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Cálculos endiablados para formar la Mesa

Sin un acuerdo con el PP la izquierda no puede aislar a Vox sin renunciar a la vicepresidencia primera

Bernardo Marín
Fachada del Congreso de los Diputados.
Fachada del Congreso de los Diputados.

PSOE y Unidas Podemos se han propuesto excluir a Vox de la Mesa del Congreso. Pero la fórmula para lograrlo se antoja muy compleja si el PP no accede a sumarse a un acuerdo y si la izquierda quiere mantener además el puesto clave de la vicepresidencia primera de la Cámara. Los cálculos se complican porque el voto es individual y secreto y reina la desconfianza entre partidos tras haberse traicionado los pactos en otras legislaturas.

Para elegir los cuatro vicepresidentes, el artículo 37 del reglamento determina que cada diputado escriba en la papeleta el nombre de un candidato. Y que sean designados los cuatro que recaben más apoyos. Si hay empate, se convocarán votaciones sucesivas hasta romperlo. Como la quinta parte de los 350 diputados del Congreso son 70, con 71 apoyos un partido se aseguraría uno de los puestos, porque no podría haber otros cuatro con igual o mejor resultado.

Sin embargo, se puede conseguir una vicepresidencia con menos votos. Por ejemplo, en la X Legislatura, tras las elecciones de 2011 que ganó el PP, fueron elegidos dos vicepresidentes con menos votos de los 52 que ahora tiene Vox: Dolors Montserrat, del PP (50 votos), y Jordi Jané (47), de CiU. En la actual legislatura, si cada partido votara por ejemplo a uno de los suyos, el PSOE sacaría 120 votos; el PP 89; Vox, 52; y Unidas Podemos, 35, y obtendrían un puesto cada uno.

Si el PP prestara 19 votos a Vox —algo que parece descartado después de fracasar un pacto a tres bandas con Ciudadanos— la formación de Santiago Abascal se aseguraría una de las vicepresidencias. Pero, aunque no lo haga, si no hay acuerdo entre los populares y el bloque de izquierdas, PSOE y Podemos tendrían que articular alguna estrategia para dejar sin representación a la extrema derecha en la Mesa. El bloque de izquierdas necesitaría entonces repartir sus fuerzas para apoyar a tres candidatos que obtuvieran cada uno al menos 53 votos (uno más de los que tiene Vox, 159 apoyos en total), dando por hecho que el centroderecha obtendría el otro puesto (tienen seguros los 89 del PP y los dos de Navarra Suma). PSOE y Podemos, que agrupan 155 escaños, podrían alcanzar esos 159 con relativa facilidad, sumando por ejemplo cuatro de los seis del PNV o tres de Más País y otro de los regionalistas cántabros, por ejemplo.

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Sin embargo, esta opción pone en serio riesgo que el bloque progresista mantenga la vicepresidencia primera (que ocupa el más votado y sustituye al presidente cuando este se ausenta), porque la dispersión de su voto facilitaría que el candidato del PP se alzara con el primer puesto.

Aislar a Vox y retener la vicepresidencia primera se convierte así en una misión casi imposible para PSOE y Podemos. Necesitarían situar a dos candidatos con 53 votos y a otro con 92 (para adelantar al PP, que podría alcanzar 91 con Navarra Suma). Eso les obligaría a congregar (y distribuir correctamente) un total de 198 votos. Sin embargo, aunque recabaran el improbable apoyo de todos los grupos nacionalistas e independentistas, se quedaría en 197. Aun así podrían lograr su objetivo concentrando 52 votos en un diputado (53 en otro y 92 en el tercero), porque es más que probable ganar el desempate al candidato de Vox. Pero la estrategia no podría prosperar si Ciudadanos decide apoyar al PP

Otra opción sería que los bloques de centroderecha y la izquierda llegaran a un acuerdo. Esta posibilidad está descartada, según fuentes populares y socialistas, pero los cierto es que ambos podrían verse beneficiados por el pacto. La izquierda conseguiría cómodamente dos vicepresidencias (incluida la primera, que obtienen con facilidad concentrando parte del voto). Y el centroderecha podría llevarse las otras dos, ya que PP, Ciudadanos y Navarra Suma reúnen 101 escaños y con cinco votos prestados estarían en disposición de hacer que dos de sus candidatos tuvieran más apoyos que el de Vox.

El partido de Abascal se quedaría fuera del órgano de Gobierno de la Cámara si tampoco obtuviera ninguna de las cuatro secretarías, cuya elección se efectúa por el mismo procedimiento, aunque en este caso no es tan decisivo ser el más votado.

Información actualizada el lunes 3 de diciembre a las 11.00

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Sobre la firma

Bernardo Marín
En EL PAÍS desde 1997, es jefe de boletines en el equipo de Estrategia Digital. Antes fue integrante de la Unidad de Edición, redactor jefe de Tecnología, director de Retina, subdirector de las ediciones impresa y digital, y responsable y fundador de la redacción de México. Es profesor de la Escuela de EL PAÍS y autor de 'La tiranía del clic'.

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