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Bruselas ve peligrar el papel de España en la UE por la inestabilidad política

La Comisión Europea urge a formar un Gobierno lo más rápidamente posible

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la canciller alemana Angela Merkel en Bruselas, el 18 de octubre.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a la canciller alemana Angela Merkel en Bruselas, el 18 de octubre.Getty

La interminable inestabilidad política que atenaza a España preocupa más en Bruselas que el repentino ascenso de la extrema derecha. Las instituciones comunitarias esperan en vano desde hace cuatro años que España se dote de un Gobierno con capacidad de acometer reformas económicas y de sumarse al liderazgo de un club europeo en plena transición. Pero las elecciones del 10-N no han deparado la estabilidad anhelada por Bruselas, sino un panorama político aún más fragmentado.

Las urnas, además, han devorado a Ciudadanos (Cs), el complemento liberal soñado por Bruselas para un Gobierno progresista y europeísta. Y han propulsado a Vox, una formación que hace gala de su hostilidad hacia unas instituciones europeas definidas por el líder de la formación, Santiago Abascal, como "una secta en la que se persigue a quien quiere salir".

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"A ojos de Bruselas, España ha dejado pasar la gran oportunidad que hubiera sido un Gobierno del PSOE y Cs", lamenta una fuente diplomática. "Ese tren no volverá a pasar y ahora falta por ver si el PP resiste como referencia conservadora", añade.

El escenario resulta inquietante para unas instituciones que confiaban en España como uno de los puntales para la próxima legislatura comunitaria, a punto de arrancar de manera efectiva con la toma de posesión de Ursula von der Leyen como nueva prevista de la Comisión Europea (a partir del 1 de diciembre si se cumple el calendario previsto).

La incertidumbre que deja el 10-N sobre la formación de un Gobierno operativo y estable pone ahora en duda el papel que puede jugar España en un periodo en el que, en solo 100 días después de su toma de posesión, Von der Leyen planea sentar las bases de una nueva política industrial y de clima, una política de asilo coordinada o una política social reforzada (con normas sobre salario mínimo).

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"Vamos a seguir de cerca el proceso [poselectoral] con la esperanza de que desembocará lo más rápidamente posible en la formación de un Gobierno", ha urgido este lunes Mina Andreeva, la portavoz oficial de la Comisión Europea. Andreeva ha advertido que la configuración de un nuevo Ejecutivo "es importante para que España pueda seguir desempeñando un papel activo en Europa y más allá de Europa".

La interrogante colocada por la Comisión sobre el papel activo de España en ausencia de un Gobierno estable delata la preocupación que rezuman los pasillos comunitarios por la situación de bloqueo en que parece haber caído la cuarta economía de la zona euro.

Con cuatro elecciones en cuatro años, unos Presupuestos Generales prorrogados y un Gobierno en funciones desde hace más de seis meses, España ha pasado a disputar el liderazgo de la inestabilidad a países como Italia o Bélgica. Y a diferencia de esos dos países, que logran mantener un gran ascendiente en Bruselas pase lo que pase en sus respectivos ejecutivos, España tiende al ensimismamiento y a descuidar el flanco exterior cuando arrecian los problemas internos como los que sacuden el panorama político desde 2015.

Fuentes comunitarias creen que Pedro Sánchez, tras su victoria del domingo, deberá volcarse en la búsqueda de alianzas tan laboriosas y restringidas a puntos concretos como inestables. Y con esa volatilidad en casa, dudan de que el futuro Gobierno español pueda prestar atención a los debates en marcha en un club europeo que, tras el Brexit (31 de enero de 2020), afrontará su propia crisis de identidad y sus posibilidades (o no) de refundación.

Otros ultras

La inquietud en Bruselas es mucho menor en relación con el ascenso de Vox, que llega cuando la ultraderecha ya se ha afianzado en una gran parte de los países de la UE. "Nunca nos inquietamos cuando la gente vota, es la democracia", zanja la cuestión la portavoz de la Comisión Europea.

"A pesar del espectacular crecimiento de Vox, el apoyo al proyecto europeo sigue estando garantizado en el espectro político español", relativiza también Alberto Alemanno, profesor titular de la cátedra Jean Monnet de Derecho Europeo en la École des Hautes Études Commerciales de París.

Pero Jorge Galindo, doctor en Sociología por la Universidad de Ginebra y estudioso de los movimientos ultraderechistas en Europa, subraya que, tras el 10-N, la fuerza parlamentaria de la ultraderecha española, con un 15%, "ha pasado de golpe a situarse en la media europea, en torno al 17%". Todavía queda un salto hasta el 45% de Polonia (Pis), el 22% de Italia (Liga) o el 21% de Francia (RN). Pero la celeridad de la radicalización de una parte del electorado español puede hacer que esa brecha mengüe rápidamente.

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