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Las cifras nunca son buenas, sino menos malas. 220 personas murieron en accidentes de tráfico durante los meses de julio y agosto. Es la cantidad más baja desde que se tiene registro (los mismos números que en 2014). Durante el mes pasado los fallecidos fueron 101, lo que supuso el mes de agosto con menos siniestralidad desde que hay registros (1993). Así lo ha informado este miércoles el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tras informar del balance del dispositivo de seguridad desplegado este verano.

El dato de agosto cobra relevancia al ser el mes con más desplazamientos en la red interurbana: 47,8 millones de personas según las cifras de la Dirección General de Tráfico (DGT). Hubo dos días de ese mes en donde no se registraron muertes: el 1 y 12. A pesar de ser el verano con menor siniestralidad, Grande-Marlaska ha alertado de la necesidad de seguir concienciando para que la gente no consuma bebidas embriagantes y drogas al volante. Ha recordado que los datos en 2018 arrojaron un importante número de fallecidos con altas tasas de alcohol (24% de 1.180): “No se trata de una copa de más. Todas las copas están de más”.

La mayoría de los accidentes ocurrieron durante las tardes (de dos a ocho) y eran personas mayores de 45 años. Esto se explica, asegura el ministro, por el consumo de bebidas alcohólicas a la hora de la comida. Uno de los esfuerzos realizados durante el operativo del verano fue la instalación de 28 nuevos radares y 1,1 millones de pruebas de alcoholemia.

Los tramos más peligrosos siguen siendo las carreteras convencionales. 70% de los accidentes mortales (154) ocurrieron en esas vías, a pesar de que el pasado enero se redujo el límite de velocidad de 100 a 90 kilómetros por hora.

Las cifras arrojan un descenso excepto en un demográfico: los usuarios vulnerables (peatones, ciclistas y motoristas). En agosto y julio representaron cuatro de cada diez muertes. Y, en los cascos urbanos, el dato es todavía mayor: 80% de los fallecimientos.

Entre los usuarios vulnerables, los motoristas han sido los más accidentados, al registrar 62 muertes. Marlaska ha pedido “no criminalizarles”, ya que uno de cada dos siniestros mortales fue por culpa de un automovilista y no de los conductores de motocicletas. Para hacer frente a esta estadística la DGT realiza pruebas para instalar airbags en estos vehículos.