascal para que esa formación ultra renunciase a uno de los dos cargos que creía que le correspondían por número de escaños, 52, y por ser la tercera fuerza de la Cámara. Vox se negó a ceder ese puesto a Cs y avisó de que votaría a sus propios aspirantes. Y lo hizo.
La nueva líder de Cs, Inés Arrimadas, reaccionó contra Vox y PSOE en Twitter: “El PSOE ha preferido que esté Vox en la Mesa del Congreso a Cs; y Vox ha preferido que esté Podemos a Cs. Esa es la realidad. El resultado: en vez de José María Espejo, que luchó desde la Mesa del Parlament contra el golpe de Estado, estará [Gerardo] Pisarello, la mano derecha de [la alcaldesa de Barcelona, Ada] Colau”.
Tras fracasar en su intento de que Vox otorgara un puesto a Ciudadanos, el PP viró su estrategia hacia el PSOE. Los de Pablo Casado propusieron a los socialistas que presentasen un segundo candidato a las vicepresidencias, además del de Unidas Podemos. La idea del PP era que todos los votos de la izquierda se concentrasen en esos aspirantes, que de ese modo superarían en número de apoyos a Vox y dejarían fuera al partido ultra. Los populares se quedarían así con tres componentes en la Mesa, aunque estaban dispuestos a ceder uno a Ciudadanos. Esa opción no fue aceptada por el PSOE porque, al repartirse los votos de la izquierda entre tres candidatos, esto podría implicar perder la vicepresidencia primera en favor de los populares.
En el turno de votar a los cuatro secretarios se comprobó que Vox se quedaba fuera, pero también que las maquinarias de los partidos habían afinado al máximo a la hora de prestar apoyos. Por parte de la mayoría progresista de la Cámara se presentaron tres aspirantes y otros tres por la oposición conservadora. Los candidatos de Vox, José María Figaredo (52 votos), y de Cs, José María Espejo (43), no superaron el corte de 58 votos para salir elegidos. Este fue el número que recabó el diputado del PP, Adolfo Suárez Illana, que sí será el secretario cuarto. Podemos logró un tercer miembro en la Mesa con el secretario tercero, Javier Sánchez Serna, que llegó hasta 60 votos, más que los 35 suyos. ERC avisó antes de la sesión de que sus 13 parlamentarios votarían a los propuestos por Podemos para que prosperase el cordón sanitario a Vox. Y así sucedió.
El único problema en esa votación de los secretarios fue determinar, en segunda instancia, quién era el secretario primero y el segundo. La socialista Sofía Herranz y el diputado de En Comú Podem Gerardo Pisarello empataron en un primer intento a 67. Hubo segunda votación para resolver esa incógnita y ganó Pisarello con 91 votos frente a los 87 de Herranz.
Batet pide "prudencia, respeto y diálogo"
La reelegida presidenta del Congreso, la socialista Meritxell Batet, se reservó unos minutos al final de la sesión para un discurso institucional en el que recomendó a los parlamentarios "prudencia, respeto y diálogo". Y en primer lugar sobre el ejercicio del poder: "El poder nos da cosas tan importantes como la capacidad de cambiar el mundo, pero no nos da otras que son igual de importantes. Por ejemplo, el poder no nos da la razón, y eso nos obliga a la prudencia".
La presidenta de las Cortes ha aludido también a la situación política compleja actual, con un Parlamento con mucha fragmentación y posiciones muy antagónicas, pero lo ha hecho para reclamar "respeto" al trabajo de todos: "Resulta asombroso que, después de lo vivido y padecido, todavía hoy sean actuales las palabras que Fernando de los Ríos pronunciara aquí mismo al comienzo de la década de los treinta del siglo pasado al afirmar que en España, lo verdaderamente revolucionario es el respeto”.
Batet retomó palabras de El Quijote para reinterpretarlas en la actualidad: "Nos conviene a todos saber quien habla desde la tribuna de oradores, pero sobre todo le conviene saberlo al que habla. No es prudente encumbrarse demasiado, no solo por decoro, sino porque a ciertas alturas falta el oxígeno y, sin oxígeno, falla el razonamiento".
La presidenta de la Cámara baja abogó por el diálogo para solventar problemas: "Puede parecernos que nuestra fragmentación y la disparidad de nuestras posiciones harán estéril cualquier diálogo. Pero quien eso crea hará bien en pensar que el diálogo es en la política lo que el trabajo de investigación básica es en la ciencia".
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